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De Páez conocemos su valentía y virtud para la guerra, pero poco se habla de su vida al culminar la guerra emancipadora. El Centauro fundó nuestra República y se transformó en el primer presidente posterior a Colombia, la grande. Por ser un hombre de guerra tuvo que controlar ese ímpetu que lo caracterizaba, para transformarse en un hombre de Estado, entendiendo que su lanza no podría controlar y dirigir en tiempos de paz. Todo lo que resolvía con su fuerza, ahora lo tenía que hacer con prudencia, bajo el respeto a las leyes y las opiniones de quienes lo rodean. A diferencia de muchos de los gobernantes futuros, quienes se hubiesen ofendido por tener que ubicarse en sumisión ante la ley, Páez, sin orgullo, aceptó su designio en gran parte de su tiempo en el poder. A continuación 8 datos que quizás no conocían del León de Payara.
- Tuvo que soportar los ataques de la prensa, siendo él y Soublette llamados ladrones y viejos. En respuesta la Gaceta oficial responde que «hasta los excesos de la prensa deben ser acatados, porque ella es de ordinario el órgano genuino de la opinión».
- En una oportunidad se molestó con los regidores del Cabildo de Puerto Cabello y les ofreció patadas, usando expresiones indecorosas que los agraviados citaron textualmente en juicio público. En vez de apelar a su orgullo, el señor de los llanos se retracto, también en público.
- Una ocasión se presentó en uniforme militar a una reunión de ganaderos y uno de los participantes le advirtió que «no se iba a pelear» ni se trataba de una ceremonia oficial, que hubiera podido ir con otro traje. Páez aceptó la observación.
- A Santos Michelena, su ministro de Hacienda, le pidió un adelanto sobre su sueldo de Presidente, pero este le contestó que debía esperar algunos días para facilitarle ese dinero porque del Tesoro Público no estaba autorizado a prestarlo, cosa que aceptó.
- Estando prohibido los juegos de azar, el León de Payara no podía evitar participar en ellos. Un día se organizó una «coleada de novillos» y el Catire pensaba participar. Sin embargo no se había otorgado el permiso de la Municipalidad y llegado el momento los Alcaldes prohibieron el festejo. Páez se sometió.
- Cagigal, quien ejercía de profesor en la Academia de matemáticas, escribió un artículo para la prensa que molestó a Páez. Al tener la Academia carácter militar, y Cagigal era Comandante, el Centauro decidió destituirlo de su cátedra. Las autoridades universitarias abogaron por Cagigal, diciendo que un cargo provisto por el Congreso no podía ser sustituido por disposición del Presidente. Páez acató la argumentación y en la Gaceta salió anunciada la anulación de la destitución.
- Sobre Cagigal demostró que no era de guardar rencores por nimiedades y cuando este enfermó Páez lo nombró en un cargo diplomático en Europa para que intentara recuperarse.
- El escritor francés Martín Maillefer, vino a Venezuela en 1825 y de sus escritos dejó para el recuerdo un retrato de la realidad de entonces y de lo que representaba Páez:
«Nube de salvajes llaneros, especie de centauros, nacidos del limo del Orinoco, para quienes una ciudad es cosa nueva y que miran con desprecio ese pueblo bípedo de artesanos y mercachifles… A la cabeza de su Estado Mayor, se dirigió Páez a la Catedral. Era otro hombre: las botas de montar, el uniforme soberbio, resplandeciente de condecoraciones, el penacho ondeante sobre su sombrero galoneado, le daban el aspecto de un Mariscal de Francia. Marchaba gallardamente diez pasos delante de su comitiva. Nunca he visto figura militar más hermosa».
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