Los primeros venezolanos, los que cabalgaron las llanuras, las montañas, las costas y que bordearon nuestros ríos, fueron hombres de educación mantuana que el tiempo transformó en hombres de guerra. Entre ellos, el general Soublette fue el más longevo, ejerciendo la vida pública hasta un año antes de morir, como Ministro de Guerra. Algunos datos curiosos sobre este insigne general:
Durante su presidencia uno de los autoproclamados liberales le dice «Recordad, General, que habéis nacido para morir en alto puesto, pero no para vivir en él». Cosa qué la posteridad invertiría para con el detractor.
Gil Fortoul narra como, en una oportunidad, «derraman» sobre el general Soublette cualquier cantidad de «dicterios y calumnias» pero este no se rebaja a caer en el conflicto con quienes lo ofenden; le acusan, incluso, de apropiarse de la renta pública. Ahora, los hechos dicen otra cosa. El general Soublette vende su casa para pagar deudas que su sueldo no pudo cubrir. Murió pobre.
Para el año 69, el General Soublette ya tenía los 80 años de edad y aún era ministro de guerra cuando tuvo un incidente con un peón del telégrafo. El general se impacientó con el peón al punto de sacarlo a empujones de su casa y como relata en una carta enviada al día siguiente «doy gracias a Dios de no haberlo hecho peor, pues impulso tuve de echarlo a patadas». Ahora, el mismo general Soublette, al darse cuenta de haberse excedido —o de haberse disminuido al nivel del peón— envía un chelín de oro con la intención de excusarse haciendo énfasis en «que me perdone como yo lo he perdonado a él». Este caso es descrito por Mijares como una facción «democrática y comprensible del general o igualitarismo teatral que llaman democracia»
A pesar de que batalló desde el inicio de la guerra de independencia y que vivió las guerras posteriores, y aún para 1869, consevaba la fuerza para expulsar a un peón de su casa y ser Ministro de Guerra.
G.J.Jiménez
Fuente
Anécdotas extraídas de Lo afirmativo Venezolano - Augusto Mijares