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¿Alonso Sánchez Huelva descubrió América?

Germán Jiménez

Autor

SánchezHuelva

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«Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España y que iba cargada de mercadería para Flandes o Inglaterra, o para los tractos, la cual, corriendo terrible tormenta, y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella, vino diz que, a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió.»
Fray Bartolomé de las Casas


Dicen que «cuando el río suena es porque piedras trae» y sobre el descubrimiento de América se han generado muchos rumores, que como el viento, trae a nosotros a través del tiempo la duda sobre uno de los sucesos más importantes de la historia. Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los que llegó a tener información de aquel posible suceso que llevó a Alonso Sánchez Huelva a ser el primer español en pisar el Nuevo Mundo. El escritor venezolano, Francisco Herrera Luque, añade esta anécdota en la novela «La Luna de Fausto», una de sus obras literarias más importantes.

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El marinero anónimo

Luego de la llegada de Cristobal Colón a América corrió el rumor que decía que este no había sido el primero en llegar. La historia cuenta que un navegante se vio envuelto en una terrible tormenta que lo hizo desviar su ruta y terminar en lo que al parecer, será Santo Domingo.

Garcilaso Vega fue quien le dio nombre a aquel navegante, a principios del siglo XVII. Así nos cuenta el cronista:

Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, uno más o menos, un piloto natural de la villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contratava por la mar, y llevava de España a las Canarias algunas mercaderías que allí se le vendían bien, y de las Canarias cargava de los frutos de aquellas islas y las llevava a la isla de la Madera, y de allí se bolvía a España cargado de acúcar y conservas.

Andando en esta su triangular contratación, atravessando de las Canarias a la isla de la Madera, le dió un temporal tan rezio y tempestuoso que, no pudiendo resistirle, se dexó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho o veinte y nueve días sin saber por dónde ni adónde, porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por el Norte.

Padescieron los del navío grandíssimo trabajo en la tormenta, porque ni les dexava comer ni dormir. Al cabo deste largo tiempo se aplacó el viento y se hallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto cuál fué, mas de que se sospecha que fué la que ahora llaman Sancto Domingo; y es de mucha consideración que el viento que con tanta violencia y tormenta llevó aquel navío no pudo ser otro sino el solano, que llaman leste, porque la isla de Sancto Domingo está al poniente de las Canarias, el cual viento, en aquel viaje, antes aplaca las tormentas que las levanta.

Mas el Señor Todopoderoso, cuando quiere hazer misericordias, saca las más misteriosas y necessarias de causas contrarias, como sacó el agua del pedernal y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseración y bondad divina, que también usó desta su piedad para embiar su Evangelio y luz verdadera a todo el Nuevo Mundo, que tanta necessidad tenía della, pues vivían, o, por mejor dezir, perescían en las tinieblas de la gentilidad e idolatría tan bárbara y bestial como en el discurso de la historia veremos.

El piloto saltó en tierra, tomó el altura y escrivió por menudo todo lo que vió y lo que le sucedió por la mar a ida y a buelta, y, haviendo tomado agua y leña, se bolvió a tiento, sin saber el viaje tampoco a la venida como a la ida, por lo cual gastó más tiempo del iue le convenía. Y por la dilación del camino les faltó el agua y el bastimento de cuya causa, y por el mucho trabajo que a ida y venida havían padescido empecaron a enfermar y morir de tal manera que de diez y sietes hombres que salieron de España no llegaron a la Tercera más de cinco y entre ellos el piloto Alonso Sánchez de Huelva.

Fueron a parar a casa del famoso Cristóval Colón ginovés, porque supieron que era gran piloto y cosmógrafo y que hazla cartas de marear, el cual los recibió con mucho amor y les hizo todo regalo por saber cosas acaescidas en tan estraño y largo naufragio como el que dezian haver padescido Y como llegaron tan descaecidos del trabajo passado, por mucho que Cristóval Colon les regaló, no pudieron bolver en sí y murieron todos en su casa dexándole en herencia los trabajos que les causaron la muerte, los cuales aceptó el gran Colón con tanto ánimo y esfuerco, que, haviendo sufrido otros tan grandes y aun mayores (pues duraron más tiempo), salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo y sus riquezas a España, como lo puso por blasón en sus armas, diziendo:

A Castilla y a León,
Nuevo Mundo dio Colón.

El Padre Joseph de Acosta, según relata Garcilaso, también contó esta historia diciendo:


«Haviendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegación hecha para esse fin, bien se sigue que si vinieron por mar haya sido acaso y por fuerca de tormentas el haver llegado a Indias, lo cual, por immenso en el Mar Océano, no es cosa increíble. Porque pues assí suscedió en el descubrimiento de nuestros tiempos cuando aquel marinero (cuyo nombre aún no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya a otro autor sino a Dios), haviendo por un terrible e importuno temporal econoscido el Nuevo Mundo, dexó por paga del buen hospedaje a Cristóval Colón la noticia de cosa tan grande. Assi pudo ser, etc.»


Bartolomé de las Casas narra sobre el encuentro de Colón con aquel viajero, explicando la razón por la cual, este le dio la información:


«…viendo que se quería morir descubrió a Cristóbal Colón todo lo que les había acontecido y dióle los rumbos y caminos que habían llevado y traído, por la carta de marear y por las alturas, y el paraje donde esta isla dejaba o había hallado, lo cual todo traía por escripto


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La enfermedad de Sánchez de Huelva

Se dice que los viajeros contrajeron la Sífilis en aquella isla, por lo que al volver, Alonso Sánchez de Huelva padecía la enfermedad venérea y por ello, decide darle la información a Colón, quien la usará para emprender la mayor hazaña de la historia, descubrir el Nuevo Mundo.  A parte de Huelva, sobrevivieron 4 viajeros, pero todos murieron por aquella enfermedad.

Mito o verdad

A finales del siglo XVIII, el Comendador del convento de los Mercedarios Descalzos de Sevilla, José Ceballos, dio como cierta la historia; Garcilaso contaba haberla escuchado desde niño; varias fueron las persononalidades que defendieron aquella historia, pero también quienes la rechazaron y dieron por fantasiosa al no existir fuente alguna que revele la existencia de aquel misterioso navegante. Gonzalo Fernández de Oviedo, militar y cronista español, comentó su existencia aunque la consideraba falsa, dándola como «Así corría de boca en boca». Otros que también defendieron este hecho están  López de Gómara, el P. José de Acosta,  Bernardo de Alderete y Rodrigo Caro.

Otro detalle que se relata, es que Colón, al reunirse con los hermanos Pinzón en Canarias, les indica que a 750 leguas se van a encontrar con peligrosos arrecifes, una afirmación que solo puede venir de alguien que tenga cierto conocimiento de la ruta. También se dice que conocía la existencia de un monte al norte de donde se estaban dirigiendo que parecía un camello echado, donde yacían unas minas de oro y cuando llegó a Guanhaní los indígenas lo condujeron hasta ese lugar donde encontraron las minas de oro.

Francisco López de GÓmara expresará sobre la desventura del viajero desconocido lo siguiente:


“Navegando una carabela por nuestro mar Océano tuvo tan forzoso viento de Levante y tan continuo, que fue a parar en tierra no sabida ni puesta en el mapa o carta de marcar. Volvió de allá en muchos más días que fue; y cuando acá llegó no traía mas que al piloto y a otros tres o cuatro marineros, que, como venían enfermos de hambre y de trabajo, se murieron dentro de poco tiempo en el puerto. He aquí cómo se descubrieron las Indias por desdicha de quien primero las vio, pues acabó la vida sin gozar de ellas y sin dejar, a lo menos sin haber memoria de cómo se llamaba, ni de donde era, ni que año las halló.

Bien que no fue culpa suya, sino malicia de otros o envidia de la que llaman fortuna(…) (…)concuerdan todos en que falleció aquél piloto en casa de Cristóbal Colón, en cuyo poder quedaron las escrituras de la carabela y la relación de todo aquél largo viaje, con la marca y altura de las tierras nuevamente vistas y halladas”. Y concluye el cronista: “Muertos que fueron el piloto y marineros de la carabela española que descubrió las Indias, propuso Cristóbal Colón irlas a buscar”.


Existiendo testimonios de peso, sigue siendo insuficiente para determinar si fue Alonso Sánchez de Huelva, el navegante anónimo, quien descubrió América, aunque también es inevitable notar que según los datos que nos da la historia, Colón tenía una gran certeza del objetivo de su empresa. Verdad o mito, Colón fue quien dejó aquella hazaña para la posteridad.

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G.J.Jiménez

Fuente
http://www.reformation.org/spanish-garcilaso-de-la-vega.html
http://losmundosdehachero.blogspot.de/2012/10/alonso-sanchez-descubridor-sin-querer.html http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/80261663989693164754491/p0000001.htm#I_0_

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