Tiuna El gran espíritu de la lucha

El Cacique del Valle Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Alto, fornido, envestido con un gran plumaje rojo e imponente, Tiuna era el primero de los hombres del valle de Caracas. Su dominio ocupaba la región del teque, en todo lo que ocupa hoy Catia La Mar, en el valle de Los Guayabos, llegando a delimitar con lo que hoy conocemos como Valles del Tuy. Era un gran guerrero y al mismo tiempo líder. Su condición de máximo Cacique de la región fue otorgada por el mismísimo «Catia». Su prestigio no solo era por sus habilidades físicas, era inteligente, prudente y sagaz; respetado tanto por los suyos como por otros caciques. Para el año 1568 las tribus que habitaban el valle tenían la moral baja debido al poderío español. Aún así, la presencia de Tiuna, a pesar de los reveses, empezó a cambiar el ánimo de los nativos. Su orgullo herido, perder lo que consideraba suyo, lo impulsaban a batallar, elaborando estrategias que victoria tras victorias cambiaron el panorama que venía mostrándose. La guerra por el valle Tiuna había elaborado una serie de estrategias para enfrentar a los españoles. Junto con Amaipuro, su hombre de confianza, evitó el desembarco de un velero, comandado por Diego García Paredes y Gutierrez de la Peña,  con municiones y refuerzos en el sotavento del Valle de los Guayabos. Enfrenta en la villa del Collado a los hombres de Bernaldez y Burgos, donde alcanzó el triunfo. Parecía estar en todas partes, al punto de sorprender a Carpio en Las Lomitas, Sierra de Capaya, derrotándolo y mostrando su temeridad y gran capacidad para la guerra. Tras la conquista de Santiago de León Tiuna había estado reuniendo a todos los nativos aledaños, alcanzado cifras, discutidas, que rondan entre diez mil y catorce mil hombres. Era el momento para recuperar la tierra, había que romper el cerco de hierro en la vega del Guaire y defender el territorio de la Sierra.  Guaicamacuto lo asistiría por la vía marina, mientras que se iban formando cuadros alrededor del valle para atacar de forma simultánea en varios lugares. Buscaba dominar el litoral, cerrar el camino de la costa para luego cubrir la villa de Santiago de León. La sombra trae la muerte La muerte de Tiuna tiene dos variantes pero en ambas está incluida la acción de un nativo quien acaba con su vida cuando este se encuentra desprevenido. En ambas versiones se manifiesta la fuerza física y espiritual del cacique. La primera dice que un nativo mercenario, al conocer las riquezas que se ofrecían por la vida del cacique, se infiltró en donde yacía Tiuna y su gente. Cuando menos lo esperaba el mercenario apuñaló con una daga al poderoso líder. Tiuna, al verse herido reacciona y estrangula a su asesino y antes de morir expresa: «¡Solo así podían acabar los españoles conmigo!» La segunda variante indica que Tiuna murió en batalla, siendo el último nativo de pie, retó a Losada al combate. El reto fue delegado en Francisco Maldonado, pero Tiuna hirió con una lanza a Losada, saliendo los demás en su socorro, también hiere a Gallegos, a Pinto y a San Juan. El Poderoso cacique parecía invencible hasta que una flecha disparada por un nativo criado por Maldonado lo atravesara. Así muere Tiuna, luz del amanecer, deidad del agua, el gran espíritu de la lucha, el de ojos pardos y corazón de niño. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Fuente Reyes, Antonio. Caciques aborígenes de Venezuela Tomo 1 Fundación Polar, 1997, 50, Tomo IV. María Electa Torres Perdomo – Aborígenes olvidados de la historia.

La leyenda de Murachí y Tibisay

La historia de Murachí y Tibisay es la historia de un bravo Cacique que hizo lo posible por defender a su gente y que al verse en la muerte, buscó la supervivencia de su raza.

Los Ayamanes, los nativos enanos.

Entre los nobles salvajes que habitaron la tierra venezolana, están los ayamanes, una etnia ubicada al sur de Falcón y parte del Estado Lara. Fueron descubiertos por Nicolás Federmann, gobernador alemán de la Capitanía, en representación de la casa Welser.

La Casa de Miranda en Londres

Casa donde habitó el Generalísimo Francisco de Miranda, su esposa Sara Andrew y sus hijos, Leandro y Francisco. Refugio de héroes hispanoamericanos.

La infancia del Libertador

SIGUE NUESTRA HISTORIA EN LAS REDES FacebookGoogle +Twitter El Libertador, Simón Bolívar, es reconocido por sus grandes hazañas en la emancipación americana. Algunos lo rechazan y acusan, hasta de genocida, por su declaración de Guerra a Muerte; otros comprenden que era un hombre de su época y que actuó de acuerdo al contexto social al que pertenecía en el momento en que lo vivía. La guerra nunca cambia, siempre tiene vencedores y consecuencias de dichas victorias. Así como ocurre en el cine, en que vemos la historia a través de los ojos del protagonista,  es inevitable que el mundo siga bajo la perspectiva del vencedor. Con detractores y apasionados seguidores, será el Libertador el hombre americano más importante de su tiempo, su obra está vigente en la América hispana, su presencia en casi todo el planeta. ¡A la familia Bolívar le ha nacido un niño! Fuertes lluvias caían en la ciudad de Caracas cuando el mensajero gritó «¡A la familia Bolívar le ha nacido un niño! » aquel 24 de julio de 1783, día en que da a luz doña Concepción Palacios y Blanco unida en nupcias con Juan Vicente Bolívar y Ponte. Sus hermanos fueron  María Antonia, Juana y Juan Vicente y María Del Carmen quien falleció al nacer. Los hijos de aquel matrimonio heredaban la unión de importantes apellidos de la época. Los Bolívar eran dueños de fincas agropecuarias en Aragua y el Tuy, siendo poseedores de gran fortuna y posición social; era el Valle de Aragua la zona más fértil de la Capitanía. Es importante destacar que para 1976 se podía calcular que el valor heredado por el Liberador fue un equivalente de 8 millones dólares, entre los bienes de padre y madre. El Pequeño Simón El 30 de junio fue batuizado, siendo el padrino su abuelo materno, don Feliciano Palacios y Sojo. La partida de bautismo dicta lo siguiente En la ciudad Mariana de Caracas, en 30 de junio de 1783 años, el Doctor Juan Félix Jerez y Aristiguieta, prebístero, con licencia que yo el infrascripto Teniente cura de esta Santa Yglesia Catedral le concedí, bautizó, puso óleo y crisma y dio bendiciones a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, párvulo, que nació el veinte y cuatro del corriente, hijo legítimo de don Juan Vicente de Bolívar y doña María de la Concepción Palacios y Sojo, naturales y vecino de esta ciudad. Fue su padrino Don Feliciano Palacios y Sojo, a quien se advirtió el parentesco espiritual y obligación; y para que conste lo firmo. Fecha ut supra.  Bachiller Manuel Antonio Faxardo Doña Concepción Palacios no pudo amamantar al recién nacido por problemas de salud, Simón, así que doña Inés Mancebo de Miyares, esposa del Capitán General don Fernando Miyares y Pérez Bernal, lo hizo en su lugar. Al poco tiempo doña Inés no pudo seguir haciéndolo, así que la esclava Hipólita y posteriormente la negra Matea, fueron quienes se dieron a esa tarea. La salud de sus padres no fue la mejor y para 1786, a tres años de nacido, muere don Juan Bolívar  y el 6 de julio de 1792 muere doña Concepción, siendo las primeras pérdidas que tuvo que sorportar el pequeño Simón; a los nueve años era huérfano. El cuidado del niño quedo bajo la mano de su abuelo don Feliciano, pero este murió al año siguiente, sumándose a las tragedias del joven. La tutela del joven queda con sus tíos Esteban Palacios Blanco y Carlos Palacios Blanco. Don Esteban se encontraba en Madrid a la muerte de don Feliciano, realizando los trámites para conseguir el marquesado para Juan Vicente (hijo), por lo que la tutela recayó en don Carlos. Simoncito fue inscrito en la Escuela Pública de Caracas, y fue dirigido por don Guillermo Pelgrón y asistido por el joven Simón Rodríguez, de apenas contaba con veinte años y que había sido amanuense del abuelo de Simón, don Feliciano Palacios.  La escuela estaba en ruinas, no tenía las condiciones para la enseñanza, aunque Rodríguez estaba intentando mejorar esa situación. Un día, el peque Simón descubrió que don Carlos pensaba enviarlo a vivir con Simón Rodríguez. Esa noticia hizo que el joven se escapara de casa y terminara junto a su hermana, María Antonia, quien estaba casada con Pablo Clemente. Este suceso generó un enfrentamiento en la Real Audiencia, donde María Antonia alegaba que Simón se la pasaba » …solo por las calles y paseos, a pie y a caballo, en junta con muchachos que no eran de su clase». Se dice que a la temprana edad de 8 años ya era un estupendo jinete y solía juntarse con los esclavos y mestizos a jugar, razones que al parecer eran las que preocupaban a su hermana. La Real Audiencia obliga a Simón a vivir con Rodríguez, pero este se volvió a escapar y se ampara en el obispo; sin embargo, vuelven a intervenir y el niño termina aceptando ir a la escuela no sin antes decir que «si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando eran objeto de malos tratos, ¿Por qué no se le permite a él vivir con la gente que más le agradaba?». Al ir creciendo, es inscrito en la Academia de Matemáticas dirigida por el padre Andujar. Ahí ve clases con el joven Andrés Bello, apenas dos años mayor que él, de historia y geografía. Gran parte de su formación, tomando en cuenta su casta, fue realizada en su casa. La importancia de su infancia Los primeros pasos de cada hombre suelen definir la forma en que abordaremos nuestra vida futura. En este tiempo se crean nuestros patrones de comportamiento y la forma en la que vemos el mundo. El Libertador se crió como la mayoría de los niños mantuanos de la época. La muerte de sus padres a corta edad, la cercanía a sus ayas Hipólita y Matea, el afecto por su hermana, todos estos elementos, en general se verán reflejados en su futuro. Andrés Bello y Simón Rodríguez, a quienes conoció de niño, tendrán protagonismo en

¿Alonso Sánchez Huelva descubrió América?

«Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España y que iba cargada de mercadería para Flandes o Inglaterra, o para los tractos, la cual, corriendo terrible tormenta, y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella, vino diz que, a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió.» Fray Bartolomé de las Casas Dicen que «cuando el río suena es porque piedras trae» y sobre el descubrimiento de América se han generado muchos rumores, que como el viento, trae a nosotros a través del tiempo la duda sobre uno de los sucesos más importantes de la historia. Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los que llegó a tener información de aquel posible suceso que llevó a Alonso Sánchez Huelva a ser el primer español en pisar el Nuevo Mundo. El escritor venezolano, Francisco Herrera Luque, añade esta anécdota en la novela «La Luna de Fausto», una de sus obras literarias más importantes. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El marinero anónimo Luego de la llegada de Cristobal Colón a América corrió el rumor que decía que este no había sido el primero en llegar. La historia cuenta que un navegante se vio envuelto en una terrible tormenta que lo hizo desviar su ruta y terminar en lo que al parecer, será Santo Domingo. Garcilaso Vega fue quien le dio nombre a aquel navegante, a principios del siglo XVII. Así nos cuenta el cronista: Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, uno más o menos, un piloto natural de la villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contratava por la mar, y llevava de España a las Canarias algunas mercaderías que allí se le vendían bien, y de las Canarias cargava de los frutos de aquellas islas y las llevava a la isla de la Madera, y de allí se bolvía a España cargado de acúcar y conservas. Andando en esta su triangular contratación, atravessando de las Canarias a la isla de la Madera, le dió un temporal tan rezio y tempestuoso que, no pudiendo resistirle, se dexó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho o veinte y nueve días sin saber por dónde ni adónde, porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por el Norte. Padescieron los del navío grandíssimo trabajo en la tormenta, porque ni les dexava comer ni dormir. Al cabo deste largo tiempo se aplacó el viento y se hallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto cuál fué, mas de que se sospecha que fué la que ahora llaman Sancto Domingo; y es de mucha consideración que el viento que con tanta violencia y tormenta llevó aquel navío no pudo ser otro sino el solano, que llaman leste, porque la isla de Sancto Domingo está al poniente de las Canarias, el cual viento, en aquel viaje, antes aplaca las tormentas que las levanta. Mas el Señor Todopoderoso, cuando quiere hazer misericordias, saca las más misteriosas y necessarias de causas contrarias, como sacó el agua del pedernal y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseración y bondad divina, que también usó desta su piedad para embiar su Evangelio y luz verdadera a todo el Nuevo Mundo, que tanta necessidad tenía della, pues vivían, o, por mejor dezir, perescían en las tinieblas de la gentilidad e idolatría tan bárbara y bestial como en el discurso de la historia veremos. El piloto saltó en tierra, tomó el altura y escrivió por menudo todo lo que vió y lo que le sucedió por la mar a ida y a buelta, y, haviendo tomado agua y leña, se bolvió a tiento, sin saber el viaje tampoco a la venida como a la ida, por lo cual gastó más tiempo del iue le convenía. Y por la dilación del camino les faltó el agua y el bastimento de cuya causa, y por el mucho trabajo que a ida y venida havían padescido empecaron a enfermar y morir de tal manera que de diez y sietes hombres que salieron de España no llegaron a la Tercera más de cinco y entre ellos el piloto Alonso Sánchez de Huelva. Fueron a parar a casa del famoso Cristóval Colón ginovés, porque supieron que era gran piloto y cosmógrafo y que hazla cartas de marear, el cual los recibió con mucho amor y les hizo todo regalo por saber cosas acaescidas en tan estraño y largo naufragio como el que dezian haver padescido Y como llegaron tan descaecidos del trabajo passado, por mucho que Cristóval Colon les regaló, no pudieron bolver en sí y murieron todos en su casa dexándole en herencia los trabajos que les causaron la muerte, los cuales aceptó el gran Colón con tanto ánimo y esfuerco, que, haviendo sufrido otros tan grandes y aun mayores (pues duraron más tiempo), salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo y sus riquezas a España, como lo puso por blasón en sus armas, diziendo: A Castilla y a León, Nuevo Mundo dio Colón. El Padre Joseph de Acosta, según relata Garcilaso, también contó esta historia diciendo: «Haviendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegación hecha para esse fin, bien se sigue que si vinieron por mar haya sido acaso y por fuerca de tormentas el haver llegado a Indias, lo cual, por immenso en el Mar Océano, no es cosa increíble. Porque pues assí suscedió en el descubrimiento de nuestros tiempos cuando aquel marinero (cuyo nombre aún no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya a otro autor sino a Dios), haviendo por un terrible e importuno temporal econoscido el Nuevo Mundo, dexó por paga del buen hospedaje a Cristóval Colón la

La última proclama del Generalísimo

Miranda escribiría su última proclama, dirigida al más alto tribunal de la restablecida Capitanía General de Venezuela: el Memorial a la Real Audiencia de Caracas (1813).

El señor de los refranes, Santos Erminy Arismendi.

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El origen etimológico de algunos refranes populares puede ser rastreable, mas muchos fueron creados gracias a la creatividad criolla.  Los refranes son utilizados constantemente como complemento lingüístico en nuestra vida diaria, logrando recopilar un gran número de ellos. Si algo caracteriza a el venezolano es que «vuela con todo y jaula» y pese a la situación, nunca pierde las esperanzas pues «al mal tiempo, buena cara». El primero que se interesa en recopilar esta costumbre nacional fue; el escritor y profesor Santos Erminy Arismendi, que nace en Carúpano, estado Sucre el 15 de agosto de 1896. Se residencia en Caracas pasando gran parte de su vida en la primera avenida de Las Delicias que actualmente lleva su nombre. El señor de los refranes. Formación: Erminy obtuvo doctorados en universidades de Venezuela y México y en el Instituto de Estudios Superiores de Roma, Italia; se destacó por ser un prolífico escritor en temas relacionados con la historia y las tradiciones de Venezuela. Poseedor de un gran conocimiento sobre el tema, Santos Erminy escribió en 1950 refranes que se oyen y dicen en Venezuela, libro en el que se explica el significado de estos dichos populares, frecuentemente usados por gran parte de los criollos, ya que, para la época, la picardía y la sabiduría popular eran parte importante del habla cotidiana. Otras obras publicadas por Santos Erminy Arismendi fueron: Por entre pueblos e indios, Arismendi y la Guerra a Muerte y Huellas folklóricas: tradiciones, leyendas, brujería y supersticiones. Además de escritor, fue miembro fundador de la Asociación Venezolana de Escritores, de la Asociación Venezolana de Periodistas, de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela, entre otros. Perteneció a importantes organizaciones dentro y fuera de nuestras fronteras, como la Academia Nacional de la Historia, la Fundación Venezolana para el Avance de la Ciencia, la Sociedad de Geografía e Historia de París, el Centro del Folklore de Brasil y asociaciones dedicadas a labores humanitarias convirtiéndolo en una persona de reconocida reputación no solo en su comunidad, sino a nivel nacional e internacional. Oscar Yanes en su libro: Del Trocadero al Pasapoga, historia de mujeres buenas (1993) revive a Santos Erminy Arismendi en su ocupación de profesor en la Universidad Central de Venezuela, dictando clases de «costumbres nacionales» a los inmigrantes… «aquello se armó en una gran galleta, cuando comenzaron a explicarle a los inmigrantes el significado de los refranes»: Los italianos se reían mucho cuando les explicaron que «Zamuro no come hueso, porque no tiene serrucho», «A muerto no le faltan velas, ni a borracho aguardiente», «Aguanta más resuello que un buzo», «Quedó pidiendo caldo en totuma», «Sáqueme de su maleta, porque no viajo». La clase aplaudió a un joven portugués, porque fue el único que explicó el significado correcto de «Cuando San Juan agache el dedo» «—Yo soy sastre -habló el portugués— y me habían dicho que en San Juan de los Morros podía conseguir trabajo. Me fui allá, pero, que va, durante todo un día recorrí la ciudad y no encontré nada. Hambriento, cansado y decepcionado, me senté en la tardecita en una plaza y me puse a conversar con un señor, quien al conocer mis intenciones me dijo: «Mire joven, mejor es que se vaya para Caracas, porque usted aquí trabajará como sastre cuando San Juan agache el dedo». Yo me quedé en la luna y él me mostró la estatua gigante del santo, con el dedo parado. «Nunca San Juan bajará el dedo ¿verdad? -dijo-. Pues bien, usted aquí nunca cortará un traje a nadie, porque en San Juan sobran los sastres»» Scotto cuenta que gozó un puyero explicándole a una señora francesa el significado de «Menéalo, que se empelota». Los españoles se morían de la risa con aquello de «Muy chico el pájaro, para tener tan grande el nido», por lo que Santos Erminy se vio obligado a llamar al orden, advirtiendo que, cuidado con «Meterse a brujo, sin conocer las yerbas». La cita es un ejemplo acertado del contraste entre dos culturas antagónicas; si bien el europeo asimila “elementos criollos” el venezolano también toma como suyos elementos europeos, “venezolanizándolos” en la jerga popular. Las expresiones más utilizadas son muestra de ello: Chamo: una palabra que nos distingue en muchos países de Latinoamérica. Viene de “Chum” que en inglés significa amigo o camarada. Corotos: el expresidente Antonio Guzmán Blanco tenía una gran colección de cuadros del artista francés Jean Baptiste Corot.  Cada vez que tenía que cambiar de residencia le pedía a los empleados y personas de la servidumbre “¡Cuidado con los Corots! Para que tuvieran precaución al embalar y trasladar los cuadros. Luego estos empleados fueron generalizando la palabra a todos los objetos de la casa. Cotufas: es nuestro popcorn o palomitas de maíz, y como ha sucedido con otras palabras derivadas de inscripciones en inglés, viene de los sacos con granos de maíz que tenían la inscripción “Corn to fry”. Echar un Camarón: en las excavaciones petroleras, los capataces gringos de vez en cuando querían echar una siesta. Pero para no ser vistos por los obreros venezolanos se excusaban diciendo “I come around” (Ya vuelvo). Esta frase al venezolanizarse quedó como camarón para definir el sueñito que se echa en medio de una jornada. Guachimán: vigilante o sereno. Viene del inglés venezolanizado Watchman. Los Macundales: las transnacionales que venían a explotar el petróleo en nuestro país generalmente utilizaban herramientas de la marca “Mack and Dale”. Cuando culminaba el día de trabajo, los obreros tenían que “recoger los macundales” haciendo referencia a dichas herramientas de trabajo. Hoy en día esa palabra también se refiere a objetos o cosas. Mamarracho:  una persona generalmente mal vestida o extravagante, y proviene del árabe muharrig, que significa bufón o payaso. Musiú: lo usamos para referirnos a un extranjero o alguien con apariencia de forastero. Viene del vocablo francés “Monsieur” que significa “Señor”. Muérgano: proviene del siglo XIX. Cuando el pirata inglés Morgan y sus compañeros los “Moranger” invadieron Maracaibo, realizando saqueos y crímenes por donde pasaban. La palabra

Tranvías en Caracas

Los tranvías de Caracas fueron un medio de transporte que permitió la movilización de las personas a lo largo de la ciudad. Al pasar el tiempo fueron desplazados por el motor y el petróleo pero aún quedan restos de historia de aquel transporte en la ciudad.

Acta de independencia, 5 de julio de 1811

Acta de independencia del 5 de julio de 1811. Máximo documento que representa la libertad de los venezolanos de decidir sobre su destino como nación e inicio de la lucha por la independencia y fundación de la República.

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