El empréstito de Londres
Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí «No hay nada semejante a luchar con la avaricia e indelicadeza de los aventureros, únicos elementos que, para combinaciones fiscales, puede tener la inconocida, pobre y desacreditadada Venezuela, en un mercado oceánico y vertiginoso como el de la monstruosa Londres» Guzmán Blanco. Instaurada la Federación, Venezuela se encontraba bajo complicación económica por el número de compromisos internos y externos. Los bonos de la deuda pública exterior estaban casi todos vencidos. A esto hay que sumarle que al transformarse en Federación, había que pasar por una serie de pasos de aprobación, como la Asamblea Constituyente, más la nueva libertad de prensa que movilizaba la opinión pública. El empréstito de Londrés fue una solución que buscó el Presidente Juan Crisótomo Falcón, junto con su mano derecha, Antonio Guzmán Blanco, ante la difícil situación. La diestra de Falcón Guzmán Blanco era hombre de confianza de Falcón, Ministro de Hacienda, el de mayor conocimiento jurídico de sus filas, la segunda figura más influyente de su gobierno, con dominio del inglés y el conocimiento de todo los asuntos fiscales del país, para entonces. En definitivamente, el que se perfilaba mejor para realizar el empréstito. El empréstito Guzmán viajó a Londrés para negociar un proyecto de empréstito y un proyecto de compromiso sujeto a la aprobación de la Asamblea Constituyente. Este contemplaba lo siguiente, según lo extraído de Polanco Alcántara: «Levantar un empréstito montante a 1.500.000 Libras esterlinas emitidas como vales al portador para ser colocados en el mercado londinense; estos vales, mientras estuvieren en circulación, percibirían un interés de 6% anual; cada año, el gobierno estaría obligado a redimir no menos del 2% mediante un sistema dependiente de su valor en la Bolsa de Londres; el precio de colocación, pagaderos a varias cuotas, sería del 60% del valor nominal; el pago se garantizaba con el producto de varias de las aduanas de la República (La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, y Ciudad Bolívar); el gobierno daba fe de que tales derechos o productos de las aduanas estaban descargados, es decir, no comprometidos para otros pagos; a los efectos de cumplir las obligaciones respectivas, el Cónsul Británico en La Guaira, recibiría semanalmente el producto del cobro de los derechos aduanales. Por último, la compañía corredora, al percibir el monto pagado por los suscriptores de bonos, debía retener una suma de noventa mil libras para pagar intereses, otra suma de treinta mil libras para la primera amortización y otra suma equivalente a su comisión, montante al 5% del total del empréstito, es decir a setenta y cinco mil libras.» La Asamblea Constituyente discutió al detalle el proyecto y, con gran mayoría, autorizó su ejecución el 14 de enero de 1864. Las críticas fueron dirigidas a la garantía y «al costo que para algunos era muy elevado». Al regresar del segundo viaje, Guzmán rindió cuenta en su Memoria, la cual fue aprobada. Los resultados «Nadie más que yo sabe cuan violenta y forzada fue la operación del empréstito; pero, en mi pósición, dejar de realizarlo habría sido hundirme y dar la victoria a mis émulos en Venezuela. Hice más de lo que humanamente era posible, realicé casi un milagro, porque triunfando yo, consevaba mi ascendiente en la región oficial del Gobierno, y con él resguardaba la causa de caer en manos de los vagabundos». Guzmán Blanco. Mediante esta operación se pudo cancelar una cuenta con el gobierno de los Estados Unidos, acabar con la garantía aduanal en favor de los acreedores de Sevardío (contraída durante el gobierno de Páez), rebajar el monto de ciertas deudas o sustituirlas por nuevas formas de pago, rebajar el monto debido por causa de reclamaciones francesas y sumistró 250.000 libras al gobierno para operaciones urgentes. La reputación de Guzmán El empréstito de Londres es uno de los casos donde Guzmán se vio vinculado y atacado por su forma de operar. Así como tuvos muchos aciertos, la historia lo recuerda también por su enrequecimiento a costa del poder. En este caso en particular se denotan varios puntos. Para realizar la operación, se realizaron dos consultas en el Parlamento, las cuales fueron aprobadas. Se acordó, como era común en la época, una comisión para aquel que realizara dicha operación. Este punto generó muchas críticas a Guzmán por haberse quedado con aquella comisión, aunque estaba aprobada por el Congreso. Se dice que la compañía de Crédito General era de él o actuaba bajo su dirección y que eso facilitó que dicha comisión quedara bajo su control. Este accionar, de ser cierto, es moralmente reprobable, incluso entonces, ya que el Ministro de Hacienda y representante fiscal estaba contratando consigo mismo. En tal caso, aunque muchos fueron los que posteriormente criticaron aquella operación, al hacerlo debería quedar objetado también el parlamento y el mismo Presidente, quienes estaban al tanto y aprobaron. Varios de los diputados que dieron el voto a Guzmán, luego fueron sus enemigos y críticos, siendo ellos parte de quienes dieron el visto bueno. 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El Imperio Americano
El Imperio Americano fue una de las formas en que denominó Francisco de Miranda a su proyecto de Estado americano. Las líneas generales fueron escritas con poco tiempo, aunque en 1790 hubo un primer esbozo de la misma, ya que fue uno de los medios que usó el Precursor para motivar a Inglaterra de apoyar la independencia hispanoamericana. Su estructura, sin embargo, estaba influenciada por la forma original romana. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El programa Constitucional «La Ciudad Federal será construida en el punto central (tal vez en el Istmo) y llevará el augusto nombre de Colombo, a quien el mundo debe el descubrimiento de esta hermosa región de la tierra.» La forma de gobierno sería Federal conformada por ciudadanos nacidos en el país, de padres libres; y aquellos extranjeros que hayan prestado juramento al nuevo gobierno o hayan participado en la emancipación americana. El poder ejecutivo estaría conformado por dos Incas, aunque al principio se pensó en uno; estos deberían ser ciudadanos del Imperio, mayores de cuarenta años, con una propiedad raíz de 200 arpentes de tierra —aproximadamente unos 58,47 metros por unidad— y que hayan ejercido cargos de gran importancia dentro del Imperio. La idea de esto es que uno estuviese en la Capital, mientras el otro viajaría entre las provincias, supervisándolas, a la manera consular romana. El cargo de los Incas duraría un lustro —cinco años— y no podrá ser elegido hasta un periodo posterior a los cinco años. En casos de crisis, se denominaría un dictador, como se hacía en Roma, y este tendría un tiempo para tomar las medidas necesarias para superar cualquier adversidad. «Los incas nombrarán asimismo dos ciudadanos para ejercer el cargo de Cuestores o Administradores del tesoro público; otros dos para el de Ediles, que se encargarán principalmente de la construcción y reparación de las grandes rutas del imperio, etc., y otros dos con el título de Censores, que se encargarán de levantar el census del imperio, de velar por la instrucción pública y por las buenas costumbres. La edad requerida para todos los cargos será de treinta y dos años, y la duración de un lustro». El Poder Ejecutivo podrá declarar la guerra defensiva con el consentimiento pero no podría llevar la guerra fuera de las fronteras del imperio sin el acuerdo de las asambleas; deberá contar con mayoría de sufragios. Los censores tendrán representantes en las provincias dónde existírían Asambleas provinciales conformadas por ciudadanos activos llamados Curacas , dedicados a administrar cada circunscripción, con una duración de 5 años. Se nombrarían diputados para representar a las provincias en el cuerpo legislativo federal, llamado el concilio colombiano en honor a Cristobal Colón—para entonces no existía la República de Colombia—. Deberían vigilar si los ciudadanos cultivan bien sus tierras, si pasan mucho tiempo sin casarse y hasta si son valientes en la guerra. Los censores, cuestores y ediles cuidarían de las costumbres, del tesoro y de los trabajos públicos. La asamblea provincial sería la encargada de elegir a los Incas. El poder judicial estaría compuesto por los jueces. El Poder Ejecutivo nombrará la Corte Suprema Nacional, que estaría compuesta por un presidente y dos jueces, elegidos entre los jueces nacionales para juzgar los derecho de gentes, los tratados con potencias extranjeras y también a todos los magistrados y funcionarios acusados de prevaricato u otros crímenes contra el Estado. Los jueces serían inamovibles y de por vida, excepto en caso de prevaricato. Serían llevados ante la Corte Suprema Nacional, que es el único organismo que podría destituirlos. El poder legislativo se denominaría la Dieta Imperial y estaría conformado por representantes nombrados por las diferentes asambleas provinciales. Estarían encargados de promulgar las leyes por mayoría de sufragio pero deberán ser sancionadas por el ejecutivo. Está tendría una duración de un lustro y sus miembros podrían ser reelegidos. El culto sería el de la religión Católica Romana y la jeraquía del clero sería regulada por un concilio provincial. Sin embargo, la tolerancia religiosa estaría aceptada por la constitución y nadie debería ser molestado por opiniones religiosas. Todo sacerdote quedaría excluido de la función militar o civil. El sufragio sería censal, los comicios estarían formados por todos los habitantes nativos o ya afincados en el país, cualquiera sea la casta a que pertenezcan, siempre que hayan cumplido los 21 años, que hayan jurado lealtad a la nueva reforma del gobierno y a la independencia americana, que rengan una renta anual de 36 piastras—unidad monetaria—, que hayan nacido de padre y madre libres, que no ejerzan servidumbre doméstica ni hayan sufrido pena infamante. La ciudadanía tendría ciertas condiciones: «Aquellos que enajenen sus tierras, perderán el derecho invalorable de ser ciudadanos, hasta que adquieran la parcela necesaria para serlo, Los que descuiden el cultivo de la tierra durante tres años consecutivos, serán condenados por los magistrados, etc.» FuenteParra Pérez, Caracciolo. Historia de la Primera República de Venezuela.Para mayor detalle revisar la web http://constitucionweb.blogspot.com/2010/04/planes-de-gobierno-francisco-de-miranda.html
El cubano que traicionó a Francisco de Miranda
«…los venezolanos no trabajan con previsión. Están mejor preparados para cambiar de amos que para ser libres» informe de Pedro José Caro a Miranda Miranda, a lo largo de su vida, sufrió muchas traiciones. Sus grandes méritos militares y su reputación le abrieron muchas puertas pero también le cerraron otras. Su empresa de liberar a América del yugo español fue una de las que no llegó a ver concretada. Sin embargo, su influencia en la emancipación americana es innegable, por lo que se le bautizó como el Precursor. Una de las traiciones que recibió, vino por parte de uno de sus agentes, posiblemente el más activo, en tiempos previos a la Primera República de Venezuela. Desconfianza y sospechas De febrero a junio de 1797, el cubano Pedro José Caro, estuvo en Trinidad, uno de los tantos destinos para los cuales sirvió a Francisco de Miranda. Desde allá, informaba a Miranda de todo lo que acontecía en aquellas tierras y ayudaba a promover la insurrección americana. Tuvo el encargo de imprimir la carta de Vizcardo en aquellas tierras. Sin embargo, Miranda encuentra resistencia de los ingleses para lograr sus objetivos, ya que estos consideraban peligrosas aquellas ideas francesas en América. Para entonces, a pesar de todo el tiempo y confianza que tenía Caro, Manuel Gual emite una carta al futuro Generalísimo de su impresión: «No quiera usted que sienta no haber conocido al amigo Caro y haber sido informado de todos los planes de usted; pero lo que es más triste y más fatal es que mi amigo Manzanares y yo desconfiamos de él» Gual no logró encontrarse con Caro, pero es posible que haya obtenido información que le alertaban sobre el cubano. Por otro lado, Picton, quien veía con suspicacia los planes revolucionarios afirma sobre Caro: «La conducta de este hombre durante los cinco o seis meses que residió en esta isla me hace pensar que tengo razón para creer que era un emisario —Caro— de la corte de Madrid, quien ganó la confianza de Miranda para descubrir sus proyectos y las intenciones del gobierno de Su Majestad respecto a las colonias suramericanas» El agente de Miranda había generado recelo en los americanos en su tiempo en Trinidad y aunque, al inicio, pudo laborar de forma sincera, la enfermedad lo impulsó a cambiar de rumbo. La traición a Miranda Pedro José Caro, enfermó de piedra en la Uretra y había caído en una pobreza tal, que al no ver resultados en la empresa de Miranda, se dispuso a pedir perdón al rey. Empero, algunas declaraciones pudiesen hacer pensar que su función de agente español ya venía dándose tiempo atrás. La embajada de España afirmó que aquel cubano visitaba con frecuencia a Miranda, lo que bastaba para apreciar sus «ideas y entretenimientos». Caro marchó a Hamburgo, a espaldas del General, y entregó documentos que revelaban las operaciones de Miranda y Vargas en Inglaterra al ministro de España José D. Ocáriz. Se le pide que vuelva a Londres para conseguir más información de todo lo que hace el General, pero este pide que le dejen ir a España para restablecer su salud. Caro quedó en la miseria, huyendo de la corona española que parecía no creerle; y de los ingleses, que tampoco le dieron el voto de confianza. Cada informe que se daba sobre él hablaba sobre la miseria en la que vivía y su mal estado de salud Es posible que Miranda no llegase a conocer de su traición. Fuente Parra Pérez, Caracciolo. Historia de la Primera República de Venezuela Archivos de Miranda: Viajes.
El hijo de Lope de Vega murió en Margarita
«Atada al mar Andrómeda lloraba los nácares abriéndose al rocíoque en sus conchas cuajado el cristal frío en cándidos aljófares trocaba»Lope de Vega Cubagua y Margarita fueron centros de atención de muchos aventureros que iban tras las perlas, codiciadas en el viejo mundo. Los aborígenes, hábiles buzos, eran usados para extraer el tesoro de las profundidades. En ocasiones corrían con la mala fortuna y un tiburón se encargaba de teñir de sangre nativa el agua. Aquella fama atrajo a muchos españoles y es posible que sea la razón que entusiasmó a Lopillo, hijo de Lope de Vega. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí La tragedia del padre «…pedí favor al llanto, porque hay penas, que matan vidas de no ser lloradas» Lope de Vega La vida de Lope de Vega debió estar llena de frustraciones. Todas las mujeres que amó murieron. Se cuenta en solo cuatro de sus amores —dos por matrimonio— llegó a tener unos catorce hijos. Fue desterrado de la corte entre el 1588 y el 1595 por sus escritos contra Elena Osorio. En el 1595 es indultado pero al año siguiente es procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo —vivía con ella sin estar casados—. A pesar de todo eso, el genial escritor exploró cada uno de los géneros de la época y sus letras siguen plasmadas en múltiples ediciones. Tras la muerte de su último hijo, escribe una obra en su honor y recuerdo, imaginando su pérdida en el Nuevo mundo. Su vida quedó despedazada y antes de bajar el telón de su tiempo, muere Antonia Clara, «su ojito derecho». Ha quedado el hombre bajo las sombras de sus últimos días. Tarde, cuando el dolor no podía ser mayor, llega la noticia de la pérdida de Lopillo, ahogado meses atrás, sin lograr su destino. La muerte de Lopillo «¡Oh perezoza muerte! contraria del estilo sucesivo de la Naturaleza, pues para más rigor de tu fiereza lo que debe morir perdonas vivo,pues muere quien tan tierna edad vivía…» Lope de Vega Lope Félix del Carpio y Luján es el último hijo de Lope de Vega. El joven aventurero se embarcó con destino al Nuevo Mundo, donde espera encontrar los grandes tesoros de aquel lugar desconocido. Heredó de su padre lo aventurero, pero en la pluma no logró cosechar éxito alguno. Alzó las armas desde muy pequeño y luchó contra moros y piratas. En esta descripción no sería extraña la decisión de viajar a la tierra que descubriera Colón. En aquel trayecto, llegando a las costas neoespartanas una nube negra cubrió a los viajeros. La tempestad cayó y lanzó las naves de un lado a otro. El mar destruía las embarcaciones con cada impacto y arrastraban a los hombres a sus profundidades. Entre aquellos aventureros estaba un joven de apenas 27 años, que ya soñaba con alcanzar sus deseos, cuando fue arrebatado de la tierra. De este suceso, Lope de Vega escribirá una égloga donde explayará su dolor de haber perdido a su último hijo, a su «Felicio» en aquella «Arabia Margarita». Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí
El origen de los Bolívar
«Yo los he representado en presencia de los hombres y en presencia de la posteridad»,Simón Bolívar. Mirar el pasado de un hombre no solo implica ver en sus parientes más cercanos, también es conocer donde inician sus raíces. A través de esta mirada a la ascendencia, podemos encontrar elementos que pudieron forjar el comportamiento de forma indirecta. Los Bolívar fueron una familia de renombre, incluso antes de la aparición del Libertador, sobre todo en tierras americanas. Caminar en sus orígenes es un gusto para quien conoce y ama la historia. Todo lo que hay detrás del primer hombre de América tenta a la curiosidad como un manjar al paladar. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Los primeros Cerca del valle de Ondárroa se levanta la Puebla de Bolívar, en las tierras de Vizcaya. Ahí se fundó la Anteiglesia de Ziortza-Bolibar o Cenarruza-Bolívar por los Bolívar del siglo X. Frente a la iglesia está la casa original Bolíbar-Jauregui donde vivieron hasta el siglo XIX, y hay, actualmente, un museo dedicado al Libertador. Fueron expulsados en el siglo XI, tras un enfrentamiento contra los obispos de Armentia, por el mantenimiento de los fueros, y acusados de intervenir en el asesinato del obispo Don García. Fue hasta el siglo XIII que se les vuelve a ver por aquellas tierras. En la etimología del apellido podemos extraer del euskera, idioma original de Vizcaya, que Bolu significa molino e ibar significa orilla. Aproximándose al significado tendríamos «molino de agua». El apellido Jáuregui significa «Demasiado señor», lo que daba una idea de la hidalguía de Miguel Ochoa de la Rementería y Bolíbar-Jáuregui. En el escudo de armas se blandía una rueda que simbolizaba los molinos de cebada sobre un campo de plata. Existe otra teoría que indica que los Bolívar vinieron de Álava y se fueron instalando en Vizcaya. Simón el viejo El hijo de Martín de Ochoa, antepasado de gran valía histórica dentro de la familia Bolívar, fue el primero en caminar por tierra americana. Su nombre sería Simón Ochoa de Bolíbar, a quien luego conocerán como Simón de Bolíbar «el viejo», nacido en Vizcaya el 5 de marzo de 1532, en Marquina, en la Puebla de Bolívar. Él desplazará el Ochoa para dejar el Bolíbar como símbolo de su origen. Llega a América a través de Santo Domingo a los veinticinco años, en donde se casó con doña Ana Hernández de Castro, unión de la cual nace su único hijo, Simón Bolívar y Hernández o Simón de Bolívar «el Mozo», homónimo de su padre, con lo que se buscará afianzar su presencia en el Nuevo Mundo. Con su familia, viaja a Caracas, su hijo «el mozo» ya tiene veinte años y al año de llegar es enviado por el Capitán General Osorio a España a presentarse ante Felipe II con varios encargos de los cuales concretará: La autorización de un seminario, que será el antecedente de la Universidad Central de Venezuela. La autorización para el escudo de armas y el título de Muy Noble Leal Ciudad para Santiago de León de Caracas. La eliminación del trabajo forzado para los nativos (abolición de la esclavitud indígena). Privilegios para el Ayuntamiento de Caracas. Nuevas concesiones de la corona. La autorización para la compra de tres mil esclavos de áfrica. Simón de Bolívar, el viejo, con esta tarea, había dado uno de los pasos históricos que determinaría el futuro de la provincia, mientras Osorio se transformaría en uno de los mejores —o el mejor—gobernador que tuviese la Capitanía. El viejo fue Contador General de la Real Hacienda desde 1593 hasta su destitución en 1606 por Sancho de Alquiza, quien lo mete preso e intenta vender sus bienes. En 1612, García Girón, nuevo gobernador, revertiría las decisiones de Alquiza, pero el «el viejo» moriría el 9 de marzo de ese año. Fue conocido por el sobrenombre de «el Vizcaíno» y el «Procurador», además de ser denominado «el viejo», por ser el primer Simón Bolívar en estas tierras y diferenciarlo de su hijo «el mozo». Gracias a él fue creado el convento de los dominicos en la esquina San Jacinto, al frente de donde nacerá el Libertador de América. Simón de Bolívar «el mozo» contrajo nupcias con Beatriz de Rojas, en Caracas. Ella era la hija del conquistador Alonso Díaz Moreno. En 1593 quedan bajo su poder San Mateo e inicia el vínculo de los Bolívar con aquellas tierras de los Valles de Aragua. Su hijo, Antonio de Bolívar y Rojas, será el primer Bolívar venezolano. Empero, enviuda y entrega su vida al sacerdocio, transformándose en visitador eclesiástico de los valles de Aragua. El nudo Marín Juan de Bolívar Martínez y Villegas, nieto de Simón de Bolívar «el mozo», inició una tarea que jamás se concretará: el título de marquesado de San Luis. Para entonces la corona, que se encontraba en declive económico por la excesiva burocracia y la explotación improductiva de recursos, decidió vender títulos de otorgamiento nobiliario. Juan de Bolívar supo que el título de Marqués de San Luis estaba a la venta por 22.000 doblones de oro y, de forma inmediata, decidió ofertar por su compra. Los Bolívar habían logrado una gran fortuna que les permitía este tipo de gastos. Sin embargo, para conseguir un título se necesitaba más que una gran fortuna, en aquella época, las riquezas no aseguraban posición. Cuando la corona evaluó al comprador para comprobar su pureza de sangre, notaron la presencia de un miembro incompatible para concretar la venta del título: Josefa Marín de Narváez, bisabuela del Libertador, e hija de Francisco Marín de Narváez. Existe la duda de quién fue la madre, y hay quienes aseguran que la unión de Francisco fue cuando estaba en el lecho de muerte, pero este hecho seguirá persiguiendo a la familia, incluso hasta el día de hoy. A este suceso se le denominará el «Nudo Marín», el cuál llegará a provocar rechazo por la sociedad mantuana hacia el Libertador quien en ocasiones lo denominarán de «Zambo». Juan Vicente Bolívar El
El Capitolio Federal
«Operarios del Capitolio: Al pie de estas murallas, la ciudad entera os contempla para daros una silba horrorosa, si no acabáis la obra para febrero. Apenas os quedan 30 días hábiles para dar esta batalla … » José María Rojas Una de nuestras edificaciones más emblemáticas es el Capitolio Federal, ubicada en el centro del valle de Santiago de León de Caracas, cuya estructura y presencia dificilmente se pueda evitar notar para quienes transitan esta zona de la ciudad. Fue construida durante el denominado «El Septenio» (1870-1877), periodo de gobierno resultado de la Revolución de abril donde asumió Antonio Guzmán Blanco. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Arquitectura del Capitolio Federal Fue ubicado en el área del antiguo convento de monjas concepciones entre las esquinas de La Bolsa y San Francisco. Es de estilo neoclásico y está inspirado en las construcciones francesas, posiblemente por la influencia que tenía Guzmán Blanco. Su principal arquitecto fue Luciano Urdaneta, hijo del general Rafael Urdaneta y tuvo a Manuel María Urbaneja, Juan Hurtado Manrique y Roberto García como ingenieros auxiliares. La construcción tuvo un valor total de Bs. 171.580. Lado Sur: Aquí se encuentra el Palacio legislativo, que fue construido a partir de septiembre del año 1872, en ciento catorce días, para la instalación del congreso, el 20 de febrero de 1873, primer congreso luego de la «Revolución de abril». El hemiciclo de sesiones tiene tres niveles: la parte norte la ocupa el podio y la Mesa Directiva. Abajo están la Tribuna de Honor y la Mesa de Secretaría. En el área del sur están los palcos para invitados de honor, prensa y público en general. En la parte norte se encuentran los símbolos patrios. Lado Norte En el lado norte se halla el Salón elíptico donde debería estar ubicado los lienzos de Tovar y Tovar que representan las Batallas de Boyacá, Carabobo, Junín y Ayacucho. Está adornado por dos figuras que representan la justicia y la libertad elaboradas por el artista Eloy Palacios. El Salón está divido en tres salones, cuyos nombres son el del tricolor nacional. Este salón contiene el Libro de Actas del Primer Congreso Nacional de Venezuela y el Acta de Declaración de la Independencia, firmada el 5 de julio de 1811, así como todas las constituciones. La cúpula oval original estaba bañada en oro y fue importada de Bélgica pero fue sustituida recientemente por una de aluminio anodizado. En la cúspide se encuentra la Bandera Nacional. Un vestíbulo separa el salón Elíptico del Tríptico. Su nombre se debe a la pintura de Tito Salas dividida en tres partes: a la izquierda representa el Juramento del Monte Sacro de Roma, la del centro el Paso de los Andes, y a la derecha la muerte del Libertador. El Salón de Los Símbolos está adornado por el Escudo Nacional y los Escudos de las Entidades Federales de Venezuela. Fue la sede de la Alta Corte Federal. Las otras dos alas fueron originalmente construidas para el Despacho del Ejecutivo, Ministerio de Relaciones Interiores y Corte Federal y de Casación, las cuales fueron culminadas a comienzos de 1877, terminando «El Septenio». En el centro hay una fuente, de manufactura inglesa, que posee diez chorros y debe llegar aproximadamente a los veinte pies de altura. Los jardines fueron pensados para estar adornados por magnolias y araucarias, trazados por el jardinero francés José Couleau. Las sobrecúpulas son del año 1890. En la actualidad y desde hace muchos años, este espacio es insuficiente para el fin que fue destinado, sin embargo, sigue siendo un símbolo histórico de la nación y su arquitectura sobresale en medio de la sobrepoblada ciudad caraqueña. Anécdotas sobre El Capitolio Los obreros, al lograr la hazaña de construir el Capitolio, espacio para que se realizara el Congreso, fueron aplaudidos y condecorados por Guzmán Blanco. La obra causó indignación del Clero quienes esperaban un castigo divino. La oposición y muchos ciudadanos de la época no concebían el alto costo que requirió la obra, por lo que tuvieron cierto rechazo por la misma, pero al ser culminada generó un gran impacto en aquella ciudad hasta entonces atrasada en obras. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí
Estructura política de la Capitanía General (1810)
Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Para poder analizar un periodo histórico es necesario conocer el contexto en que se desarrolla en todas sus aristas. La estructura política de la Capitanía General de Venezuela en el año 1810 nos permite conocer cómo se desencadenaron los hechos que dieron pie al 19 de abril de 1810. El Capitán General Es la cabeza de la Capitanía, aunque es muy diferente a los que muchos creen. Era quien dirigía las fuerzas militares compuestas por milicias y unas pequeñas tropas. No podía intevenir en la hacienda y estaba bajo el juicio de residencia. Real Audiencia De aquí salían la mayor parte de las decisiones de gobierno, la Real Audiencia cumplía las funciones del ejecutivo, por decirlo de una forma, presidía sin voto deliberativo ni consultivo. El Capitan General debía consultar a esta para los negocios importantes. De ella se aplicaban las leyes judiciales como tribunal de alzada y es la defensora de los derechos de los residentes, con la capacidad de apelar al Rey. El Intendente Es independiente del Capitán General y se encargaba de recaudar las rentas, nombrar a los empleados de ramo y decidir judicialmente. Gobernadores Gozaban de cierta autonomía con excepciones en asuntos militares y de hacienda. Son delegados de la Real Audiencia en las Provincias. Ayuntamientos Eran el centro de la vida pública en la Capitanía General. Se componen, principalmente, de criollos. Aquí es donde aparece el Cabildo, compuesto por regidores y alcaldes de elección. Estaban dedicados a las libertades municipales e integrados por el mantuanaje u oligarquía de la época. Solían defender los derechos de los terratenientes, motivo de su impopularidad entre las castas no criollas que tendían a favor del porder Real. Sobre los hechos posteriores al 19 de abril El Capitán General fue depuesto por ser un enviado del usurpador francés, lo que dio motivo a los criollos de levantarse en contra de él en favor de Fernando VII, a través de la creación de Juntas en defensa de su poder, imitando a la metrópolis y tratando de igualarse a ellas en poder, pero estando acéfalos y con el desprecio de la metropolis, inicia el proceso de la retroversión de la soberanía cayendo en poder de los criollos. La Corona había buscado, en letra muerta, equilibrar las leyes en favor de las demás castas y de los mismos españoles europeos, lo que no agradaba a los criollos, ignorando de facto cualquier intento de igualdad, y al darse la guerra, grandes cantidades de hombres fueron al bando realista por mirar con malos ojos a los patriotas, al ser sus dirigentes, en mayoría, de la casta criolla. Boves sacó provecho de esto para sumar tropas a sus filas. Sin embargo es importante aclarar que muchos de los patriotas, los más jóvenes, tenían su corazón en los ideales que se propagaban y que los grandes poseedores de tierras dieron todos sus recursos por vencer, lo que hace de aquella guerra una verdadera batalla por la soberanía, la libertad y contra la dominación española; no por la mera ambición de poseer como algunos, sobre todo los que se levantan a favor de la razón hispana, obvian en sus argumentos. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí G.J.Jiménez Fuente Historia de la primera República de Venezuela, Caracciolo Parra Pérez.
El cronista de Mérida Tulio Febres-Cordero
Así como el sabio Arístides Rojas cultivó las historias, leyendas y tradiciones de Caracas, Tulio Febres Cordero, su discípulo, lo hizo para Mérida. No solo se trata de un cronista, fue un hombre de leyes, de letras y de educación, tradicionalista y creador incansable, dedicado a su región de origen y a su vez a Venezuela, dejando una amplia obra de identidad nacional. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí La prensa y la ley Tulio Antonio Febres-Cordero Troconis nació en Mérida el 31 de mayo de 1860, hijo de Foción Febres-Cordero y Georgina Troconis y Andrade, lo que lo hace un hombre de ascendencia mantuana. Sus tíos Favio Febres-Cordero e Indalecia Almarza fueron sus primeros formadores, antes de pasar a la Escuela de varones de Mérida. Estudia en la Universidad de los Andes, continuando sus estudios de Bachiller en Latinidad y Filosofía. Fue muy dado al arte y al oficio artesano, desarrollando la técnica en zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, caligrafía, dibujo y pintura. En la universidad andina se va por la carrera de Derecho, graduándose a los 22 años. A un año de graduarse de la universidad, en 1883, contrae matrimonio con la dama merideña Teresa Carnevali Briceño, hija del italiano José Carnevalli, un comerciante que tras malos momentos de quiebra y ruina, sufrió un ataque cerebral que le acabó el juicio. Con ella tuvo varios hijos. Aunque su especialidad académica estaba relacionada con las leyes, fueron las letras las que acapararon su atención post universitaria. A los 25 años crea el periódico El Lápiz, y años más tarde, en 1896, funda el Centavo, y en 1902 El Centauro. Su incursión por la prensa no fue casualidad ya que de joven habían incursionado como tipógrafo y tenía conocimientos en aquella industria, al punto de llegar a tener su propia imprenta en la cual ejerció como impresor y tipógrafo. Escribió bajo los seudónimos de Amaury, Roque y Pablo. Docencia y obra de Febres-Cordero Gracias a sus grandes virtudes, heredadas del sabio Rojas, se convirtió en profesor de la Universidad de los Andes, catedrático de Historia Universal entre los años 1892 y 1924. Fue nombrado vicerrector interino en 1912 y rector honorario en 1936, por el mismo Presidente de la República de Venezuela, Elezar López Contreras, quien le asignó una pensión, aunque no elevada, bastante justa por sus labores por la nación. Este acto fue criticado por los líderes de los partidos políticos en formación que venían de la generación del 28, como oposición de Juan Vicente Gómez, y repitieron en actos subversivos. Llegó a recibir múltiples honores gracias a sus múltiples facetas, como: Miembro de la Academia latina de Ciencias, Artes y Bellas Letras de París (1912). Medalla de Instrucción Pública. Orden del Libertador con el grado de Comendador. Gran Cruz de Caballero Pontificio de Su Santidad León XIII. Entre sus obras destacan sus trabajos como cronista de Mérida, su estudio etnográfico sobre una raza matriz de nativos americanos, trabajos sobre Colón, mitos andinos, anéctodas de la independencia recogidas de archivos o por tradición oral, entre otras. Fue uno de los literatos que no llegó a salir nunca del país, sus áreas de conocimiento abarcaron la teología, la literatura, historia, leyes, prensa y lingüística. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí FuentesHistoria de Mérida, Carlos Chalbaud Zerpa. Enciclopedia de Venezuela, Tomo VII, leyendas y tradiciones. Wikipedia.
La leyenda del Capitan y Amalivac
Cuenta una antigua leyenda que un Capitán llamado Antonio Santos llegó en sus exploraciones hasta el mismísimo Dorado, tierra ambicionada por los alemanes cuando gobernaron Coro y de la cual se desprende la novela «La luna de Fausto» de Francisco Herrera Luque. Dicha leyenda describe aquel lugar perdido y ambicionado. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí El Capitán Antonio Santos Entre voces ha recorrido la leyenda del Dorado, y de esa misma forma, la del español que llegó a él. Aunque la más común dice que fue en busca de sus tesoros y encontro mil maldiciones, Celestino Peraza nos da diferentes luces sobre lo que motivó al explorador a penetrar la sierra de Paracaima, hasta la cumbre de Parakambo, en plena Guayana venezolana, ante el imponente Roraima y sus alrededores. Existe una fuerza que puede mover a los hombres que supera la misma ambición por lo material y es el amor o la compañía de una mujer que pueda complementar su vida. El capitán había enviudado dos veces y descubrió en sus expediciones algo en que enfocar su energía y pensamientos. Fue el encuentro con Macapú, cacique de los arecunas, lo que impulsó al explorador a emprender su viaje, pero sus razones fueron muy lejanas a lo que muchos creerán. De la boca del nativo supo que en la cima de la sierra habitaban especies superiores que eran: los rayas con la boca en el ombligo; los cíclopes, altos y con un ojo en la frente y los cabeza de perro. Antonio Santos, viudo, había vivido relaciones conflictivas donde sus señoras habían sido mujeres celosas, mientras él, un hombre de poca fuerza para soportar la tentación del sexo opuesto. Al saber de la posibilidad de conocer mujeres de otras razas, pensó que podía hallar en ellas la libertad de amar sin ser celado. Macapú, el apoto¹ arecuna, ante la insistencia, aceptó guiar al capitán hasta el pie de la sierra, pero no más, porque él tenía prohibido ir más allá. El trono de Amalivac Varios días tomaron al capitán y sus hombres para hallar la entrada que los guiaba al lugar donde habitaban aquellas razas que relataba Macapú. Celestino describe aquella travesía de los exploradores de la siguiente forma: «Entró en su pequeña embarcación por la boca del Caroní… grandiosas cascadas contemplaron con admiración donde se pierde hace siglos una fuerza de quinientos mil caballos, suficiente para mover una línea férrea desde el Orinoco hasta la región aurífera… pasaron frente Caruachi, Guri, San Serafín, San Pedro… Atravesaron luego la Sierra Paracaima erizada por filones auríferos intocados hasta ahora; descendieron al monte Umarida, donde nace el río Sirumu; siguieron las aguas de éste que caen al río Branco, y por este continuaron navegando hasta la desembocadura de Macayai donde llegaron empezando a oscurecer, después de sesenta días de navegación… Alzaron la vista hacia la cumbre de Parakambo, de 2508 metros de alturas y tuvieron que cerrar los ojos deslumbrados por los rayos que la coronaban». A 300 pies dieron con una caverna donde cada pocos pasos tropezaban con huesos humanos en lo que parecía ser las ruinas de una ciudad perdida en el tiempo. Al salir de la necropolis y llegar a la cima se encontraron con aquellas razas que les había relatado el arecuna. Las criaturas los rodearon y llevaron hasta la casa del anciano Torocaima, que habitaba en el lugar. En perfecto castellano este les conversó y sorprendedido, el nativo después de un largo interrogatorio, preguntó: —¿No es la tentación del oro, el deseo de encontrar el Dorado, lo que os hizo subir a esta montaña? —En parte puede ser eso también, pero no por codicia, sino por la novedad, por el mérito de ser el primero en encontrarlo, —explicó el Capitán—. —Pues bien, lo habéis logrado, estás en el Dorado. Estás en el imperio de Cora Capac, llamado Amalivac por los aborígenes de América, pero debes saber que el mortal que llega al Dorado no vuelve a su país, debe prepararse a vivir o morir aquí si llegasen a intentar escaparse. Para el Capitán fue sencillo decidir quedarse y luego de un tiempo interrogó al anciano quien le explicó que la dinastía Capac no desapareció, sino que Manco Capac huyó junto a su mujer Mama-Cusi y su servidumbre superviviente, hasta que llegaron al Dorado. El capitán deseaba una mujer de otra raza, que no lo celara, a lo que el anciano Torocaima le dijo que tenía lo que buscaba. Antonio Santos y sus hombres fueron llevados ante el Inca y ahí se le ofreció al capitán la mujer que soñaba. Estaban en el Palacio de oro de Cora Capac y tenía frente a él a una mujer hermosa hecha a su medida. El explorador no dudó en hacerle una cortesía pero esta no se inmutó. Torocaima le explicó que la mujer era ciega, así que entonces intentó hablarle pero esta no respondió. Entonces el anciano le dijo que tampoco podría responderle porque además de ciega era sordomuda. Frustrado el Capitán replicó. El viejo, sabio, le explicó que una mujer que no sea celosa solo puede encontrarse en las estatuas, pero que él le ofrecía una mujer que de cinco sentidos tenía dos, lo que disminuye en tres partes los temores de conflicto. Con esta explicación, el capitán cedió y aceptó el presente que recibía. Seis meses después el capitán apareció en el Delta, narrando sus historias y lo que había descubierto, pero muchos se preguntaron ¿Cómo y por qué se escapó? —Fingí que había muerto, fui arrojado a la caverna de los cadaveres y luego salí por donde había entrado. Cuando la gente le pedía volver, el se negaba, porque allá estaba su mujer, mucho más temible que sus difuntas, porque al carecer de sus otros sentidos había desarrollado el olfato y el tacto de tal forma que le perseguía por el olor y como no podía llorar ni insultar, le expresaba sus rabias o reclamos con sus uñas sobre su carne. Si quieres recibir
¡Más malo que Guardajumo!
Nuestro pasado tuvo hombres virtuosos de gran reconocimiento, pero también tuvo aquellos que lograron fama por sus fechorías y malas prácticas. Así es como se inmortalizaron Boves, el Urogallo, y uno menos trascendental pero que forma parte, hasta de nuestro hablar: Guardajumo. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Más malo que Guardajumo De la nada, polvo y humo se ha formado aquel Dios Sumo. La última hora ya presumo que ha llegado a Guardajumo. Poeta, Gil Parpacen. Juan Nicolás Ochoa nació en el pueblecito de los Ángeles, al sur de Calabozo, entre los años 1780 y 1782, no se sabe con certeza. Descendiente de los Guamos, una etnia que habitó los llanos en épocas remotas. Desde pequeño, el indio Juan Nicolás, presentó tendencia a la vagabundería. Robaba a su madre todo aquello que pudiese vender y se rodeaba de la peor compañía. Siendo joven llegó a estar encarcelado pero con el tiempo fue obteniendo la habilidad de pasar inadvertido por las autoridades de la época. En su adultez, rapaz y experimentado, se va transformando en el salteador peligroso de la Provincia. Atrae a los viajeros para luego sacrificarlos, azota los hatos y mata a los animales; roba a los arrieros que transportan mercancía y desaparece por un tiempo para que le olviden y así volver con nuevas energías. Algunos lo tomaron por brujo por su capacidad para sorprender, atacar con su gavilla de madera y desaparecer, siendo considerado por algunos, un espíritu maligno. Junto a él, estaban forajidos que le obedecían, fuese a donde fuese, causando terror en todo el llano. Bajo esta táctica se formó el apodo de Guardahumo, aunque la pronunciación regional cambiaba la h por la j, quedando para la historia como Guardajumo. Llegaron a decir que podía transformarse en un tronco de árbol cubierto de humo y se burlaba de cuantos le buscaban. Su risa aterrorizaba a sus cazadores que no volvían a seguirle. Otros dicen que aquel apodo se debe a que formaba varias fogatas muy limitadas donde comía para que así no pudiesen hallarle. La muerte del terror La historia de como fue capturado y ejecutado Guardajumo nos lleva a hablar de dos leyendas de nuestra guerra de independencia. Uno, realista y el otro patriota, se trata de Jacinto Lara y José Tomás Rodríguez, quien luego será conocido como el Taita Bovés. Esta historia fue usada por el célebre escritor Francisco Herrera Luque y también es narrada por Arístides Rojas. El asturiano José Tomás, junto a Lara, fueron a comerciar con una mercancía que venía de Trinidad. Debían protegerla de los salvajes que azotaban los caminos. En Guárico, ambos al frente de su caravana, acompañados de valerosos peones, son emboscados por Guardajumo y compañía. El temor los arropa, pero aquellos dos futuros hombres de guerra ya daban muestra de ese fuego que ardía en sus corazones; Hicieron frente a los atacantes derribando a cuatro e hiriendo al fugado Guardajumo. Entre los capturados estaba el tío de Guardajumo, tan malo como él, que se vio en la posición de delatarlo, lo que produjo la captura del terror de los caminos. Es sentenciado a muerte, pero la gente aún temía, creían que por ser un brujo se escaparía de su suerte desaciéndose del nudo y desapareciendo como el humo. Cuatro años tardó en llegar el día de su ejecución, todos se escondieron en sus casas, cerraron las ventanas y se resguardaron en sus habitaciones. Algunos salieron a hacer jornadas de vigilancia a los animales, otros ni si quiera se atrevieron a mirar por la ventana. Un verdugo que llegó de Caracas, en plena plaza de la Villa de Calabozo, bajo la horca daría fin a Juan Nicolás Ochoa, a quien solo Boves, en el futuro, se le puede decir que fue ¡Más malo que Guardajumo!. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí FuenteArístides Rojas, GuardajumoFrancisco Herrera Luque, Boves el Urogallo.Ilustración Francisco Maduro