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Guzmán Blanco

El empréstito de Londres

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí «No hay nada semejante a luchar con la avaricia e indelicadeza de los aventureros, únicos elementos que, para combinaciones fiscales, puede tener la inconocida, pobre y desacreditadada Venezuela, en un mercado oceánico y vertiginoso como el de la monstruosa Londres» Guzmán Blanco. Instaurada la Federación, Venezuela se encontraba bajo complicación económica por el número de compromisos internos y externos. Los bonos de la deuda pública exterior  estaban casi todos vencidos. A esto hay que sumarle que al transformarse en Federación, había que pasar por una serie de pasos de aprobación, como la Asamblea Constituyente, más la nueva libertad de prensa que movilizaba la opinión pública.  El empréstito de Londrés fue una solución que buscó el Presidente Juan Crisótomo Falcón, junto con su mano derecha, Antonio Guzmán Blanco, ante la difícil situación.  La  diestra de Falcón Guzmán Blanco era hombre de confianza de Falcón, Ministro de Hacienda, el de mayor conocimiento jurídico de sus filas, la segunda figura más influyente de su gobierno, con dominio del inglés y el conocimiento de todo los asuntos fiscales del país, para entonces. En definitivamente, el que se perfilaba mejor para realizar el empréstito. El empréstito Guzmán viajó a Londrés para negociar un proyecto de empréstito y un proyecto de compromiso sujeto a la aprobación de la Asamblea Constituyente. Este contemplaba lo siguiente, según lo extraído de Polanco Alcántara: «Levantar un empréstito montante a 1.500.000 Libras esterlinas emitidas como vales al portador para ser colocados en el mercado londinense; estos vales, mientras estuvieren en circulación, percibirían un interés de 6% anual; cada año, el gobierno estaría obligado a redimir no menos del 2% mediante un sistema dependiente de su valor en la Bolsa de Londres; el precio de colocación, pagaderos a varias cuotas, sería del 60% del valor nominal; el pago se garantizaba con el producto de varias de las aduanas de la República (La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, y Ciudad Bolívar); el gobierno daba fe de que tales derechos o productos de las aduanas estaban descargados, es decir, no comprometidos para otros pagos; a los efectos de cumplir las obligaciones respectivas, el Cónsul Británico en La Guaira, recibiría semanalmente el producto del cobro de los derechos aduanales. Por último, la compañía corredora, al percibir el monto pagado por los suscriptores de bonos, debía retener una suma de noventa mil libras para pagar intereses, otra suma de treinta mil libras para la primera amortización y otra suma equivalente a su comisión, montante al 5% del total del empréstito, es decir a setenta y cinco mil libras.» La Asamblea Constituyente discutió al detalle el proyecto y, con gran mayoría, autorizó su ejecución el 14 de enero de 1864. Las críticas fueron dirigidas a la garantía y «al costo que para algunos era muy elevado». Al regresar del segundo viaje, Guzmán rindió cuenta en su Memoria, la cual fue aprobada. Los resultados «Nadie más que yo sabe cuan violenta y forzada fue la operación del empréstito; pero, en mi pósición, dejar de realizarlo habría sido hundirme y dar la victoria a mis émulos en Venezuela. Hice más de lo que humanamente era posible, realicé casi un milagro, porque triunfando yo, consevaba mi ascendiente en la región oficial del Gobierno, y con él resguardaba la causa de caer en manos de los vagabundos». Guzmán Blanco. Mediante esta operación se pudo cancelar una cuenta con el gobierno de los Estados Unidos, acabar con la garantía aduanal en favor de los acreedores de Sevardío (contraída durante el gobierno de Páez), rebajar el monto de ciertas deudas o sustituirlas por nuevas formas de pago, rebajar el monto debido por causa de reclamaciones francesas y sumistró 250.000 libras al gobierno para operaciones urgentes.  La reputación de Guzmán El empréstito de Londres es uno de los casos donde Guzmán se vio vinculado y atacado por su forma de operar. Así como tuvos muchos aciertos, la historia lo recuerda también por su enrequecimiento a costa del poder. En este caso en particular se denotan varios puntos. Para realizar la operación, se realizaron dos consultas en el Parlamento, las cuales fueron aprobadas. Se acordó, como era común en la época, una comisión para aquel que realizara dicha operación. Este punto generó muchas críticas a Guzmán por haberse quedado con aquella comisión, aunque estaba aprobada por el Congreso.  Se dice que la compañía de Crédito General era de él o actuaba bajo su dirección y que eso facilitó que dicha comisión quedara bajo su control. Este accionar, de ser cierto, es moralmente reprobable, incluso entonces, ya que el Ministro de Hacienda y representante fiscal estaba contratando consigo mismo.  En tal caso, aunque muchos fueron los que posteriormente criticaron aquella operación, al hacerlo debería quedar objetado también el parlamento y el mismo Presidente, quienes estaban al tanto y aprobaron. Varios de los diputados que dieron el voto a Guzmán, luego fueron sus enemigos y críticos, siendo ellos parte de quienes dieron el visto bueno. 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El Patíbulo de Tinaquillo

«Asumí entonces, asumo hoy y asumiré siempre la total responsabilidad histórica del patíbulo de Tinaquillo… Ese muerto es mío». Guzmán Blanco. La muerte de Matías Salazar fue un hecho que marca la vida del Ilustre Americano, como pocos. Por un lado, muestra una costumbre habitual en Venezuela de no seguir la constitución de la República, por otro, el temple de quien es verdugo y no niega su culpa, sino que acepta vivir con su conciencia, sacrificio menor ante el fin que buscaba entonces.  Un enemigo en sus filas Guzmán sabía que al vencer al gobierno azul, tendría a su alrededor a sus más cercanos colaboradores y enemigos. Algo que temía y lo atormentaba, tener que luchar con sus amigos. Entre ellos, Salazar era el que menos esperaba ver en su contra. Se trataba de un hombre al que respetaba y que rara vez criticaba. Más eran sus elogios, escritos en cartas dirigidas a su esposa, Ana Teresa.  Se trataba de un hombre salido del régimen de abril, Presidente del estado Carabobo, Segundo Designado y segundo Jefe del Ejército; fue parte fundamental en el triunfo del 27 de abril de 1870. Para el mes de marzo, todo cambió. Salazar empezó a hacer honores y medallas a sus hombres, sin estar facultado, y a tomar una línea táctica diferente. Incluso, realizó críticas respecto a las decisiones del gobierno respecto al Arzobispo Guevara. Todo estó desembocó en una sublevación en mayo, que se fue de frente a Guzmán. ¿Cuáles fueron los motivos? Existen varias teorías, una se refiere a un distanciamiento personal y la otra, a la influencia de adversarios de Guzmán que buscaban su ruptura, donde figuraba Felipe Larrazabal. Los hechos que pudieron facilitar ese rompimiento fueron varios.  En primera instancia tenemos la distancia social que existía entre Salazar y Guzmán. No es nuevo que la envidia o la comparación, suele generar conflictos. Todos los que rodeaban a Guzmán tenían un tipo de vida más holgada que los que estaban cerca de Salazar. Aparte, Ana Teresa, en la celebración del aniversario de abril, se negó a bailar con él, lo que pudo afianzar su posible resentimiento. El perdón de Guzmán «El error de una noche no podía borrar en la conciencia del Jefe de la Revolución tantos días de gloria» La rebelión de Salazar se vio disminuida apenas se dio. Guzmán, aún ante aquel acto de desobediencia, lo perdonó pero lo destituyó de la dirección del ejército. Quiso seguir en el cargo de Presidente de Carabobo, pero los liberales de Guzmán se negaron, por lo que simularon un destierro mientras pasaba el momento. Guzmán enviaría a Salazar y a Larrabal a Estados Unidos a los Estados Unidos desde Puerto Cabello, al primero con 20.000 pesos y al segundo con 10.000. Antonio Guzmán hizo todo por evitar que la prensa difundiera el hecho y se generara ruido de lo ocurrido. Sin embargo, Salazar demostró no querer dar brazo a torcer. El engaño Salazar llegó a las Antillas y desde ahí lanzó una proclama a los venezolanos, donde juró no dar descanso a su espada hasta que la Nación venezolana entrera en el camino de la ley. Se dice que Salazar entró en contacto con Manuel Herrera, el líder de los conservadores. Larrazabal se unió a aquella aventura, junto con Salazar y Herrera. Todo aquello pone a Guzmán de nuevo en la carrera, hasta que, es derrotado en Tinaquillo, Matías Salazar. El patíbulo «Instantáneamente y como por encanto, cesó la guerra… si no se hubiese hecho un escarmiento del tamaño del atentado, hubiéramos seguido expuestos a que todo vagabundo de valor, pudiera comprometer la paz del país». Guzmán Blanco. Es importante saber que para estos días, ya había sido decretado la abolición de la pena de muerte. Salazar era un hombre muy peligroso, y generó el debate sobre que decisión tomar con él.  Se llamó a un gran tribunal conformado por Pulido, León Colina, Julián Castro, entre otros. Salazar se excusó diciendo que había sido influenciado por Larrazabal y aceptó haber delinquido en contra del gobierno y al general Guzman Blanco «a quien tanto le debo». «El patíbulo de Salazar fue un verdadero cauterio» Por unanimidad de votos, todos los generales firmaron, la decisión fue la pena de muerte. El 17 de mayo, Julian Castro dirigió la parada del Ejército y fue fusilado Matías Salazar. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí G.J.Jiménez

Ilustración de Gómez y Castro Boxeando

El encuentro de Castro y Gómez

«En la batalla de Colón, que tuvo lugar el 29 de marzo  de 1892, en la cual Castro derrotó a las tropas de Eliseo y Pedro Araujo… Gómez participó en el combate con tal intensidad que al término del mismo, el comandante del Batallón de línea, General José M. González, lo ascendió al grado de Coronel» Polanco Alcántara. Los compadres siempre han sido cita segura, cuando se quiere hablar de nuestro pasado y sus intrigas políticas. La traición de Gómez a Castro es de conocimiento común, pero pocos saben el contexto y los hechos que llevaron a aquella acción. Pocos saben cómo se conocieron los compadres.  La fama de Cipriano  En 1888, Cipriano Castro es nombrado gobernador de la Sección Táchira del Gran Estado de Los Andes.   Durante ese tiempo, el gobernante viajó por todo el Táchira, donde participó en múltiples fiestas y peleas de gallos. Muchos de sus enemigos, posteriormente hablarán de lo mucho que le gustaba a Castro bailar y andar de fiesta en fiesta. Rufino Blanco Fombona será uno que describirá con pasión aquella forma del presidente de atender los asuntos de estado o de usar el poder para su diversión.  Pero para 1888, el gocho generaba admiración.   Gómez conoce a Castro  Gómez, quien sabía de la fama de Castro, pidió a los hermanos Rojas Fernández que le presentaran a Castro. Ellos eran quienes dirigían la cuerda de los galleros de Rubio.   Así fue, como en 1888, Gómez se presentó a Cipriano y apostó a sus gallos. Posterior a eso, siguiendo la cortesía, lo invitó a una fiesta en su hacienda La Mulera.   El compadrazgo  Luego de aquel paso por La Mulera, siguieron los intercambios entre Castro y Gómez y al nacer José Vicente Gómez, primer hijo de Juan Vicente, son elegidos Cipriano y su esposa como los padrinos. Consolidando la amistad de los compadres.  El futuro de los compadres  Castro, servirá a Andueza Palacios y frenará parte de la revolución legalista de Crespo. Gómez saldrá de La Mulera y será su comisario de guerra, un cargo netamente administrativo, ya que principalmente ayudaba a financiar la lucha. Durante la batalla de Colón, el benemérito alcanzará su bautizo de fuego con una participación muy activa. El destino les deparará la máxima magistratura, y los llevará a formar parte de la historia de la República de Venezuela.  Fuente Alcántara, Polanco. Gómez, un acercamiento biográfico. G.J.Jiménez

Guzmán Blanco

El hijo desconocido de Guzmán Blanco

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí La promiscuidad de Guzmán Blanco fue una de sus facetas más conocidas, además de la fama de corrupción, que cierta o no, siempre le ha acompañado. Sus obras palidecen ante su reputación y personalidad poco dada a buenas palabras. Entre tantas historias que le rodean, está la de un hijo no reconocido llamado César, hijo de Tomasa Zumeta. La protección del padre anónimo «César es un hijo que usted tiene aquí y sus buenos sentimientos, unidos a mis constantes prédicas darán por resultado que no vivirá sino por usted y para usted». Tomasa Zumeta La correspondencia entre Tomasa y Guzmán, dentro del Archivo de Guzmán Blanco de la Fundación Boulton, revela que el Ilustre Americano le «proporcionó atención personal», así como dinero, educación y ropa. Constantemente, Guzmán recibía las notas y avances de la educación del pequeño César Zumeta, así como estuvo presente cuando recibió el título de Bachiller, acto que pagó. Incluso la casa, donde vivió César con su madre, fue obsequiada por el propio Guzmán. De la admiración  al adversario «El juicio de los demás no me importan, mi conciencia no me acusa y solo me falta obtener la seguridad de que su estima por mi en nada ha disminuido». César a Guzmán. Zumeta, sin embargo, creció y con el tiempo albergó en su corazón una batalla, en donde su deber con su protector luchaba contra su línea de pensamiento. Inició una campaña de descrédito contra Guzmán Blanco escribiendo artículos en su contra en El despertador. Luego fundó un diario que le costó la cárcel y el destierro. A pesar de aquella admiración y respeto, se transformó en enemigo de Antonio Guzmán y de Crespo.  Un hijo desconocido Las múltiples cartas y la actuación de ambos, parecen demostrar que posiblemente hubo un lazo sanguíneo entre ambos. César tuvo una gran educación, donde manejó el castellano, el francés, el inglés y el alemán. Escribió múltiples obras y dirigió varios periódicos venezolanos, entre ellos El Universal. También, como Guzmán Blanco, perteneció a la masonería y fue Gran Maestro de la Gran Logia de Venezuela Se enemistó también con Cipriano Castro pero fue uno de los que levanto la bandera de «Orden y progreso» y defendió el gobierno de Juan Vicente Gómez. Falleció en París, en el año 1955,  y sus restos fueron repatriados por Marcos Pérez Jiménez. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Fuente Alcántara, Polanco. Guzmán Blanco. Venezuela Tuya Venezuela e historia

Betancourt y la inmunidad parlamentaria

«No admitiré en el país la guachafita anárquica y demostraré como son conciliables el respeto a las libertades públicas [ …] con un orden basado en la ley.» Rómulo Betancourt La política y la ley parecen verse distanciadas en más de una ocasión y aquel magno libro suele verse superado por las circunstancias o ignorado por las decisiones de quienes ejercen el poder. Lamentablemente, en muchos casos, un cargo es usado para justificar acciones al margen de la ley y en otros, la ley es ignorada o reformada para poder quitar de en medio a quien ha logrado un espacio político inconveniente.  Es muy difícil determinar cuando una acción es la mejor, sobre todo por las diferentes perspectivas donde un luchador por la libertad o «Freedom Fighter» puede ser al mismo tiempo un terrorista. No es intención de este artículo juzgar la actuación del gobierno de Rómulo Betancourt, sino de reseñar lo que ocurrió en los años 60, a la década más violenta del siglo XX. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Pugna de liderazgos Con la entrada de Betancourt como presidente de la República de Venezuela, se dieron muchos cambios, tanto en el país como la región, donde se establecieron posturas y divisiones. El partido Socialdemócrata  Acción Democrática, tenía una mayoría en el parlamento unida a la coalición de gobierno integrada con COPEI y URD. Sin embargo, en noviembre del año 1959 iniciaron los tropiezos con URD por la política «anticomunista» de Betancourt, aunque lograron superar aquellas diferencias.  «He dado instrucciones para que dispararen y no al aire, contra cualquier persona […] que se localizase in fraganti en el momento de lanzar o depositar cargas de dinamita». Rómulo Betancourt Pero estas volvieron y no se hicieron esperar:AD se divide bajo el liderazgo de Domingo Alberto Rangel quien considera a Betancourt un traidor a los principios revolucionarios que se plantearon. Así da nacimiento al MIR. Betancourt viene teniendo una pugna con Fidel Castro, donde ambos se perfilan con liderazgo en la región. Castro, además, tenía simpatías en muchos militantes de izquierda en Venezuela. Esto hace que el URD, liderado por Jóvito Villalba e Ignacio Luis Arcaya, se separe de la coalición. Arcaya, como canciller se niega a votar en favor de las sanciones contra Fidel Castro. Las divisiones de AD no se detienen y el senador Raúl Ramos Jiménez crea el grupo llamado ARS O CEN, llevándose parte de los cuadros medios, entre ellos una porción de representación parlamentaria. Todos estos hechos hacen que, en el parlamento, la oposición, producto de la división, supere al ejecutivo. Los allanamientos «Se les arresta por abuso sistemático de la inmunidad parlamentaria que colide abiertamente con los propósitos democráticos de la Constitución» Rómulo Betancourt. Distintas acciones insurrectas empiezan a crear un ambiente de violencia poco usual que durará todo el gobierno. El carupanazo, el porteñazo y el asalto al tren de El Encanto, parecen colmar la paciencia de Betancourt, quien advertía que «inmunidad no es impunidad». Ante esto, se toma la medida que pondrá al presidente en una situación delicada: el arresto domiciliario y juicio militar para parlamentarios. Son detenidos más de cien dirigentes tanto dentro como fuera del parlamento y enviados al cuartel de San Carlos. Entre ellos estaban: Gustavo y Eduardo Machado, Domingo Alberto Rangel, Simón Sáez Mérida, Miguel Ángel Capriles, Jesús María Casal, Jesús Villavicencio, Guillermo García Ponce, Pedro Ortega Díaz, Pompeyo Márquez y Jesús Farías. « Está preso en todo el país un número determinado de líderes de los partidos Comunista y Movimiento de Izquierda Revolucionaria, partidos que están en posición francamente insurreccional [ …]» Betancourt Para ello se crea una justificación jurídica llamada teoría de la «sustantividad o autonomía del delito militar» que afirma que la inmunidad parlamentaria no cubre ni ampara delitos militares y que los parlamentarios podían ser procesados. Esta tesis se mantuvo entre los años 1963 a 1976, avalada por los partidos AD y COPEI.  Los creadores fueron David Morales Bello y Arístides Calvani.  Los allanamientos no fueron las únicas acciones que generaron división y molestia. La Guardia Nacional publicó un aviso de una página donde se incitaba a la entrega de los asaltantes del El Encanto vivos o muertos, aún cuando la pena de muerte estuviese abolida desde 1863 con el Decreto de Garantías de Falcón, cabe destacar que Venezuela fue el primer país del mundo en abolir la pena de muerte. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí

La fortuna de Gómez no salió de Venezuela

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Juan Vicente Gómez fue uno de los hombres fuertes de la historia venezolana y el que más duro en el poder. Odiado por la «Generación del 28», forma parte del imaginario nacional como uno de los dictadores militares que gobernó el país, sin embargo, algunos de los que decidieron estudiarlo, posterior a su muerte, han llegado a ver su importancia más allá de las pasiones políticas.  «…si no quieren estudiar, que jalen pico.» Juan Vicente Gómez Aunque parezca inverosímil, Arturo Uslar Pietri, quien conoció de cerca al dictador andino, en una entrevista televisada con Jorge Olavarría, afirmó que Gómez fue quien dio uno de los primeros pasos para que Venezuela caminara hacia la democracia.  Francisco Herrera Luque, quien le dedicó una novela, «La casa del pez que escupe agua», parece llegar a la misma conclusión en sus reflexiones, al afirmar en un ensayo que Gómez pudo elegir a cualquier otro que no fuese López Contreras para sucederlo, pero aún así, su decisión se decantó por él, dando un giro a la línea dura que pudo seguir con «Eustoquio Gómez o Pérez Soto.  «Consciente o inconsciente, Gómez sacó a la generación que había de relevarlo… los puso en contacto con la civilización como si previese que aquella redención de la Venezuela Colonial solo podía lograrse enviando al exterior al mayor número de jóvenes universitarios.» Francisco Herrera Luque Un dato interesante sobre el dictador es que al morir, su fortuna era de aproximadamente cien millones de bolívares, una cantidad muy grande para aquella Venezuela sin deuda, y toda esa fortuna se encontraba dentro del país. ¿Por qué un hombre como Gómez no envió todo ese dinero a los grandes bancos extranjeros? Es dudoso pensar que pudo ser un descuido que aquel cuantioso tesoro fuese legado al Estado venezolano, a diferencia de los tiranos y demócratas que estuvieron antes y después de él, cuyo dinero reposa lejos del país. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí

Cecilio Acosta

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Don Cecilio Acosta, nace en San Diego de los Altos, el 1° de febrero de 1818. Fue el mayor de cinco descendientes del matrimonio de Ignacio Acosta y Margarita Revete Martínez. Cuando apenas contaba con diez años de edad muere su padre, convirtiéndose la madre en el centro y sostén de la familia. Por recomendaciones y consejos de Mons. Fernández se trasladan a Caracas para el año 1831, dónde ingresa al Seminario Tridentino, permaneciendo hasta 1840, año que decide abandonar la carrera eclesiástica y tomar la decisión de cursar en la Academia Militar de Matemáticas fundada y regentada por Juan Manuel Cagigal, quien le ayudó dándole en préstamo los libros necesarios para obtener el título de Agrimensor. Paralelamente inicia sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela egresando ocho años más tarde el 6 de diciembre de 1848. Hablar de Cecilio Acosta es hablar de uno de los intelectuales más prolíficos del siglo XIX, Arturo Uslar Pietri en su programa Valores humanos con motivo al Centenario de su muerte (1981) lo define como un hombre de prestigio moral e intelectual de aquella Venezuela. Por su parte Gonzalo Picón Febres lo definirías como «un hombre de una sola pieza, y por eso no tuvo flexibilidad política; sabía que engañar es inmoralidad, y por eso no transigió con el poder, ni se dejó seducir por los halagos tentadores; antevió el fin con mirada de pensador profundo, y por eso no quiso emplear los medios de la claudicación en sus ideas». Contexto histórico A lo largo de las décadas 30 y 40 del siglo XIX, ocurrieron múltiples alzamientos, conflictos armados, insurrecciones, de corte militar y civil. De estos movimientos podemos destacar tres periodos, como los más resaltantes por sus acciones y alcances. El primero de ellos, La Cosiata (1826-1830) que enfrentó a oficiales simpatizantes al libertador, que manifestaron un fuerte repudio a la separación de Venezuela de la Gran Colombia. La segunda serie de insurrecciones, ocurrió entre 1835 y 1836, llamada la Revolución de las Reformas, liderada en principio por el General Santiago Mariño y luego liderada por José Tadeo Monagas, insurrección que buscaba oponerse al continuismo en el poder del General José Antonio Páez, quién ejercía su poder a través de la figura de José María Vargas. El tercero de estos alzamientos fue la Rebelión Popular de 1846-1847, también llamada, Insurrección Campesina. Para Noviembre-Diciembre de 1846, Cecilio Acosta escribe en el periódico el Centinela de la Patria un artículo titulado: los dos elementos de la sociedad, allí desglosa los dos elementos que se encuentran —para bien o para mal— unidos en toda sociedad: las ideas y la fuerza. Para Cecilio Acosta la fuerza es el movimiento ciego de toda voluntad, todas las pasiones torpes del egoísmo, todo lo que mira al individuo, y nada a la comunidad. «Por eso mata en vez de crear; por eso es envidiosa, vengativa, cruel. Armada del hacha destructora, se presenta al alcázar de la sociedad, para derribar sus puertas; va a robar, va aniquilar, allí hay riquezas, fortuna, honor, propiedad, talento, gloria, heroísmo; y fuerza de que todo perezca, o que sea mío» Del mismo modo más adelante afirma: «La fuerza es quién sopla el fuego de las rebeliones, que no hace más que conmover el edificio social; y arma el brazo de la guerra para que lo acabe a golpes de martillo, y dentro de poco lo atierre, y no le deje después sino piedras amontonadas en la era, y ruinas desastrosas en que gozarse, sentada sobre ellas como el genio del mal. (…)» Su pluma civilista Don Cecilio Acosta, escribe en prosa y se mueve entre el Neoclasicismo y el Romanticismo, propio del Positivismo venezolano, su rico lenguaje es diáfano y preciso, envuelve al lector en una atmosfera intelectual, donde la ordenación sistemática de las ideas trasmite en todos sus escritos el contenido ideológico que desea trasmitir, no es más que la pluma civilista, ante la barbarie de las revoluciones vividas y por vivir, pareciese su escritura un constante poema a la Patria, un clamor ciudadano, que más que melancólico (producto de su situación económica) es un canto a la posteridad civilista, que se debe alejar del imperio de la fuerza encarnada en el despotismo, “una anarquía, que ha sabido siempre disfrazarse con el manto de la soberanía popular, ora arrastrada por el fango de los vicios”. La paz y la reconciliación nacional se convierten en una quimera por el “heroísmo” de la guerra, buscando la paz, un bienestar que no encuentra, pues ha sido arrebatada infelizmente en el largo camino de las vicisitudes. La visión teológica desplegada a lo largo de su obra es reflejo de las enseñanzas recibidas desde la infancia, allí expresa el castigo que la providencia de Dios hace como escarmiento a los malos, aquellos que castigan el crimen con crimen y la fuerza con fuerza, cuando se deja obrar a los malos, no es más que el resultado de pasiones torpes o deseos impuros, «prepara a los pueblos en estas sacudidas violentas que trastornan las sociedades, lecciones terribles de desengaño». El enfrentamiento armado es una lucha de poder, por el poder mismo, la guerra entre pueblo y pueblo solo trae males, desolación, desdichas, muerte, solo el que comanda la guerra ve júbilo en las lágrimas, quién termina devorando al pueblo bajo el manto de la paz, disipándola como estela de humo luego de un combate. La sociedad debe vivir en una sana filosofía, el género humano debe estar criado para la felicidad, la paz y la conservación de sus relaciones y si esa paz y esas relaciones pueden verse con frecuencias turbadas por la fuerza, que obra sin saber, es preciso que haya un elemento más eficaz para que dirija, que mande y sea obedecido. «Ese elemento es el que hemos llamado al principio de nuestro artículo, las ideas, la inteligencia, el pensamiento». Con el pensamiento, surge la interpretación de la realidad del hombre, la cosmovisión que

El cubano que traicionó a Francisco de Miranda

«…los venezolanos no trabajan con previsión. Están mejor preparados para cambiar de amos que para ser libres» informe de Pedro José Caro a Miranda Miranda, a lo largo de su vida, sufrió muchas traiciones. Sus grandes méritos militares y su reputación le abrieron muchas puertas pero también le cerraron otras. Su empresa de liberar a América del yugo español fue una de las que no llegó a ver concretada. Sin embargo, su influencia en la emancipación americana es innegable, por lo que se le bautizó como el Precursor. Una de las traiciones que recibió, vino por parte de uno de sus agentes, posiblemente el más activo, en tiempos previos a la Primera República de Venezuela. Desconfianza y sospechas De febrero a junio de 1797, el cubano Pedro José Caro, estuvo en Trinidad, uno de los tantos destinos para los cuales sirvió a Francisco de Miranda. Desde allá, informaba a Miranda de todo lo que acontecía en aquellas tierras y ayudaba a promover la insurrección americana. Tuvo el encargo de imprimir la carta de Vizcardo en aquellas tierras. Sin embargo, Miranda encuentra resistencia de los ingleses para lograr sus objetivos, ya que estos consideraban peligrosas aquellas ideas francesas en América.  Para entonces, a pesar de todo el tiempo y confianza que tenía Caro, Manuel Gual emite una carta al futuro Generalísimo de su impresión: «No quiera usted que sienta no haber conocido al amigo Caro y haber sido informado de todos los planes de usted; pero lo que es más triste y más fatal es que mi amigo Manzanares y yo desconfiamos de él» Gual no logró encontrarse con Caro, pero es posible que haya obtenido información que le alertaban sobre el cubano. Por otro lado, Picton, quien veía con suspicacia los planes revolucionarios afirma sobre Caro: «La conducta de este hombre durante los cinco o seis meses que residió en esta isla me hace pensar que tengo razón para creer que era un emisario —Caro— de la corte de Madrid, quien ganó la confianza de Miranda para descubrir sus proyectos y las intenciones del gobierno de Su Majestad respecto a las colonias suramericanas» El agente de Miranda había generado recelo en los americanos en su tiempo en Trinidad y aunque, al inicio, pudo laborar de forma sincera, la enfermedad lo impulsó a cambiar de rumbo. La traición a Miranda Pedro José Caro, enfermó de piedra en la Uretra y había caído en una pobreza tal, que al no ver resultados en la empresa de Miranda, se dispuso a pedir perdón al rey. Empero, algunas declaraciones pudiesen hacer pensar que su función de agente español ya venía dándose tiempo atrás. La embajada de España afirmó que aquel cubano visitaba con frecuencia a Miranda, lo que bastaba para apreciar sus «ideas y entretenimientos».  Caro marchó a Hamburgo, a espaldas del General, y entregó documentos que revelaban las operaciones de Miranda y Vargas en Inglaterra al ministro de España José D. Ocáriz. Se le pide que vuelva a Londres para conseguir más información de todo lo que hace el General, pero este pide que le dejen ir a España para restablecer su salud. Caro quedó en la miseria, huyendo de la corona española que parecía no creerle; y de los ingleses, que tampoco le dieron el voto de confianza. Cada informe que se daba sobre él hablaba sobre la miseria en la que vivía y su mal estado de salud Es posible que Miranda no llegase a conocer de su traición.   Fuente Parra Pérez, Caracciolo. Historia de la Primera República de Venezuela Archivos de Miranda: Viajes.

Reynaldo Hahn: El músico nacido en Venezuela, con nacionalidad francesa y alemana

«Reynaldo Hahn era un hombre joven, todavía no había cumplido veinte años, discípulo predilecto de Massenet, con quien estudiaba en el Conservatorio, y que ya destacaba como cantante, pianista y compositor. De raza judía, había nacido en Caracas, Venezuela, y vivía en París con sus padres y varias hermanas; tenía los ojos castaños, piel de clara tonalidad morena, facciones de severa belleza y lucía negro bigotillo. Proust lo conoció a principios de verano en las recepciones de los martes en casa de Mme. Lemaire, en la Rue Monceau…» George D. Painter Biógrafo de Marcel Proust Orígenes venezolanos El 9 de agosto de 1874 viene al mundo en la ciudad de Caracas, una de las más conspicuas figuras del ámbito musical durante la Belle époque parisiense: Reynaldo Hahn Echenagucia. Hijo de Carl Hahn, adinerado ingeniero alemán de ascendencia judía y de María Elena Echenagucia, vasca-venezolana nacida en Curazao. Su padre, gran aficionado a las bellas artes, sobre todo a la música, tuvo una gran cercanía y amistad con el presidente Antonio Guzmán Blanco, llegando a desempeñarse como Cónsul General en Bélgica, con su compañía Kenedy & Hahn; junto a otros cuatro empresarios, adquieren un solar. Este era de 83 pies ingleses de ancho por 116 pies de fondo. En él se realizó la construcción del Teatro de Caracas, inaugurado en octubre 1854 en la calle de Margarita entre las esquinas de Veroes a Ibarras.  Carl Hahn contrató desde el exterior presentaciones de ópera italiana en junio de 1854. Su madre organizaba recitales y asistía parte de la élite cultural caraqueña y donde Reynaldo, a sus 3 años, cantaba.   Viaje a la ciudad de París Sale Guzmán Blanco del poder, y la familia Hahn Echenagucia parte a Europa en el barco de vapor Vandalia. Llegaron a la ciudad de Marsella en abril de 1878 y luego a la ciudad de París en abril de 1879. El pequeño niño prodigio de la música que fue Reynaldo Hahn, pronto incursionó en los grandes salones de París, incluyendo recitales de Jacques Offenbach ante la princesa Mathilde Bonaparte, sobrina del ya fallecido emperador Napoleón I. Ya con casi 11 años entra al Conservatorio de Música de Paris para estudiar piano y solfeo, en 1887 se convierte en alumno de composición musical de Jules Massenet, fue alumno igualmente de Camile Saint-Saëns, y compañero de aula de Maurice Ravel en el Conservatorio. Como pianista Reynaldo Hahn comenzó a destacarse como pianista, cantante y compositor; conoció a la pintora Madeleine Lemaire, y gracias a ella se codeó con los círculos de la aristocracia parisina; en su casa conoció al poeta Marcel Proust en una de las tantas recepciones en la calle Monceau del VIII Distrito de París. Posteriormente Reynaldo Hahn y Marcel Proust acudían con asiduidad a las recepciones de Madeleine Lemaire,  en el norte de Francia y en el Castillo de Réveillon en el departamento de Marne a unos 80 kilómetros de Paris. Relación de Reynaldo Hahn con Marcel Proust Desde que Reynaldo Hahn conoció a Marcel Proust en 1894, comenzaron a intercambiar correspondencia con bastante frecuencia; se invitaban mutuamente a cenar, ambos frecuentaban los mismos círculos de la alta sociedad francesa. Poseían gustos parecidos por la literatura y  la pintura, además de un carácter hedonista similar que los llevaba a ambos a apreciar la música de Gabriel Fauré.  Las cartas intercambiadas entre ambos reflejan una clara relación romántica que duró años, de hecho el viaje que realizaron juntos por la costa francesa de Bretaña inspiró a Marcel Proust a escribir la novela autobiográfica “Jean Santeuil”, que sirvió de cimiento a su obra “A la búsqueda del tiempo perdido”, donde narra los encuentros con la alta sociedad y su cercanía sentimental con Reynaldo Hahn. La correspondencia entre ambos continuó incluso después del estallido de la Primera Guerra Mundial; Reynaldo Hahn se alistó en el ejército francés y partió a las trincheras. Marcel Proust deseoso de alistarse en el ejército, no pudo hacerlo dada su quebrantada salud que lo incapacitó. Después de la Primera Guerra Mundial el presidente de la República francesa Gaston Doumergue, condecoró a Reynaldo Hahn con la Legión de Honor de Francia en 1927. Marcel Proust llegó a escribir sobre la música de Hahn: «Nunca después de Schumann la música tuvo trazas de una verdad tan humana, de una belleza tan absoluta, para pintar el dolor, la ternura y la serenidad ante la naturaleza». Carrera Musical La obra musical de Reynaldo Hahn es sumamente extensa; fue un brillante creador de melodías de una obnubilante belleza, organizadas en tres ciclos de melodías: Les  Chansons grisses, Études latines y Les Rondels, en estos ciclos de canciones se encuentra su muy afamada canción Á Chloris, con letra de Théophile de Viau (siglo XVI). Su obra comprende piezas para piano, corales, para órgano, música de cámara, orquestal, música incidental, comedias musicales, operetas, ballet y óperas. Fue director invitado a las temporadas de ópera de Cannes, Paris y Salzburgo. Esto lo catapulta a la cúspide de su carrera musical. Para 1934 fue designado crítico musical en el periódico Le Figaro de Paris. Últimos Días En plena Segunda Guerra Mundial Hahn decidió irse al sur de Francia.  En este trayecto, terminó refugiado en el principado de Mónaco dada su condición de judío; terminada la guerra ingresa a la Academia de Bellas Artes de Francia siendo designado director de la Ópera de Paris; perteneció a ella hasta el 28 de enero de 1947 cuando muere producto de un tumor cerebral. Es enterrado en el antiguo cementerio de Père Lachaise en Paris. En el dintel de su tumba se lee «FAMILLE ECHENAGUCIA», Familia Echenagucia, la familia de su madre venezolana. «… [..] «Instrumento musical de genio» llamado Reynaldo Hahn abrazando todos los corazones, humedece todos los ojos, en la emoción de la admiración que se extiende lejos y nos hace temblar, nos inclinamos uno tras otro, en una silenciosa y solemne ondulación de trigo en el viento». Marcel Proust Le Figaro 11 de mayo de 1903. Estrada Arriens, Mis recuerdos de Reynaldo Hahn: el

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