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Encuentro entre dos mundos, ni leyenda negra ni leyenda dorada

Germán Jiménez

Autor

Palafitos

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La llegada del hombre español al Nuevo Mundo fue uno de los hechos más importantes de la historia. Diferentes posturas políticas han querido juzgar el hecho de forma fanática y poco objetiva, desconsiderando el contexto en el que desarrollan estos hechos y mirando aquel acontecimiento con la mentalidad y los valores del presente.

No es pretensión de quien escribe justificar los actos del hombre, pero tampoco ser juez de algo que difícilmente podamos entender quienes hoy hablamos de derechos y libertades desde un ordenador, sin intervenir presencialmente en la realidad ni correr mayores riesgos, o por lo menos, no como los de la época. Más que eso, es hablar de los hechos con la menor emocionalidad posible y que nos permita entender ese pasado. La leyenda negra fue una herramienta política para el confrontamiento con ese pasado, así como la leyenda dorada española para tratar de contrarrestarla, pero ambas son posturas sesgadas que buscan defender los intereses de quienes levantan aquellas banderas.

Para lograr esto, los invitamos a viajar y ponernos en las pieles de aquellos antiguos hombres, mercenarios, parias, aventureros o hijos de su tiempo, cualquier denominación que desees darle.

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El tiempo transcurre más lento

Para tener una idea del hombre del siglo XV es necesario pensar en la velocidad que transcurrían las cosas. No había teléfonos celulares ni aviones. La velocidad de la comunicación entre dos regiones podía tomar días, así como el tiempo de traslado era mucho más lento. Entender esto es primordial para comprender las necesidades de la época y cómo se desenvolvía aquel hombre, lleno de sueños, fantasías, rodeado de tantos misterios y tanto por descubrir.

En ese hombre todo ocurre más lento y su vida está libre del estrés de nuestros tiempos. La cantidad de información que este recibe está determinada por sus contactos, lecturas, formación, mas no existe el internet y depende de su acceso a los libros, el conocimiento alcanzado para entonces, para poder formar su pensamiento.

Eran días de fe

Otro elemento que obvian quienes vivimos en esta época es la fe, porque en estos tiempos la religión ya no rige nuestras mentes, no como antes. Y más aún, el catolicismo español que fue uno de los más arraigados y fervientes.

El hombre de aquellos días era un hombre de fe, aun siendo un bribón. Para Lope de Aguirre es inevitable atacar o excusarse ante Dios por sus actos, porque aunque estuviese pecando y blasfemara, el conflicto religioso vive dentro de él.

Esto también afectaría a los “Reyes Católicos” quienes buscan el beneplácito de Dios y no quieren que sus acciones pudiesen tomarse como anatema. La conciencia toma parte de la acción de los hombres de Estado de aquellos tiempos, quienes se verían afectados, quieran o no, por las creencias de aquella época.

La conquista

Si tomamos en cuenta los dos factores antes nombrados, el tiempo y la fe, tendremos a un hombre con una visión muy diferente al presente, con miedos diferentes, pero también con una cantidad de conocimientos y acciones que dependerán inevitablemente del tiempo y la distancia.

Para ir al Nuevo Mundo era necesario viajar en barcos durante periodos largos, y ese tiempo no solo afectaba a quienes decidían viajar sino a la velocidad en la cual, quienes habitaban en el nuevo continente, recibían información, suministros, apoyo y directrices: una ley aprobada por la corona podía quedar fuera de contexto cuando esta llegaba al Nuevo Mundo, gobernar aquel Imperio no era tarea sencilla.

Aquí es donde se encuentran dos fuerzas de gran influencia, los reyes que reciben información de parte de misioneros y hombres que estuvieron en el nuevo mundo, denunciando los abusos y las fechorías que allá se cometen, y mientras estos discuten, reflexionan, debaten; en la América hispana la vida sigue, el comercio no se detiene y los abusos tampoco.

Un hecho es, que desde que el hombre existe, la conquista ha ido de su mano. Antes del descubrimiento del nuevo mundo, la conquista funcionó casi sin conciencia, como un derecho de los fuertes sobre los más débiles. La llegada al Nuevo Mundo, por parte del hombre hispano, generó un gran cambio en la forma en que se conquistaba. Interviene una conciencia religiosa que generó un conflicto interno, en el que estos se vieron en la necesidad de reflexionar y justificar sus acciones.

¿Qué otra civilización pasó por un proceso de conciencia como lo fue el de España? Tal vez para el hombre actual aquel conflicto interno sea hipocresía, pero para el de la época significaba algo de gran importancia, era su salvación o su condena. Para el escéptico de hoy, esto no sería un argumento, pero no era eso lo que pensaría Fernando “el católico” o el clero de entonces, para ellos el Nuevo Mundo traía con él una cantidad de problemas teológicos, políticos y económicos que debían ser resueltos.

Lo primero que ocurre en 1493 es que los reyes de Castilla y Aragón buscan autorización del Vaticano para conquistar la tierra descubierta. ¿Qué les impedía hacerlo? La conciencia de la época los llevaba a actuar conforme a lo que dictaba la fe. Basado en las “Siete partidas” el Papa dona a través de la bula, el territorio a los reyes castellanos, quienes tenían el deber de evangelizar las nuevas tierras.

El padre Montesinos y las leyes de Burgos

En 1510, al ver la opresión y el abuso de los españoles que poblaban en La española —Santo Domingo— el padre Montesinos dio un sermón en el cual negó la comunión de quienes gobernaban en aquella tierra, lejanos a los principios cristianos. Dos años tomó desde aquella demanda para que formaran las leyes de Burgos.

Entre estas leyes se decretaron una cantidad de cosas que aquellos que esgrimen la leyenda negra han obviado:

  • Los indios son libres y no pueden ser esclavizados
  • El régimen de trabajo pasó a ocho horas
  • Las mujeres embarazadas no podían emplearse
  • Elevaron el jornal
  • Quedaban prohibidos los castigos directos

Esto no puede tampoco cegarnos, hay que recordar que el tiempo y la distancia afectan inevitablemente el cumplimiento como se dijo en un principio. Para entonces era mucho más fácil obviar el cumplimiento y en muchos casos fueron letra muerta. No obstante, las leyes de Burgos dan un paso histórico sin igual, y se transforman en un antecedente a lo que serán las relaciones internacionales, y cambia la forma de conquista, le agrega una conciencia y una legislación que no existía hasta entonces.

El requerimiento

Son la Iglesia y la monarquía españolas, dos poderes vilipendiados en todos los tiempos, quienes obraron para generar un cambio que hoy en día, seguimos desarrollando. Si bien, la práctica no fue lo efectiva que se podría esperar, dieron el paso.

Para el año 1537 el papa Paulo III dicta la bula Sublimis Deus donde proclama que los indios no pueden ser esclavizados y que no debían ser tratados como «brutos creados para vuestro servicio, sino como verdaderos hombres, capaces de entender la fe católica. Tales indios y todos los que más tarde se descubran por los cristianos, no pueden ser privados de su libertad por medio alguno, ni de sus propiedades, aunque no estén en la fe de Jesucristo y no serán esclavos».

Esto para aquella época era un paso gigantesco que ninguna civilización sino la hispana estaba dando. El hecho de que existiese la ley, aunque no se cumpliera, creaba la conciencia entre los hombres sobre aquellos aborígenes. Como toda ley, tendrá resistencia hasta que sea internalizada por los hombres y llevada a la práctica. Por obvias razones, los que veían sus intereses afectados se negarían a proceder y ante las largas distancias entre el poder de la monarquía y las provincias, era muy fácil evitar el cumplimiento de aquellas leyes.

Bartolomé de las Casas y el antecedente de los derechos humanos

El padre Vitoria habló por primera vez de una comunidad de naciones y sobre las relaciones de derecho natural entre ellas. Este también escribió el Indis, donde afirma que ni el Papa ni el Emperador son dueños temporales de la tierra, ni tienen derecho sobre esas gentes así sean infieles o bárbaros.

En 1542, Carlos V promueve bajo discusión entre el clero y los hombres del reino, las Nuevas Leyes. Es Bartolomé de las Casas el nuevo campeón que sigue el trabajo de Montesinos para defender a los aborígenes. Bartolomé se enfrentará nada más y nada menos que a Juan Ginés de Sepúlveda, dándose uno de los debates académicos más importantes de aquellos tiempos. Bartolomé había viajado al Nuevo Mundo, por lo que conocía todos sus padecimientos, mientras que Ginés solo podía hacer juicios desde una visión hispana.

Bartolomé de las Casas vino a negar la visión aristotélica sobre la esclavitud y ponerla como herética. Todo esto lleva a eliminar la palabra conquista de documentos oficiales en una época donde a nadie le importaba dicha palabra y acción, para suplantarla por pacificación. La España estaba reflexionando sobre su conciencia y sobre el acto de la conquista, algo muy avanzado frente a las demás civilizaciones. Ningún aborigen americano fue a apelar, ellos lo hicieron por el conflicto interno que vivían, religioso, moral y judicial.

Todo este proceso lleva al 1680 a crear la Recopilación de las Leyes de Indias, el derecho especial del territorio americano, que abarcaba desde las Leyes de Burgos hasta aquellos días. Eran nueve libros, 218 títulos y 6377 leyes. Estas leyes eran diferente a lo que hoy entendemos como leyes, ya que eran más como un consejo o reglas de conducta que una imposición.

De este proceso los hispanoamericanos somos herederos, un proceso que llevó a tratar por primera vez el derecho de conquistar, cosa que ninguna otra nación europea se había cuestionado; y el derecho a esclavizar. En ambos casos, la conclusión era que no existía tal derecho y esa reflexión fue española.

Leyenda negra y leyenda dorada

Estas son dos grandes mentiras de la historia que fueron defendidas por gente ilustre para alcanzar objetivos políticos. No hubo tal leyenda dorada, los españoles no fueron santos, trajeron guerras—aunque ya existían entre aborígenes— e invadieron el Nuevo Mundo, según la comprensión moral, política y religiosa de la época, pero también reflexionaron y fueron el primer imperio en sentir algún tipo de conciencia sobre el proceso de invadir, sobre la esclavitud y generaron grandes avances civilizadores.

No fue una leyenda negra, como la defendieron los escritores marxistas o indigenistas, porque no fue un genocidio como se le describe, hubo convivencia, hubo esclavitud y hubo guerra. Ambas civilizaciones se enfrentaron así como habitaron la misma tierra.

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G.J.Jiménez

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