José Gregorio Hernández, ciencia y Dios

Germán Jiménez

Autor

Ilustración de José Gregorio Hernández

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«Es buen médico el que sabe curar enfermos» José Gregorio Hernández.


José Gregorio Hernández, es uno de los principales símbolos espirituales de Venezuela, junto con la virgen de Coromoto. Su importancia, sin embargo, no solo es religiosa, puesto que fue un hombre de ciencias. En el se une lo terrenal y lo celestial, pues su vida fue la de un hombre virtuoso, que a pesar de sus defectos siempre se dirigió hacia lo mejor.

El amado trujillano tuvo una vida digna de inspiración para todos los venezolanos. Un ciudadano ejemplar, de Fe, trabajo y entrega por el prójimo; esa es la gran enseñanza que nos deja a todos. Su ejemplo como ciudadano, académico y hombre de Dios, es digno de seguir e imitar.


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Primeros pasos

Conocido como el siervo de Dios, José Gregorio Hernández Cisneros, nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864. Fue el segundo hijo del matrimonio de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, aunque su hermana mayor murió a los siete meses de nacer.  Bajo él estuvieron cinco hermanos, tres hembras y dos varones en el siguiente orden: María Insolina del Carmen, María Sofía, Cesar Benigno, José Benjamín, y Josefa Antonia. 

Fue bautizado en el templo del Santísimo Nombre de Jesús de Escuque por el presbítero Sinforiano Briceño, el 30 de enero de 1865; sus padrinos fueron Tomás Lobo y Perpetua Henríquez. En diciembre de 1867 fue confirmado por el Obispo de Mérida, Monseñor Juan Hilario Bosset, en Betijoque, siendo su padrino el presbítero Francisco de Paula Moreno. Su comunión fue en 1871, a sus siete años, siendo poco habitual, ya que para entonces se comulgaban a los doce años.

El 29 agosto de 1972 fallece su madre, teniendo él ocho años de edad y queda bajo el cuidado de su tía paterna María Julia y de Juana de Viloria. Estudió lenguaje, números, historia sagrada, catecismo y literatura en su casa. A los nueve años fue matriculado en la escuela privada de Escuque donde estuvo bajo la guía del Pedro Celestino Sánchez. Durante el transcurso de su educación primaria su padre volvió a casarse, esta vez con María Hercilia Hidalgo Escalona.

A los trece años, culminando la primaria, solicita a su padre que le envíe a Caracas para estudiar derecho, pero su padre le pidió que estudiara medicina, lo cual aceptó.

El éxodo al valle

En febrero de 1878 fue llevado a Caracas acompañado por los generales Jesús Romero y Francisco Vásquez, amigos de su familia que eran diputados al congreso. Ahí ingresa al Colegio Villegas, dirigido por el doctor Guillermo Tell Villegas para estudiar bachillerato.

Fue un estudiante sobresaliente y se ayudaba económicamente dando clases particulares, entre ellas aritmética para los alumnos de los primeros cursos. Recibió la más alta distinción del colegio ganando la Medalla de Aplicación y Buena Conducta, así como premios en todas las asignaturas. Sus compañeros le respetaban por su disciplina y puntualidad, y se le conocía por su elegancia y caballerosidad. En sus tiempos libres estudió música y aprendió a tocar piano. En junio del año 1882 se graduó y obtuvo el título de bachiller en Filosofía.

Durante ese periodo vivió su primer desencanto, al enamorarse de María Gutiérrez Azpúrua, quien no le correspondió y cuyo hijo, años después, sería su alumno en la universidad.

El primero de septiembre de 1882 se inscribió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central de Venezuela, iniciando a los 17 años la universidad. Al cursar el tercer curso cayó enfermo de fiebre tiroidea, y se llegó a pensar que moriría, al punto de que el presbítero Juan Bautista Castro, rector de la escuela episcopal, le dio los últimos sacramentos. Tres importantes médicos de la época, José Manuel de los Ríos, Antonio José Villegas y Guillermo Morales, le cuidaron hasta salvarle la vida.

Vocación a la sanación

Desde muy niño dio muestras de lo que sería su vida adulta. En una ocasión un niño travieso le quitó una pata a una lagartija. José Gregorio tomó al animalito y lo llevó a su madre, aún con vida, para que esta lo curara. El 29 de junio de 1888 se graduó de doctor en Medicina por la Universidad Central de Venezuela con las más altas calificaciones. Con esto regresó a los Andes donde ejerció la medicina.

Inicia ejerciendo su profesión en su pueblo natal instalando un consultorio provisional y hasta el año 1889 atendió a Trujillo, Mérida y Táchira. Ese año, fue llamado por el rector de la Universidad Central para ayudarle a establecer un consultorio en Caracas pero él quería radicarse en Isnotú.

Un hombre de ciencias


«Pregúntale a Hernandito, que sabe más que nosotros» frase común entre los médicos venezolanos de la época.


El gobierno nacional, bajo la presidencia de Juan Pablo Rojas Paul, lo envía a Europa bajo decreto de fecha 31 de julio de 1889, con el fin de aprender y traer a Venezuela los estudios de microscopía, bacteriología, histología normal y patológica, y fisiología experimental. Se le concedió una beca de 600 bolívares mensuales.

Estuvo entre París y Berlín, donde estudió bajo la tutela de prestigiosos médicos como Mathias Duval, el premio nobel de medicina en 1913 Charles Richet e Isidor Strauss. En París estudió en los laboratorios de Richet.

El 8 de marzo de 1889, mientras estudiaba en París, fallece su padre, pero fue hasta el año 1891, que regresa a Venezuela. Al llegar toma la cátedra de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología en la Universidad Central de Venezuela. Fue uno de los 35 miembros fundadores de la Academia Nacional de Medicina. La cátedra de bacteriología fue la primera de América del Sur.

Escribió artículos científicos de relevancia donde estudió la angina de pecho de origen palúdico, el número de glóbulos rojos, la nefritis en la fiebre amarilla, la pulmonía, la bilharziasis y la tuberculosis. Su tratado de embriología fue texto obligado en la universidad.

Políglota, se manejaba bien en varias lenguas, conocía el latín y el griego, y hablaba francés, inglés y alemán.

Un hombre de fe


«…creo que hay virtudes que se pueden imitar, pero la castidad de Hernández, no.» Luis Razetti.


Entre las virtudes católicas de José Gregorio, se conocía la castidad. Esta fue puesta a prueba por sus compañeros, quienes pagaron a la prostituta la Chatton, para que lo sedujera, lo que terminó en una conversación donde José Gregorio trataría de convencerla para que dejara su vida como prostituta.

Otra virtud fue brindar sus conocimientos en medicina a las personas de bajo recursos. No veía la medicina como un negocio. Fue amigo del padre Santiago Machado, fundador de la primera congregación religiosa nacida en Venezuela: las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía. Dedicaba un día a la semana atender a los enfermos del Asilo de la Providencia, fundado por el padre Machado en 1892.

Paso por la Cartuja

A través de su fe, lleva sus pasos a la Cartuja, una de las órdenes masculinas de clausura más rigurosas, fundada por San Bruno en el siglo XI cuyo lema reza:


«Nunquam reformata, quia nunquam deformata»  (Nunca ha sido reformada porque nunca se ha deformado)


Fue recomendado por monseñor Juan Bautista Castro, quien envió carta al superior en Italia. El padre Etienne Arrat autorizó su ingreso el 3 de enero de 1908 y el 16 de julio de ese año Hernández ingresó a la orden, con el nombre de fray Marcelo.

En la cartuja debía ponerse permanentemente una camiseta adherida al cuerpo hecha de piel de cabra, cuyas cebras se encajaba a cualquier movimiento, pero con el tiempo se fue acostumbrando. Encima de ello se colocaba la camisa y el pantalón, luego el hábito. Dormía 7 horas, realizaba trabajos manuales durante dos horas como cortar leña o aserrar madera. Quince horas se dedicaba a la oración y el estudio. Constantemente realizaba ayunos y un día a la semana ingería solo pan y agua. La comida en general era escasa. En invierno el frío llegaba a -10 grados y no se consentía a encender el fuego. No podía alzar la vista del suelo. Para comunicarse usaban un papel que se ubicaba en la ventanilla donde se ponían los alimentos.

Luego de nueve meses, los superiores convencieron a José Gregorio de que la clausura no era su vocación, pues su salud no estaba adecuada para soportar aquella austeridad del claustro.

De ese modo regresó a Venezuela para realizar estudios de teología e iniciar en el sacerdocio. A su regreso fue recomendado para el colegio Pio latinoamericano de Roma, pero el inicio de la Primera Guerra Mundial y su salud, volvieron a afectarle, por lo que desistió de seguir el camino del sacerdocio y se dedicó a poner la ciencia médica al servicio de los enfermos más pobres de Caracas. 
 

La polémica con Razetti: Creacionismo o evolucionismo

Razetti generó una polémica con Hernández al contraponer el evolucionismo contra el creacionismo a través de la Academia Nacional de Medicina. Para este fin solicitaron la opinión de varios miembros, entre ellos la de José Gregorio. Su respuesta fue:


«Hay dos opiniones usadas para explicar la aparición de los seres vivos en el Universo: el creacionismo y el evolucionismo. Yo soy creacionista. Pero opino, además, que la Academia no debe adoptar ninguna hipótesis, porque enseña la historia que el adoptar las academias científicas tal o cual hipótesis como principio de doctrina, lejos de favorecer, dificulta notablemente el adelantamiento de la ciencia».


Razetti y Hernández fueron grandes amigos a pesar de sus posturas contrapuestas.

Muerto en la acera


«Virgen Santísima» Últimas palabras de José Gregorio Hernández al ser atropellado escuchada por la nieta de José Antonio Páez, Angelina Páez.


Su casa era la número 3, ubicada entre las esquinas de San Andrés y Desbarrancados. La puerta sonó, donde un señor sin identificación conocida tocó su puerta para avisar que una anciana, cuyo nombre también se desconoce, necesitaba de los servicios de José Gregorio.

El 29 de junio de 1919, día de San Pedro y San Pablo, a primera hora de la tarde, cuando regresaba a asistir a la anciana luego de ir a la farmacia, es atropellado por uno de los setecientos autos que había en Caracas cuando cruzaba distraído la calle entre las esquinas Amadores y Urapal, en La Pastora.

El chofer era Fernando Bustamente y el vehiculo era marca Essex Super Six, modelo 1918, que se desplazaba a unos 30 km/h desde la esquina de Guanábano a la de Amadores. En aquel momento había un tranvía atravesado que se paraba para dejar pasajeros, por lo que el chofer del vehículo se vio en la necesidad de incrementar la velocidad y desviarse hacia la izquierda. José Gregorio venía con la cabeza abajo y no notó el vehículo por lo que este lo arrolló. Puso las manos en el carro y se cayó golpeándose la cabeza con la acera.


«¿Dónde hubo dolor que no aliviara? Dónde penas que no socorriera? Dónde flaquezas que no perdonara? eEn su pecho generoso no germinaron nunca ni el odio ni el rencor». David Lobo


 Fue trasladado al Hospital Vargas y atendido por Luis Razetti, su amigo, quien confirmó su muerte por fractura en la base del cráneo, edemas bajo los párpados, hemorragia por la nariz, oído y boca, herida en la sien derecha y moretones por encima de las rodillas.

Su última clase fue sobre el agente causal de la lepra.

A su entierro se realizó una misa a cuerpo presente por su alma, dirigida por el Obispo Felipe Rincón González.


«No era un muerto a quien se llevaba a enterrar, era un ideal humano… en pos de su féretro todos deseábamos ser buenos». Rómulo Gallegos


En 1949 fue iniciado su proceso de beatificación culminado en el año 2021. En enero de 1986 el papa Juan Pablo II reconoció sus virtudes y le concedió el título de Venerable.

Ahora Beato

Su beatificación se logró por la confirmación del milagro de sanación de Yaxury Solórzano, una de niña de 10 años que recibió un disparo en la cabeza durante un atraco en el año 2017. Esto pone al médico a un paso de la santidad.

Publicaciones y obras

  • Fundó las cátedras de Histología normal y patológica, Fisiología experimental y Bacteriología.
  • Creación del primer laboratorio de Venezuela comisionado por el gobierno venezolano.
  • Director y Catedrático del laboratorio.
  • Inició la microbiología en Venezuela.
  • El 6 de noviembre, fecha en la que tomó la dirección del laboratorio, se celebra el día del microbiólogo venezolano.
  • Elementos de Bacteriología (primer libro de microbiología en Venezuela). 1906.
  • Sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica.
  • Elementos de Filosofía. 1912
  • Profesor durante 28 años.
  • Ocupó el sillón número XVIII como miembro de la Academia de medicina impulsada por Luis Razetti.

Artículo realizado en colaboración con la Ingeniero en Hidrometeorología, Xiomara Graterol.

Fuentes
National Geographic LA
José Gregorio Hernández. Todo lo que usted debe saber sobre. El desafío de la historia. Año I. Nro 6. Editorial Macpecri. 
Una vida virtuosa. Pbro. Bazó, Abelardo.
Científico y médico. Guzmán Blanco, Manuel.
El santo que murió en la acera. Batiz, César.


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