¿Alonso Sánchez Huelva descubrió América?

«Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España y que iba cargada de mercadería para Flandes o Inglaterra, o para los tractos, la cual, corriendo terrible tormenta, y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella, vino diz que, a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió.» Fray Bartolomé de las Casas Dicen que «cuando el río suena es porque piedras trae» y sobre el descubrimiento de América se han generado muchos rumores, que como el viento, trae a nosotros a través del tiempo la duda sobre uno de los sucesos más importantes de la historia. Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los que llegó a tener información de aquel posible suceso que llevó a Alonso Sánchez Huelva a ser el primer español en pisar el Nuevo Mundo. El escritor venezolano, Francisco Herrera Luque, añade esta anécdota en la novela «La Luna de Fausto», una de sus obras literarias más importantes. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El marinero anónimo Luego de la llegada de Cristobal Colón a América corrió el rumor que decía que este no había sido el primero en llegar. La historia cuenta que un navegante se vio envuelto en una terrible tormenta que lo hizo desviar su ruta y terminar en lo que al parecer, será Santo Domingo. Garcilaso Vega fue quien le dio nombre a aquel navegante, a principios del siglo XVII. Así nos cuenta el cronista: Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, uno más o menos, un piloto natural de la villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contratava por la mar, y llevava de España a las Canarias algunas mercaderías que allí se le vendían bien, y de las Canarias cargava de los frutos de aquellas islas y las llevava a la isla de la Madera, y de allí se bolvía a España cargado de acúcar y conservas. Andando en esta su triangular contratación, atravessando de las Canarias a la isla de la Madera, le dió un temporal tan rezio y tempestuoso que, no pudiendo resistirle, se dexó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho o veinte y nueve días sin saber por dónde ni adónde, porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por el Norte. Padescieron los del navío grandíssimo trabajo en la tormenta, porque ni les dexava comer ni dormir. Al cabo deste largo tiempo se aplacó el viento y se hallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto cuál fué, mas de que se sospecha que fué la que ahora llaman Sancto Domingo; y es de mucha consideración que el viento que con tanta violencia y tormenta llevó aquel navío no pudo ser otro sino el solano, que llaman leste, porque la isla de Sancto Domingo está al poniente de las Canarias, el cual viento, en aquel viaje, antes aplaca las tormentas que las levanta. Mas el Señor Todopoderoso, cuando quiere hazer misericordias, saca las más misteriosas y necessarias de causas contrarias, como sacó el agua del pedernal y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseración y bondad divina, que también usó desta su piedad para embiar su Evangelio y luz verdadera a todo el Nuevo Mundo, que tanta necessidad tenía della, pues vivían, o, por mejor dezir, perescían en las tinieblas de la gentilidad e idolatría tan bárbara y bestial como en el discurso de la historia veremos. El piloto saltó en tierra, tomó el altura y escrivió por menudo todo lo que vió y lo que le sucedió por la mar a ida y a buelta, y, haviendo tomado agua y leña, se bolvió a tiento, sin saber el viaje tampoco a la venida como a la ida, por lo cual gastó más tiempo del iue le convenía. Y por la dilación del camino les faltó el agua y el bastimento de cuya causa, y por el mucho trabajo que a ida y venida havían padescido empecaron a enfermar y morir de tal manera que de diez y sietes hombres que salieron de España no llegaron a la Tercera más de cinco y entre ellos el piloto Alonso Sánchez de Huelva. Fueron a parar a casa del famoso Cristóval Colón ginovés, porque supieron que era gran piloto y cosmógrafo y que hazla cartas de marear, el cual los recibió con mucho amor y les hizo todo regalo por saber cosas acaescidas en tan estraño y largo naufragio como el que dezian haver padescido Y como llegaron tan descaecidos del trabajo passado, por mucho que Cristóval Colon les regaló, no pudieron bolver en sí y murieron todos en su casa dexándole en herencia los trabajos que les causaron la muerte, los cuales aceptó el gran Colón con tanto ánimo y esfuerco, que, haviendo sufrido otros tan grandes y aun mayores (pues duraron más tiempo), salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo y sus riquezas a España, como lo puso por blasón en sus armas, diziendo: A Castilla y a León, Nuevo Mundo dio Colón. El Padre Joseph de Acosta, según relata Garcilaso, también contó esta historia diciendo: «Haviendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegación hecha para esse fin, bien se sigue que si vinieron por mar haya sido acaso y por fuerca de tormentas el haver llegado a Indias, lo cual, por immenso en el Mar Océano, no es cosa increíble. Porque pues assí suscedió en el descubrimiento de nuestros tiempos cuando aquel marinero (cuyo nombre aún no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya a otro autor sino a Dios), haviendo por un terrible e importuno temporal econoscido el Nuevo Mundo, dexó por paga del buen hospedaje a Cristóval Colón la

El señor de los refranes, Santos Erminy Arismendi.

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El origen etimológico de algunos refranes populares puede ser rastreable, mas muchos fueron creados gracias a la creatividad criolla.  Los refranes son utilizados constantemente como complemento lingüístico en nuestra vida diaria, logrando recopilar un gran número de ellos. Si algo caracteriza a el venezolano es que «vuela con todo y jaula» y pese a la situación, nunca pierde las esperanzas pues «al mal tiempo, buena cara». El primero que se interesa en recopilar esta costumbre nacional fue; el escritor y profesor Santos Erminy Arismendi, que nace en Carúpano, estado Sucre el 15 de agosto de 1896. Se residencia en Caracas pasando gran parte de su vida en la primera avenida de Las Delicias que actualmente lleva su nombre. El señor de los refranes. Formación: Erminy obtuvo doctorados en universidades de Venezuela y México y en el Instituto de Estudios Superiores de Roma, Italia; se destacó por ser un prolífico escritor en temas relacionados con la historia y las tradiciones de Venezuela. Poseedor de un gran conocimiento sobre el tema, Santos Erminy escribió en 1950 refranes que se oyen y dicen en Venezuela, libro en el que se explica el significado de estos dichos populares, frecuentemente usados por gran parte de los criollos, ya que, para la época, la picardía y la sabiduría popular eran parte importante del habla cotidiana. Otras obras publicadas por Santos Erminy Arismendi fueron: Por entre pueblos e indios, Arismendi y la Guerra a Muerte y Huellas folklóricas: tradiciones, leyendas, brujería y supersticiones. Además de escritor, fue miembro fundador de la Asociación Venezolana de Escritores, de la Asociación Venezolana de Periodistas, de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela, entre otros. Perteneció a importantes organizaciones dentro y fuera de nuestras fronteras, como la Academia Nacional de la Historia, la Fundación Venezolana para el Avance de la Ciencia, la Sociedad de Geografía e Historia de París, el Centro del Folklore de Brasil y asociaciones dedicadas a labores humanitarias convirtiéndolo en una persona de reconocida reputación no solo en su comunidad, sino a nivel nacional e internacional. Oscar Yanes en su libro: Del Trocadero al Pasapoga, historia de mujeres buenas (1993) revive a Santos Erminy Arismendi en su ocupación de profesor en la Universidad Central de Venezuela, dictando clases de «costumbres nacionales» a los inmigrantes… «aquello se armó en una gran galleta, cuando comenzaron a explicarle a los inmigrantes el significado de los refranes»: Los italianos se reían mucho cuando les explicaron que «Zamuro no come hueso, porque no tiene serrucho», «A muerto no le faltan velas, ni a borracho aguardiente», «Aguanta más resuello que un buzo», «Quedó pidiendo caldo en totuma», «Sáqueme de su maleta, porque no viajo». La clase aplaudió a un joven portugués, porque fue el único que explicó el significado correcto de «Cuando San Juan agache el dedo» «—Yo soy sastre -habló el portugués— y me habían dicho que en San Juan de los Morros podía conseguir trabajo. Me fui allá, pero, que va, durante todo un día recorrí la ciudad y no encontré nada. Hambriento, cansado y decepcionado, me senté en la tardecita en una plaza y me puse a conversar con un señor, quien al conocer mis intenciones me dijo: «Mire joven, mejor es que se vaya para Caracas, porque usted aquí trabajará como sastre cuando San Juan agache el dedo». Yo me quedé en la luna y él me mostró la estatua gigante del santo, con el dedo parado. «Nunca San Juan bajará el dedo ¿verdad? -dijo-. Pues bien, usted aquí nunca cortará un traje a nadie, porque en San Juan sobran los sastres»» Scotto cuenta que gozó un puyero explicándole a una señora francesa el significado de «Menéalo, que se empelota». Los españoles se morían de la risa con aquello de «Muy chico el pájaro, para tener tan grande el nido», por lo que Santos Erminy se vio obligado a llamar al orden, advirtiendo que, cuidado con «Meterse a brujo, sin conocer las yerbas». La cita es un ejemplo acertado del contraste entre dos culturas antagónicas; si bien el europeo asimila “elementos criollos” el venezolano también toma como suyos elementos europeos, “venezolanizándolos” en la jerga popular. Las expresiones más utilizadas son muestra de ello: Chamo: una palabra que nos distingue en muchos países de Latinoamérica. Viene de “Chum” que en inglés significa amigo o camarada. Corotos: el expresidente Antonio Guzmán Blanco tenía una gran colección de cuadros del artista francés Jean Baptiste Corot.  Cada vez que tenía que cambiar de residencia le pedía a los empleados y personas de la servidumbre “¡Cuidado con los Corots! Para que tuvieran precaución al embalar y trasladar los cuadros. Luego estos empleados fueron generalizando la palabra a todos los objetos de la casa. Cotufas: es nuestro popcorn o palomitas de maíz, y como ha sucedido con otras palabras derivadas de inscripciones en inglés, viene de los sacos con granos de maíz que tenían la inscripción “Corn to fry”. Echar un Camarón: en las excavaciones petroleras, los capataces gringos de vez en cuando querían echar una siesta. Pero para no ser vistos por los obreros venezolanos se excusaban diciendo “I come around” (Ya vuelvo). Esta frase al venezolanizarse quedó como camarón para definir el sueñito que se echa en medio de una jornada. Guachimán: vigilante o sereno. Viene del inglés venezolanizado Watchman. Los Macundales: las transnacionales que venían a explotar el petróleo en nuestro país generalmente utilizaban herramientas de la marca “Mack and Dale”. Cuando culminaba el día de trabajo, los obreros tenían que “recoger los macundales” haciendo referencia a dichas herramientas de trabajo. Hoy en día esa palabra también se refiere a objetos o cosas. Mamarracho:  una persona generalmente mal vestida o extravagante, y proviene del árabe muharrig, que significa bufón o payaso. Musiú: lo usamos para referirnos a un extranjero o alguien con apariencia de forastero. Viene del vocablo francés “Monsieur” que significa “Señor”. Muérgano: proviene del siglo XIX. Cuando el pirata inglés Morgan y sus compañeros los “Moranger” invadieron Maracaibo, realizando saqueos y crímenes por donde pasaban. La palabra

Guzmán Blanco

Guzmán y los Tomos perdidos de O’leary

Guzmán Blanco, el Ilustre Americano, se apoderó y desapareció parte de las memoria que recibieron de la familia O’leary. Las razones como la ubicación de estas memorias siguen sin conocerse, dejando en el misterio información sobre el Libertador.

El Gato Andrés Galarraga

El Gran Gato, Andrés Galarraga, fue el símbolo de una época para el deporte venezolano. Su constancia demostró lo lejos que se puede llegar, más allá de las adversidades. Los Leones del Caracas fueron su casa deportiva, que servirá de trampolín para alcanzar la anhelada meta: las Grandes Ligas. Allá hizo temblar a más de un lanzador e hizo vibrar a la fanaticada, entrando en la historia del béisbol.

El mejor espía del mundo vivió en Venezuela

Joan o Juan Pujol García, fue un doble agente especial durante la segunda guerra mundial. Para los británicos era Garbo y para los alemanes su nombre clave era Arabel. Sus últimos días los vivió en Venezuela, su cuerpo yace en Choroní.

La demencia de Diógenes Escalante

Fue la opción para ocupar la presidencia de Venezuela ante la crisis política durante el Gobierno de Medina Angarita, pero la locura lo apartó. Diógenes Escalante Oriundo de Queniquea -Estado Táchira- nace el 24 de octubre de 1879. Hombre culto, diplomático, fundador del periódico El Nuevo Diario.

José Antonio Ramos Sucre El Insomne Visionario

[mp_row stretch=»full» width_content=»full»] [mp_span col=»12″] [mp_heading] SIGUE NUESTRA HISTORIA [/mp_heading] [/mp_span] [/mp_row] [mp_row stretch=»full» width_content=»full»] [mp_span col=»12″] [mp_social_profile facebook=»https://www.facebook.com/hechoscriollosve» twitter=»https://twitter.com/hechoscriollos» instagram=»https://www.instagram.com/hechoscriollosoficial/» align=»center» mp_style_classes=»motopress-buttons-32×32 motopress-buttons-square»] [/mp_span] [/mp_row] [mp_row stretch=»full» width_content=»full» margin=»20,none»] [mp_span col=»12″] [mp_code margin=»none,none,100,100″] «…Siempre será necesario que los cultores de la belleza y del bien, los consagrados por la desdicha se acojan al mudo asilo de la soledad, único refugio acaso de los que parecen de otra época, desconcertados por el progreso…» Elogio de la soledad, La Torre de Timón, 1925. El sobrino bisnieto del Mariscal Antonio José de Sucre Cumaná, la primogénita ciudad de tierra firme del continente americano, fue la que vio nacer al poeta venezolano,  José Antonio Primo Feliciano Ramos Sucre, el día 09 de junio de 1890, en ese año la ciudad de Cumaná pertenecía al Estado de Oriente, división político territorial que existió entre los años 1881-1891. Fueron sus padres, Jerónimo Ramos Martínez  y Rita Sucre Mora de Ramos, sobrina nieta del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, por tanto nuestro conspicuo poeta era sobrino bisnieto de uno de los más grandes estrategas militares del continente americano en su tiempo. Durante su infancia, Venezuela sufría de las vicisitudes políticas y conflictos armados entre caudillos regionales, en un país donde la mayor parte de sus habitantes, estaban conformados por la población rural que a su vez era analfabeta y una minoría erudita sumamente instruida, poseedora de amplias bibliotecas, en  el año 1895 empieza sus estudios primarios en la escuela de Don Jacinto Alarcón, en Cumaná,  a los diez años de edad recibe las primera lecciones de latín y lecturas varias de parte de su tío paterno José Antonio Ramos Martínez, un sacerdote letrado como muchos de su tiempo, ingresando al Colegio Santa Rosa de la ciudad de Carúpano, fue un niño introvertido e impersonal, muy poco dado al juego con otros niños. En el año 1905, Ramos Sucre demuestra ser un gran aficionado a los idiomas modernos, comenzando a estudiar francés, italiano, inglés y alemán, siendo un estudiante destacado, se convierte en ayudante del Rector del Colegio Nacional de Cumaná, llegando a graduarse de Bachiller en Filosofía en el año 1910, al año siguiente viaja a la ciudad de Caracas para proseguir sus estudios, donde vive en una pensión e imparte clases en el Colegio Sucre; es así como en 1911 aparece su primer escrito en la revista Ritmo de Ideas, de Cumaná. El Universitario y su poesía Ramos Sucre en su poesía dista mucho de la prosa dominante de su tiempo,  es difícil de catalogar para los eruditos en la materia, pero sin duda se aleja del criollismo propio de su tiempo;  su poesía está cobijada por una atmosfera de relato exquisito adelantándose a los simbolistas, donde el aura de la muerte orbita sus frases escritas en prosa, donde la belleza es hallada en la fealdad y lo tétrico de la muerte. En el año 1912, inicia sus estudios de Derecho y Literatura en la Universidad Central. Publica gran cantidad de artículos en diarios y revistas de la capital, hasta que el general Juan Vicente Gómez cierra la Universidad. Ramos Sucre decide estudiar de Derecho de manera autodidacta, dedicando abnegadamente mucho de su tiempo al estudio del idioma danés y griego. Posteriormente da clases de latín y griego en el Liceo Caracas, cuyo director para el momento era el conspicuo novelista Rómulo Gallegos;  hoy día el Liceo es conocido como Liceo Andrés Bello. Es justo en el año 1914, cuando Ramos Sucre es nombrado Oficial de la Dirección de Derecho Público Exterior de la Cancillería, donde trabaja como traductor e intérprete, dado su condición de políglota, combinando este oficio con su afición de escribir artículos para periódicos y revistas. En el año 1916, realiza publicaciones traducidas del idioma alemán; al año siguiente luego de graduarse con honores en Derecho, inicia sus estudios de los idiomas sueco y holandés. En el año 1919, el gobierno de Juan Vicente Gómez lo hace preso por sus opiniones políticas. Esto lo lleva a dar clases de inglés en la Escuela Militar, su paso por la cárcel sólo fue de una semana. El Escritor El año 1921 vio nacer su primer libro, intitulado Trizas de papel, que resulta ser una gran síntesis de muchas cosas publicadas por él en periódicos y revistas en años precedentes,  justo en este año, comienza a padecer de insomnio. Publica un ensayo a manera de panfleto intitulado Sobre las huellas de Humboldt, en donde pretende exponer la vida y acciones de Alexander Von Humboldt; en 1925 tiene la dicha de recibir el título de Doctor en Ciencias Políticas, posteriormente publica ese mismo año La Torre de Timón, un libro de poemas en prosa y ensayos de naturaleza histórica. Luego de recibir la Orden del Libertador en 1927, publica sus dos últimos libros: Las formas del fuego y El cielo de esmalte. En noviembre de este año es nombrado Cónsul en Ginebra. El primero de diciembre viaja a Europa; sus problemas de insomnio y desórdenes mentales se complican en 1930, recibiendo tratamiento en el Bernhard-Nocht-Institut für Tropenmedizin de Hamburgo en Alemania, una institución médica dedicada de enfermedades tropicales, luego pasa al Sanatorio Stephanie, en Merano, Italia, viaja a Ginebra, en donde intenta suicidarse por primera vez el 17 de marzo de 1930 con la ingesta de veronal. Se recupera y escribe el poema Residuo; en abril de ese año por escrito expresa su angustia. Al no poder, los médicos europeos, mejorar su condición de salud, entra en depresión e intenta suicidarse con una sobredosis. Esto ocurrió en su cumpleaños 40, el 9 de junio, muriendo 4 días después el  13 de junio de 1940. En noviembre de 1993, la Universidad de Salamanca abre la «Cátedra Internacional de Literatura Venezolana José Antonio Ramos Sucre».  Su prisión fue el insomnio y la soledad, su libertad la escritura Sergio Díaz Yaguarán   [/mp_code] [/mp_span] [/mp_row] [mp_row stretch=»full» width_content=»full»] [mp_span col=»12″] [mp_heading] COMPARTE NUESTRA HISTORIA [/mp_heading] [/mp_span] [/mp_row] [mp_row stretch=»full» width_content=»full»] [mp_span col=»12″] [mp_social_buttons align=»motopress-text-align-center» mp_style_classes=»motopress-buttons-32×32 motopress-buttons-square» margin=»none,none,100,100″] [/mp_social_buttons] [/mp_span] [/mp_row]

Humberto Fernández Morán

Humberto Fernández-Morán, el genio Venezolano

«… Escuchando a este hombre en esa noche, viendo el entusiasmo por la ciencia, cualquiera puede ser mezquino, pero solamente los grandes saben ser generosos a tal grado, – el hombre que descubrió las partículas elementales de las mitocondrias… que ha desarrollado adelantos de la tecnología científica que son utilizados por científicos en todo el orbe, bajó del pedestal que le han forjado sus propios méritos, tan llanamente, tan espontáneamente, para estimular a unos hombres simples, – que su grandeza se hizo mayor… Esa será una noche inolvidable, increíble. Ver aplaudiendo a sus científicos, un pueblo que ha sido entrenado para aplaudir solamente a deportistas, políticos y faranduleros, es increíble. Esa es otra Venezuela. Una Venezuela que aunque fuera una noche, hizo posible la magia de un científico grande, la generosa magia de Humberto Fernández Morán». Américo Negrette. Humberto Fernández-Morán nació el 18 de febrero de 1924, en La Cañada de Urdaneta en el hospital de especialidades pediátricas «el hospitalito», hijo de Luis Fernández-Morán y Elena Villalobos. Sus primeros años los vivió en Maracaibo, Estado Zulia, pero por las diferencias políticas que existían entre los Fernández-Morán y el Gobernador del Zulia, Vincencio Pérez Soto, tuvo que salir del país en exilio, a New York, donde estudió en la Wiitt Junior High School hasta el año 1936. A los 12 años, tras la muerte del Benemérito Juan Vicente Gómez, vuelve a Venezuela y sigue sus estudios de Bachillerato en el Colegio Alemán de Maracaibo. Según el Dr. José García Tamayo, su padre le contaba que «a tan solo 12 años le dieron al niño  los planos, en alemán, de una máquina que estaba paralizada en una cervecería de Maracaibo, para ver si él podía entenderlos, y nos contaba que al día siguiente, el muchachito había puesto a funcionar la maquinaria» A los 13 años, su padre decide enviarlo a Alemania a estudiar, con la recomendación del director del Colegio. Así viaja y estudia en el Liceo Monástico-Militar en Saldfelds en donde están las montañas de Turingia. Gracias a la constante correspondencia con su padre, donde lo animaba,  el joven logró soportar la distancia y las consecuencias de aquel distante lugar. Con el pasar de los años, no solo desarrolló su capacidad intelectual, también practicó el boxeo llegando a ser campeón en su categoría, era muy joven entonces. Cosechando el genio Fernández-Morán termina sus estudios de secundaria en el instituto Schulgemeinde del distrito de Schwandorf de Baviera y a los 16 años viaja a Munich para estudiar medicina, iniciando sus estudios en plena Guerra Mundial. No regresará a Venezuela hasta graduarse, en el año 1944, de médico cirujano y doctor en ciencias médicas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Munich como Summa Cum Laude, a la edad de 20 años, mientras se esperaba un ataque aéreo. Regresa el 4 de julio de 1944 y al año siguiente empieza a revalidar su título en la Universidad Central de Venezuela. Al poco tiempo ejerce como profesor de biofísica en la UCV, y aunque apenas logra pasar un tiempo en su Estado natal, el Zulia, ejerció en el  hospital psiquiátrico realizando leucotomías e inyecciones en los lóbulos prefrontales por vía transorbitaria en 25 pacientes. Un encuentro entre genios, Morán conoce a Einstein. Humberto realiza estudios de neurología y neuropatologia en la Universidad de Washington con el profesor Walter Freeman y al tiempo decide viajar a la Universidad de Princeton, donde llega a conocer al reconocido físico Albert Einstein. El famoso físico le recomienda a Morán que estudie en Estocolmo y así, Humberto viaja para Suecia donde se especializará en neurocirugía  y trabajará como investigador de microscopia electrónica en el Instituto Nobel de Física y en el Instituto de Investigación Celular y Genética, del Karolinska Institutet  logrando obtener la Licenciatura en Biofísica y una Maestría en Biología Celular y Genética, para graduarse de PhD en biofísica de la Universidad de Estocolmo, en 1951. En  1952, es condecorado con la Orden de “Caballero de la Estrella Polar” por el Rey de Suecia y en correspondencia le escribe a su amigo  Matos Romero: “…continuaré desafiando el destino y buscando lo que me pertenece, que es mi patria.” El IVNIC y Marcos Pérez Jiménez Fernández Morán regresa en 1953 a Venezuela, durante el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez. El 27 de mayo se incorpora a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. En una conversación con el Presidente, concuerdan en la necesidad de tener un centro de investigación científica de alto nivel, el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), el cual dirigirá hasta la salida del país de Marcos Pérez Jiménez. Con 50 millones de dólares, en la montaña, Altos de Pipe del Estado Miranda, se creó la Biblioteca Científica de Latinoamérica, se instaló el primer reactor nuclear de Latinoamérica y el primer centro científico tecnológico del continente. En el ámbito educativo creó la cátedra de biofísica en la Universidad Central de Venezuela. En 1958 es nombrado Ministro de Educación, pero solo durará 9 días en el cargo, al tener que irse luego de la salida de Marcos Pérez Jiménez del país. En aquel entonces, como ministro, realizó un discurso en donde dijo a los jóvenes: “Vivimos en la era atómica y de la conquista del espacio; ésta no es una hipótesis si no una realidad que absorbe la atención de todos los pueblos…La consigna para nuestra juventud es categórica; prepararse mediante el adiestramiento adecuado para cumplir su misión en nuestra era.” El  Dr. Roberto Jiménez Maggiolo expresó que debió irse de Venezuela porque no se podía estar “…entre los insultos de un pueblo que no sabía de su valor y la envidia de los que si saben». La política de oposición al Gobierno de Marcos Pérez Jiménez llegó lo apodó “El Brujo de Pipe”. Ellos vieron necesario desvirtuar todo lo que estuviese ejerciendo poder dentro de las filas del gobierno. Al mismo tiempo, el Dr. Pedro Iturbe era perseguido y tildado de loco y perezjimenista, cuando había logrado curar la tuberculosis que acababa con la población indígena de la guajira, parece que haber alcanzado el éxito durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez se había transformado en un pecado

Palabras tras la muerte de Carlos Delgado Chalbaud

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Antonio José Sucre, el sacerdote guerrero. (Parte1)

[mp_row stretch=»full» width_content=»full»] [mp_span col=»12″] [mp_code margin=»none,none,100,100″] La historia del noble Mariscal de Sucre traspasa fronteras y viaja por toda la América hispana, pero su legado no acabó con su muerte. Uno de sus sobrinos, llamado igual que él, Antonio José de Sucre, fue uno de los personajes más influyentes en la época del Ilustre Americano, Guzmán Blanco. El Arcediano, Antonio José Sucre, no fue un simple sacerdote, llevaba en su sangre la fuerza de sus antepasados que más allá de la Iglesia, también conoció la guerra, el fuego de las ideas y la academia. El sobrino del Mariscal de Ayacucho Nace en Cumaná, en el año 1831, Antonio José Sucre, sobrino del Mariscal de Ayacucho, hijo de José Manuel Sucre y María Alcalá. Se cría en un ambiente posterior a Colombia, la grande, rodeado por personas conservadoras que veían la influencia de las ideas liberales. Se crea la Sociedad Económica de Amigos del País, abalada por el Centauro, José Antonio Páez, y se busca empezar a dar forma a una República recién nacida, se respiraban las ideas en el suelo venezolano. Su familia, mantuana, pertenecía a la llamada Oligarquía Conservadora. Son las ideas liberales en donde la «voluntad privada» debe ser el centro de la economía las ideas que mueven a Antonio José, ideas que estaban en los llamados Conservadores, siguiendo la línea del partido Paecista, mientras estudiaba derecho en la Universidad Central de Venezuela. Es importante entender que las denominaciones para los partidos de entonces, nada tenían que ver con sus ideas, los conservadores proponían un Estado más liberal, mientras que el partido Liberal, promovido por Leocadio Guzmán y Tomás Lander, que se decía Federalista, era en la práctica mucho más centralista.  Para el año 47, vive el cambio que vendrá a generar el Gobierno de los Monagas y su Liberalismo, como ya fue explicado antes. El 24 de enero de 1848, acompaña a su padrino, José María Rojas al Congreso y vive la mala experiencia de aquel día, la Masacre del Congreso lo que lo lleva a tomar las armas y conocer el arte de la guerra al dar su apoyo a las fuerzas de Páez, lo que provocará su exilio e interrumpirá su educación. Al intentar inscribirse en su último año de derecho canónico, se le niega la matriculación por haber participado en favor de los conservadores. Cinco años después de los hechos del Congreso, Sucre, es capturado en la conspiración contra el gobierno de José Gregorio Monagas, aunque tuvo la suerte de tener por sentencia cuatro años de exilio, producto de una amnistía.  El Exilio En principio Sucre y familia viajarían a México, pero la embarcación se queda detenida en Nueva Granada, donde tiene la oportunidad de conocer la situación del país vecino. Mosquera, de influencia liberal, gobierna, aunque ocurre un caso similar al de Venezuela: los llamados liberales que se oponía a Mosquera, los draconianos, no eran tal; mientras, Mosquera pretendía aplicar políticas económicas basado en las corrientes liberales. Antonio José era un hombre inquieto y al ver la situación de Nueva Granada, decide interrumpir su viaje a México y alistarse en las tropas de Julio Arboleda. «Lo noble de la causa que tan rudo golpe acaba de recibir, la eminencia misma del peligro y la elocuencia seductora del célebre Arboleda, me decidieron a tomar la espada y alistarme bajo tan simpática bandera, con todo el ardimiento y abnegación que hubiera puesto en defender las libertades de mi propia patria».  Las tropas rebeldes derrotan a Melo y a Obando, y Sucre es seleccionado para ser carcelero de quién se decía, había conspirado contra la vida de el Mariscal de Ayacucho, su tío, asesinado en Berruecos. Sin embargo, Antonio José, renuncia al ejército. Junto al Neogranadino, Basilio Cuervo, inician la tarea de dar educación a los niños, primero los de su nueva familia, pero poco a poco se van sumando los de otras familias, fundando el Liceo de Familias durante los años 55 y 56. «Bendijo el cielo nuestras fatigas y desvelos: bastaron pocos meses para que fuese nuestro colegio el más floreciente de los de su época y para que esta culta capital quedase embelesada por la novedad y esplendor de los trabajos literarios de nuestros alumnos». Su tiempo en Nueva Granada se vuelve más tranquilo y le da la oportunidad de culminar sus estudios e iniciar un nuevo camino, gracias a su nueva familia, como sacerdote. El Catolicismo Sucre inicia no solo su camino como Sacerdote, también el camino de las ideas e inicia dando un discurso donde se refiere a la condición privilegiada de los trabajadores y como fue trastocada por la influencia laica. «…hombres hai que, extranjeros a las santas máximas del cristianismo, no saben conformarse con las desigualdades que la Providencia ha establecido allá en sus designios inescrutables para conservar el orden i la armonía del universo; buscando una igualdad imposible en esta vida…» El padre Sucre quería prevenir el odio que había provocado el ascenso de Melo, y confrontaba a la influencia que se alimenta del resentimiento generando lo que hoy conocemos como la lucha de clases. Ya habían pasado unos años del Manifiesto Comunista y el padre ya tenía una postura ante la condición del obrero en la sociedad, «…consumiéndose en baja i ruin envidia al espectáculo de las comodidades que gozan los opulentos del siglo, quieren trasmitiros su odio i sus malas pasiones… esos tales se apellidan los amigos del pueblo, se jactan de trabajar por vuestra mejora, os prometen con sus declamaciones turbulentas situación más favorable que la que la Providencia os ha deparado i en realidad son los que más los desprecian, los que en menos tienen la dignidad de vuestro estado, pues si no fuera así, por qué empeñarse en inquietaros con comparaciones irritantes entre vuestra pobreza y las comodidades de que son dueños los ricos…»   Es esta etapa religiosa en la que promueve se destaca promoviendo ideas entre las juventudes y las clases menos pudientes, protegiendo las instituciones y el orden. Antonio José Sucre se ha

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