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«No hay nada semejante a luchar con la avaricia e indelicadeza de los aventureros, únicos elementos que, para combinaciones fiscales, puede tener la inconocida, pobre y desacreditadada Venezuela, en un mercado oceánico y vertiginoso como el de la monstruosa Londres» Guzmán Blanco.
Instaurada la Federación, Venezuela se encontraba bajo complicación económica por el número de compromisos internos y externos. Los bonos de la deuda pública exterior estaban casi todos vencidos. A esto hay que sumarle que al transformarse en Federación, había que pasar por una serie de pasos de aprobación, como la Asamblea Constituyente, más la nueva libertad de prensa que movilizaba la opinión pública.
El empréstito de Londrés fue una solución que buscó el Presidente Juan Crisótomo Falcón, junto con su mano derecha, Antonio Guzmán Blanco, ante la difícil situación.
La diestra de Falcón
Guzmán Blanco era hombre de confianza de Falcón, Ministro de Hacienda, el de mayor conocimiento jurídico de sus filas, la segunda figura más influyente de su gobierno, con dominio del inglés y el conocimiento de todo los asuntos fiscales del país, para entonces. En definitivamente, el que se perfilaba mejor para realizar el empréstito.
El empréstito
Guzmán viajó a Londrés para negociar un proyecto de empréstito y un proyecto de compromiso sujeto a la aprobación de la Asamblea Constituyente. Este contemplaba lo siguiente, según lo extraído de Polanco Alcántara:
«Levantar un empréstito montante a 1.500.000 Libras esterlinas emitidas como vales al portador para ser colocados en el mercado londinense; estos vales, mientras estuvieren en circulación, percibirían un interés de 6% anual; cada año, el gobierno estaría obligado a redimir no menos del 2% mediante un sistema dependiente de su valor en la Bolsa de Londres; el precio de colocación, pagaderos a varias cuotas, sería del 60% del valor nominal; el pago se garantizaba con el producto de varias de las aduanas de la República (La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, y Ciudad Bolívar); el gobierno daba fe de que tales derechos o productos de las aduanas estaban descargados, es decir, no comprometidos para otros pagos; a los efectos de cumplir las obligaciones respectivas, el Cónsul Británico en La Guaira, recibiría semanalmente el producto del cobro de los derechos aduanales. Por último, la compañía corredora, al percibir el monto pagado por los suscriptores de bonos, debía retener una suma de noventa mil libras para pagar intereses, otra suma de treinta mil libras para la primera amortización y otra suma equivalente a su comisión, montante al 5% del total del empréstito, es decir a setenta y cinco mil libras.»
La Asamblea Constituyente discutió al detalle el proyecto y, con gran mayoría, autorizó su ejecución el 14 de enero de 1864. Las críticas fueron dirigidas a la garantía y «al costo que para algunos era muy elevado».
Al regresar del segundo viaje, Guzmán rindió cuenta en su Memoria, la cual fue aprobada.
Los resultados
«Nadie más que yo sabe cuan violenta y forzada fue la operación del empréstito; pero, en mi pósición, dejar de realizarlo habría sido hundirme y dar la victoria a mis émulos en Venezuela. Hice más de lo que humanamente era posible, realicé casi un milagro, porque triunfando yo, consevaba mi ascendiente en la región oficial del Gobierno, y con él resguardaba la causa de caer en manos de los vagabundos». Guzmán Blanco.
Mediante esta operación se pudo cancelar una cuenta con el gobierno de los Estados Unidos, acabar con la garantía aduanal en favor de los acreedores de Sevardío (contraída durante el gobierno de Páez), rebajar el monto de ciertas deudas o sustituirlas por nuevas formas de pago, rebajar el monto debido por causa de reclamaciones francesas y sumistró 250.000 libras al gobierno para operaciones urgentes.
La reputación de Guzmán
El empréstito de Londres es uno de los casos donde Guzmán se vio vinculado y atacado por su forma de operar. Así como tuvos muchos aciertos, la historia lo recuerda también por su enrequecimiento a costa del poder. En este caso en particular se denotan varios puntos.
Para realizar la operación, se realizaron dos consultas en el Parlamento, las cuales fueron aprobadas. Se acordó, como era común en la época, una comisión para aquel que realizara dicha operación. Este punto generó muchas críticas a Guzmán por haberse quedado con aquella comisión, aunque estaba aprobada por el Congreso.
Se dice que la compañía de Crédito General era de él o actuaba bajo su dirección y que eso facilitó que dicha comisión quedara bajo su control. Este accionar, de ser cierto, es moralmente reprobable, incluso entonces, ya que el Ministro de Hacienda y representante fiscal estaba contratando consigo mismo.
En tal caso, aunque muchos fueron los que posteriormente criticaron aquella operación, al hacerlo debería quedar objetado también el parlamento y el mismo Presidente, quienes estaban al tanto y aprobaron. Varios de los diputados que dieron el voto a Guzmán, luego fueron sus enemigos y críticos, siendo ellos parte de quienes dieron el visto bueno.
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