François L’Olonais, el bucanero francés que atacó Venezuela y murió en el Darién

Germán Jiménez

Autor

Representación de François L'Olonais el flagelo de los españoles, por la IA Leonardo.

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La historia de los piratas y bucaneros del siglo XVII en el Caribe está llena de figuras legendarias, pero pocas tan temibles como François L’Olonais, conocido como «El flagelo de los españoles». Su vida y acciones en alta mar dejaron una huella indeleble en la historia de la piratería y el terror que infundía en los corazones de los españoles coloniales.

¿Quién fue François L’Olonais?

François L’Olonais, cuyo nombre de nacimiento era Jean-David Nau, nació entre 1630 y 1635 en Les Sables-d’Olonne, una localidad en la costa occidental de Francia. A los 20 años, decidió aventurarse hacia una vida en el mar que finalmente lo llevaría al Caribe. Su destino lo llevó a unirse a una audaz banda de cazadores en La Española, quienes más tarde serían conocidos como bucaneros debido a su peculiar práctica de ahumar carne en parrillas. A pesar de los intentos de las autoridades españolas por reprimir a estos cazadores, resistieron valientemente, a menudo refugiándose en la intrincada selva de la isla. Con el tiempo, muchos de estos bucaneros se convirtieron en piratas.

Su base de operaciones

A partir de la década de 1660, François L’Olonais seleccionó Tortuga como su punto de partida para llevar a cabo sus incursiones piratas. El gobernador le entregó un barco capturado y lo instigó a saquear embarcaciones españolas. Tortuga se consolidó como un refugio clave de bucaneros desde los años 1630. Las autoridades coloniales francesas tenían bajo su jurisdicción Saint Domingue, al otro lado de la isla, y toleraban la presencia de los bucaneros en Tortuga, ya que los consideraban un recurso valioso para disuadir los ataques de los navíos de guerra españoles.

El flagelo de los españoles

François L’Olonais fue conocido como el flagelo de los españoles, y como el más sádico y cruel de los bucaneros. No tomaba priosioneros, los decapitaba.

Al iniciar la guerra contra Francia en 1667, los bucaneros aprovecharon para tomar Maracaibo. Con aproximadamente unos 600 hombres repartidos en ocho barcos, L’Olonais atacó Maracaibo. Primero capturaron dos barcos, y luego atacaron la ciudad. Pero al tenerla, se dieron cuenta de que los habitantes habían huido con sus riquezas. A estos habitantes les dieron caza y los torturaron luego de capturarlos. Cuando atacaron Gibraltar, muchos bucaneros cayeron en la resistencia, pero al final lograron vencer.

Exigieron, inicialmente, un rescate de 10.000 piezas de plata, y al regresar a Maracaibo, hicieron lo mismo, pero esta vez fueron 30.000 piezas de oro. Con todo este dinero volvieron a Tortuga, donde François L’Olonais se prepararía para su última aventura.

Muerte a su medida

Luego de atacar Honduras y fracasar al no conseguir las riquezas deseadas, L’Olonais en un viaje al golfo de Darién, fue capturado por caníbales. L’Olonais fue cortado lentamente en pedazos hasta que murió, y luego lo asaron. Se comían las partes más selectas y lo que quedaba se convertía en cenizas y se esparcía en el viento. El bucanero, que acostumbra a ahumar la carne, murió asado.

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