El origen de los Bolívar

«Yo los he representado en presencia de los hombres y en presencia de la posteridad»,Simón Bolívar. Mirar el pasado de un hombre no solo implica ver en sus parientes más cercanos, también es conocer donde inician sus raíces. A través de esta mirada a la ascendencia, podemos encontrar elementos que pudieron forjar el comportamiento de forma indirecta. Los Bolívar fueron una familia de renombre, incluso antes de la aparición del Libertador, sobre todo en tierras americanas. Caminar en sus orígenes es un gusto para quien conoce y ama la historia. Todo lo que hay detrás del primer hombre de América tenta a la curiosidad como un manjar al paladar. Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí Los primeros Cerca del valle de Ondárroa se levanta la Puebla de Bolívar, en las tierras de Vizcaya. Ahí se fundó la Anteiglesia de  Ziortza-Bolibar o Cenarruza-Bolívar por los Bolívar del siglo X. Frente a la iglesia está la casa original Bolíbar-Jauregui donde vivieron hasta el siglo XIX, y hay, actualmente, un museo dedicado al Libertador. Fueron expulsados en el siglo XI, tras un enfrentamiento contra los obispos de Armentia, por el mantenimiento de los fueros, y acusados de intervenir en el asesinato del obispo Don García. Fue hasta el siglo XIII que se les vuelve a ver por aquellas tierras. En la etimología del apellido podemos extraer del euskera, idioma original de Vizcaya, que Bolu significa molino e ibar significa orilla. Aproximándose al significado tendríamos «molino de agua». El apellido Jáuregui significa «Demasiado señor», lo que daba una idea de la hidalguía de Miguel Ochoa de la Rementería y Bolíbar-Jáuregui. En el escudo de armas se blandía una rueda que simbolizaba los molinos de cebada sobre un campo de plata. Existe otra teoría que indica que los Bolívar vinieron de Álava y se fueron instalando en Vizcaya. Simón el viejo El hijo de Martín de Ochoa, antepasado de gran valía histórica dentro de la familia Bolívar, fue el primero en caminar por tierra americana. Su nombre sería Simón Ochoa de Bolíbar, a quien luego conocerán como Simón de Bolíbar «el viejo», nacido en Vizcaya el 5 de marzo de 1532, en Marquina, en la Puebla de Bolívar.  Él desplazará el Ochoa para dejar el Bolíbar como símbolo de su origen. Llega a América a través de Santo Domingo a los veinticinco años, en donde se casó con doña Ana Hernández de Castro, unión de la cual nace su único hijo, Simón Bolívar y Hernández o Simón de Bolívar «el Mozo», homónimo de su padre, con lo que se buscará afianzar su presencia en el Nuevo Mundo. Con su familia, viaja a Caracas, su hijo «el mozo» ya tiene veinte años y al año de llegar es enviado por el Capitán General Osorio a España a presentarse ante Felipe II con varios encargos de los cuales concretará: La autorización de un seminario, que será el antecedente de la Universidad Central de Venezuela. La autorización para el escudo de armas y el título de Muy Noble Leal Ciudad para Santiago de León de Caracas. La eliminación del trabajo forzado para los nativos (abolición de la esclavitud indígena). Privilegios para el Ayuntamiento de Caracas. Nuevas concesiones de la corona. La autorización para la compra de tres mil esclavos de áfrica. Simón de Bolívar, el viejo, con esta tarea, había dado uno de los pasos históricos que determinaría el futuro de la provincia, mientras Osorio se transformaría en uno de los mejores —o el mejor—gobernador que tuviese la Capitanía. El viejo fue Contador General de la Real Hacienda desde 1593 hasta su destitución en 1606 por Sancho de Alquiza, quien lo mete preso e intenta vender sus bienes. En 1612, García Girón, nuevo gobernador, revertiría las decisiones de Alquiza, pero el «el viejo» moriría el 9 de marzo de ese año. Fue conocido por el sobrenombre de «el Vizcaíno» y el «Procurador», además de ser denominado «el viejo», por ser el primer Simón Bolívar en estas tierras y diferenciarlo de su hijo «el mozo». Gracias a él fue creado el convento de los dominicos en la esquina San Jacinto, al frente de donde nacerá el Libertador de América. Simón de Bolívar «el mozo» contrajo nupcias con Beatriz de Rojas, en Caracas. Ella era la hija del conquistador Alonso Díaz Moreno. En 1593 quedan bajo su poder San Mateo e inicia el vínculo de los Bolívar con aquellas tierras de los Valles de Aragua. Su hijo, Antonio de Bolívar y Rojas, será el primer Bolívar venezolano. Empero, enviuda y entrega su vida al sacerdocio, transformándose en visitador eclesiástico de los valles de Aragua. El nudo Marín Juan de Bolívar Martínez y Villegas, nieto de Simón de Bolívar «el mozo», inició una tarea que jamás se concretará: el título de marquesado de San Luis. Para entonces la corona, que se encontraba en declive económico por la excesiva burocracia y la explotación improductiva de recursos, decidió vender títulos de otorgamiento nobiliario. Juan de Bolívar supo que el título de Marqués de San Luis estaba a la venta por 22.000 doblones de oro y, de forma inmediata, decidió ofertar por su compra. Los Bolívar habían logrado una gran fortuna que les permitía este tipo de gastos. Sin embargo, para conseguir un título se necesitaba más que una gran fortuna, en aquella época, las riquezas no aseguraban posición. Cuando la corona evaluó al comprador para comprobar su pureza de sangre, notaron la presencia de un miembro incompatible para concretar la venta del título: Josefa Marín de Narváez, bisabuela del Libertador, e hija de Francisco Marín de Narváez. Existe la duda de quién fue la madre, y hay quienes aseguran que la unión de Francisco fue cuando estaba en el lecho de muerte, pero este hecho seguirá persiguiendo a la familia, incluso hasta el día de hoy. A este suceso se le denominará el «Nudo Marín», el cuál llegará a provocar rechazo por la sociedad mantuana hacia el Libertador quien en ocasiones lo denominarán de «Zambo». Juan Vicente Bolívar El

Bermúdez: Libertador del Libertador

En la historia de nuestra República de Venezuela, es muy común escuchar aquella historia de Manuela Saenz como la libertadora del Libertador. Sin embargo, existe un antecedente que habla de como José Francisco Bermúdez, uno de nuestros Fundadores, se transformó en el libertador del Libertador. Esta denominación ha dejado para la historia incluso un libro homónimo, pero es importante destacar que la realidad era muy diferente al momento estático del relato y que entre Bermúdez, un hombre impulsivo e iracundo, y el Libertador, hubo grandes diferencias. Esto, es necesario aclarar, no impidió que naciera nuestra República y se formara en América la leyenda de los libertadores venezolanos. Acorralado Simón En el año 1817, los resultados de la guerra eran poco favorables a la causa patriota. Mientras Mariño atacaba a los españoles en Cumaná el Libertador y Arismendi veían la derrota caer sobre ellos. José Francisco Bermúdez, segundo de Mariño, se encontraba totalmente reacio e irreconcibliable con Bolívar, situación que acrecentaba los problemas que ya tenían. Derrotados en Barcelona, el Libertador junto a los demás, quedan atrincherados en la llamada Casa Fuerte, donde parecía ir la muerte a buscarlos. Un oficio llega a Mariño, el Libertador de oriente, enviada a través de Soublette, quien expresa verbalmente la situación en la que se encuentran, y pide el apoyo, acotando el peligro que corría la República si no se unían para vencer a los realistas. Ante esta situación, Mariño, en las hermosas Sabanas de Cautaro, reune a las tropas y les dice, según lo expresado por Felipe Larrazabal en su obra Vida del Libertador: «No debemos permitir que sean víctima de la feroidad de sus enemigos, que son los nuestros: preparémonos para auxiliarles». Se dice que todos los tenientes de Mariño aceptaron aquella petición menos uno, José Francisco Bermúdez, quien guardaba resentimiento hacia Simón. Ante esto, el Libertador de Oriente le increpó: «No te conozco. ¿Conque abandonaremos a Bolívar en peligro, y consentiremos que sobre él triunfen los godos? ¿Y perecerán también Arismendi y Freites, y los demás amigos patriotas que con él están? Eso no puede ser» Ante aquellas palabras, Bermúdez, el alto y orgulloso hombre de fuerza, cedió respondiendo a Mariño «Estoy de marcha» y de esta forma partieron los dos grandes hombres de la Patria a enfrentar a los realistas y proteger a sus hermanos acorralados. La presencia de Bermúdez es el terror de la corona Al mando de las tropas españolas estaba el Brigadier Reala avanza sobre Barcelona para acabar con lo que restaba de la resistencia patriota. Todas las vías son cubiertas con piquetes, dejando solo libre la salida de Barcelona a Cumaná. Mariño vendría por mar y Bermúdez por tierra. Como acto de la Providencia, el miso día que llegaban a Barcelona las tropas de Real, también se acercan las de Bermúdez quien usa su imperio orgulloso sobre los realistas diciendo: «Digan a Real que se retire porque Bermúdez ha llegado» Muchas y diferentes pudieron ser las razones que el Brigadier realista decide retirarse, pero aquella elocuencia de José Francisco quedará enmarcada la leyenda. El Libertador del Libertador Sin complicaciones llegaron las tropas orientales a Barcelona. Se dice que en las cercanías del puente, el Libertador divisa a Bermúdez y aligera el paso para su encuentro. Al estar frente el uno del otro, ambos hombres cuyo rencor separaba, nuevamente los unía su nación: Bolívar, astuto, se acerca a Bermúdez y, buscando romper con aquella querella que los separaba, le dice: «Vengo a abrazar al Libertador del Libertador» Un fuerte abrazo de hermandad los une, Venezuela los unía bajo la misma causa, las lágrimas de aquellos dos grandes hombres se derramaban en sus caras. Un silencio se mantuvo entre ambos hasta que Bermúdez lo rompió expresando: «Qué viva la América libre» Sellado de nuevo, había quedado la unión de aquellos dos hombres que volverían a enfrentarse por diferencias personales, y a unirse por la lealtad al objetivo común en más de una ocasión. Fuente  Arístides Rojas. Felipe Larrazabal, Vida del Libertador. G.J.Jiménez

El orgulloso General Carlos Soublette

Carlos Soublette fue uno de los generales y Padres fundadores venezolanos. Tuvo una larga vida, muriendo a los 80 años. Mantuvo una vida de guerras, compartida con el ejercicio público. Su ejemplo en obra y palabra sigue vivo en nuestros tiempos.

8 Datos sobre el Centauro José Antonio Páez

Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí De Páez conocemos su valentía y virtud para la guerra, pero poco se habla de su vida al culminar la guerra emancipadora. El Centauro fundó nuestra República y se transformó en el primer presidente posterior a Colombia, la grande. Por ser un hombre de guerra tuvo que controlar ese ímpetu que lo caracterizaba, para transformarse en un hombre de Estado, entendiendo que su lanza no podría controlar y dirigir en tiempos de paz. Todo lo que resolvía con su fuerza, ahora lo tenía que hacer con prudencia, bajo el respeto a las leyes y las opiniones de quienes lo rodean. A diferencia de muchos de los gobernantes futuros, quienes se hubiesen ofendido por tener que ubicarse en sumisión ante la ley, Páez, sin orgullo, aceptó su designio en gran parte de su tiempo en el poder. A continuación 8 datos que quizás no conocían del León de Payara. Tuvo que soportar los ataques de la prensa, siendo él y Soublette llamados ladrones y viejos. En respuesta la Gaceta oficial responde que  «hasta los excesos de la prensa deben ser acatados, porque ella es de ordinario el órgano genuino de la opinión». En una oportunidad se molestó con los regidores del Cabildo de Puerto Cabello y les ofreció patadas, usando expresiones indecorosas que los agraviados citaron textualmente en juicio público. En vez de apelar a su orgullo, el señor de los llanos se retracto, también en público. Una ocasión se presentó en uniforme militar a una reunión de ganaderos y uno de los participantes le advirtió que «no se iba a pelear» ni se trataba de una ceremonia oficial, que hubiera podido ir con otro traje. Páez aceptó la observación. A Santos Michelena, su ministro de Hacienda, le pidió un adelanto sobre su sueldo de Presidente, pero este le contestó que debía esperar algunos días para facilitarle ese dinero porque del Tesoro Público no estaba autorizado a prestarlo, cosa que aceptó. Estando prohibido los juegos de azar, el León de Payara no podía evitar participar en ellos. Un día se organizó una «coleada de novillos» y el Catire pensaba participar. Sin embargo no se había otorgado el permiso de la Municipalidad y llegado el momento los Alcaldes prohibieron el festejo. Páez se sometió. Cagigal, quien ejercía de profesor en la Academia de matemáticas, escribió un artículo para la prensa que molestó a Páez. Al tener la Academia carácter militar, y Cagigal era Comandante, el Centauro decidió destituirlo de su cátedra. Las autoridades universitarias abogaron por Cagigal, diciendo que un cargo provisto por el Congreso no podía ser sustituido por disposición del Presidente. Páez acató la argumentación y en la Gaceta salió anunciada la anulación de la destitución. Sobre Cagigal demostró que no era de guardar rencores por nimiedades y cuando este enfermó Páez lo nombró en un cargo diplomático en Europa para que intentara recuperarse. El escritor francés Martín Maillefer, vino a Venezuela en 1825 y de sus escritos dejó para el recuerdo un retrato de la realidad de entonces y de lo que representaba Páez: «Nube de salvajes llaneros, especie de centauros, nacidos del limo del Orinoco, para quienes una ciudad es cosa nueva y que miran con desprecio ese pueblo bípedo de artesanos y mercachifles… A la cabeza de su Estado Mayor, se dirigió Páez a la Catedral. Era otro hombre: las botas de montar, el uniforme soberbio, resplandeciente de condecoraciones, el penacho ondeante sobre su sombrero galoneado, le daban el aspecto de un Mariscal de Francia. Marchaba gallardamente diez pasos delante de su comitiva. Nunca he visto figura militar más hermosa». Si quieres recibir nuestros artículos más recientes suscríbete aquí

El Libertador ¿no murió masón?

El Libertador Simón Bolívar se unión a la masonería en París pero los últimos años de su vida ya había abandonado las logias y se oponía a ellas.

La batalla de Páez y Cisneros

Si logro que el indio se ponga zapatos, decia yo á mis amigos, la cuestión está decidida á favor nuestro. La resistencia realista, posterior a la batalla de Carabobo, se mantuvo durante un tiempo. En la zona de los Valles del Tuy con frontera con el llano de Guárico, en lo alto de Guatopo, estuvo asentado un grupo realista dirigido por Dionisio Ramón del Carmen Cisneros Guevara.  Entre 1821 y 1832 se dedicó al pillaje, secuestro y cobro de “vacuna” en nombre del Rey Fernando VII, desconociendo al gobierno de Colombia, la grande, representado en el Departamento de Venezuela por el General José Antonio Páez. Este grupo realista represento un problema para la producción agropecuaria de la región, por lo que Páez, el Taita, tuvo que confrontarlo. El guerrillero realista El Arzobispo de Caracas se queja ante el León de Payara, por la situación que se vive. Se había detenido la producción de maíz con lo que se hacía las arepas, los campos tuyeros estaban abandonados y había escasez de alimentos. » Mira que yo á virtud de lo que me dijiste, estoy pastoreando á Cisneros ; mucho desconfío de la empresa, porque no tenemos quien puede inspirarle á él confianza ; pero por último se hacen las tentativas, y si se logra el golpe son inmensos los bienes que^resultan, porque ya hasta la falta de maíz aprieta.» Páez, en septiembre del año 30, decide enviar al General Felipe Macero para que acabe con Cisneros, pero este era muy escurridizo. A pesar de no dar con él, logra capturar al hijo de Cisneros. Ya, con una gran cantidad de recursos perdidos en la caza del realista, $60.000 según indica el mismo páez en su autobiografía, el Taita decidió usar una estrategia diferente a la fuerza para enfrentar al aguerrido Dionisio, a través de su hijo. Lo vistió y le dio zapatos, lo que significaba un ascenso social; lo colocó en un colegio y le dio su protección. Le escribió para indicarle el vínculo que había contraído, y aunque no fuese acorde con su carácter, la respuesta fue de Dionisio fue favorable. Cuando se bautiza, se convierte en el padrino del niño, generando un lazo de compadrazgo con Dionisio. La estrategia apuntaba a que, siendo católico, no pudiera obviar el lazo de compadre creado por el General. «…no estoy cansado ni me cansaré nunca de servir á Dios, soy oficial del rey, se lo que es honor, y no faltaré jamas á mi palabra.» Fue la respuesta de aquel difícil realista, en su resistencia contra los patriotas. El Presidente Páez viaja a la hacienda Súcuta, propiedad del Marqués del Toro, en 1831 y ahí se instala lo más cerca a Ocumare. Organiza grandes «saraos» donde se toca, se canta y se baila el «Carrizo»  antecedente del joropo tuyero. Se elaboraban sancochos, carne asada, hayacas y  todo regado con  aguardiente de caña. Así le hace llegar un mensaje a Cisneros, “El Presidente Páez, el taita, quiere una entrevista para buscar la paz”. Además pide un indulto para Cisneros en cuya carta expresa lo siguiente: He recibido el oficio de V. S. del 22 del mes próximo pasado en que acompañándome la carta que me dirijió el faccioso Cisneros, me informa que el Gobierno usando de la atribu cion 11a del art. 118 de la constitucion, con acuerdo del Consejo está pronto á conceder indulto al expresado Cis neros siempre que se’ someta á la Constitucion y leyes del Estado, ó pasaporte para ultramar si prefiere salir de Vene zuela, y que se me autoriza para contestarle ofreciéndole uno y otro recurso, entrambos con plena seguridad. La reduccion de Cisneros á la vida civilizada, despues de haber andado errante en los bosques por muchos años, es en mi concepto obra mas difícil de lo que parece. Si en estos momentos en que él ofrece abandonar sus guaridas se le habla de sometimiento á la Constitucion y á las leyes, el recuerdo de sus atentados anteriores puede inspirarle temor, y retraerle de su voluntario ofrecimiento : él está acostum brado á vivir segun sus caprichos, á gobernar por ellos, y á ser obedecido sin excusas : su sometimiento entero á las leyes debiera segun mis ideas ser mas bien la obra del tiem po que de la violencia. (…) Sin exijirle el expreso sometimiento á la Constitucion ni á las leyes si él lo resiste, se podria convenir, en que renuncie á las hostilidades ofreciéndole que no se le perseguirá, y que puede trabajar con entera seguridad de su persona, y de dis frutar de sus cosechas vendiéndolas á quien le parezca. Toda vía mas ; como el Gobierno puede disponer de cierta cantidad para gastos extraordinarios, seria esta buena ocasion de dar le algun dinero para principio de su labranza y hacerle fijar su atencion á un terreno, criar amor á la propiedad, y placer en la conveniencia. Entonces él se convenceria de que le es mucho mas útil y aun necesario someterse á la Constitu cion, y tener la proteccion del Gobierno, que eátar privado de esta.   El encuentro En el Lagartijo al sur del rio Tuy se emplaza el General Páez acompañado de dos edecanes y un antiguo lancero llanero que la acompañaba desde 1819. Páez ordena al lancero que anuncie su llegada a Dionisio Cisneros. El lancero sube a una roca  donde se hallaba atrincherado con más de doscientos hombres armados con trabucos, pistolas y machetes. A la media hora  regresa  y le informa a Páez de la situación altamente peligrosa  — General, no suba usted allá; porque encontraría 200 bandidos armados de pies a cabeza que lo esperan para asesinarle, pues el jefe me ha dicho con una sonrisa horrible que será usted recibido como se merece. — Pues bien, espérame aquí, y ustedes tres (dijo volviéndose a sus dos edecanes) si no vuelvo antes de puesto el sol digan a Venezuela, que he muerto en su servicio. El Centauro de los llanos asume el reto, sabe que estos sujetos, por más que sirvan a Cisneros,  admiran a los hombres

La Casa de Miranda en Londres

Casa donde habitó el Generalísimo Francisco de Miranda, su esposa Sara Andrew y sus hijos, Leandro y Francisco. Refugio de héroes hispanoamericanos.

La infancia del Libertador

SIGUE NUESTRA HISTORIA EN LAS REDES FacebookGoogle +Twitter El Libertador, Simón Bolívar, es reconocido por sus grandes hazañas en la emancipación americana. Algunos lo rechazan y acusan, hasta de genocida, por su declaración de Guerra a Muerte; otros comprenden que era un hombre de su época y que actuó de acuerdo al contexto social al que pertenecía en el momento en que lo vivía. La guerra nunca cambia, siempre tiene vencedores y consecuencias de dichas victorias. Así como ocurre en el cine, en que vemos la historia a través de los ojos del protagonista,  es inevitable que el mundo siga bajo la perspectiva del vencedor. Con detractores y apasionados seguidores, será el Libertador el hombre americano más importante de su tiempo, su obra está vigente en la América hispana, su presencia en casi todo el planeta. ¡A la familia Bolívar le ha nacido un niño! Fuertes lluvias caían en la ciudad de Caracas cuando el mensajero gritó «¡A la familia Bolívar le ha nacido un niño! » aquel 24 de julio de 1783, día en que da a luz doña Concepción Palacios y Blanco unida en nupcias con Juan Vicente Bolívar y Ponte. Sus hermanos fueron  María Antonia, Juana y Juan Vicente y María Del Carmen quien falleció al nacer. Los hijos de aquel matrimonio heredaban la unión de importantes apellidos de la época. Los Bolívar eran dueños de fincas agropecuarias en Aragua y el Tuy, siendo poseedores de gran fortuna y posición social; era el Valle de Aragua la zona más fértil de la Capitanía. Es importante destacar que para 1976 se podía calcular que el valor heredado por el Liberador fue un equivalente de 8 millones dólares, entre los bienes de padre y madre. El Pequeño Simón El 30 de junio fue batuizado, siendo el padrino su abuelo materno, don Feliciano Palacios y Sojo. La partida de bautismo dicta lo siguiente En la ciudad Mariana de Caracas, en 30 de junio de 1783 años, el Doctor Juan Félix Jerez y Aristiguieta, prebístero, con licencia que yo el infrascripto Teniente cura de esta Santa Yglesia Catedral le concedí, bautizó, puso óleo y crisma y dio bendiciones a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, párvulo, que nació el veinte y cuatro del corriente, hijo legítimo de don Juan Vicente de Bolívar y doña María de la Concepción Palacios y Sojo, naturales y vecino de esta ciudad. Fue su padrino Don Feliciano Palacios y Sojo, a quien se advirtió el parentesco espiritual y obligación; y para que conste lo firmo. Fecha ut supra.  Bachiller Manuel Antonio Faxardo Doña Concepción Palacios no pudo amamantar al recién nacido por problemas de salud, Simón, así que doña Inés Mancebo de Miyares, esposa del Capitán General don Fernando Miyares y Pérez Bernal, lo hizo en su lugar. Al poco tiempo doña Inés no pudo seguir haciéndolo, así que la esclava Hipólita y posteriormente la negra Matea, fueron quienes se dieron a esa tarea. La salud de sus padres no fue la mejor y para 1786, a tres años de nacido, muere don Juan Bolívar  y el 6 de julio de 1792 muere doña Concepción, siendo las primeras pérdidas que tuvo que sorportar el pequeño Simón; a los nueve años era huérfano. El cuidado del niño quedo bajo la mano de su abuelo don Feliciano, pero este murió al año siguiente, sumándose a las tragedias del joven. La tutela del joven queda con sus tíos Esteban Palacios Blanco y Carlos Palacios Blanco. Don Esteban se encontraba en Madrid a la muerte de don Feliciano, realizando los trámites para conseguir el marquesado para Juan Vicente (hijo), por lo que la tutela recayó en don Carlos. Simoncito fue inscrito en la Escuela Pública de Caracas, y fue dirigido por don Guillermo Pelgrón y asistido por el joven Simón Rodríguez, de apenas contaba con veinte años y que había sido amanuense del abuelo de Simón, don Feliciano Palacios.  La escuela estaba en ruinas, no tenía las condiciones para la enseñanza, aunque Rodríguez estaba intentando mejorar esa situación. Un día, el peque Simón descubrió que don Carlos pensaba enviarlo a vivir con Simón Rodríguez. Esa noticia hizo que el joven se escapara de casa y terminara junto a su hermana, María Antonia, quien estaba casada con Pablo Clemente. Este suceso generó un enfrentamiento en la Real Audiencia, donde María Antonia alegaba que Simón se la pasaba » …solo por las calles y paseos, a pie y a caballo, en junta con muchachos que no eran de su clase». Se dice que a la temprana edad de 8 años ya era un estupendo jinete y solía juntarse con los esclavos y mestizos a jugar, razones que al parecer eran las que preocupaban a su hermana. La Real Audiencia obliga a Simón a vivir con Rodríguez, pero este se volvió a escapar y se ampara en el obispo; sin embargo, vuelven a intervenir y el niño termina aceptando ir a la escuela no sin antes decir que «si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando eran objeto de malos tratos, ¿Por qué no se le permite a él vivir con la gente que más le agradaba?». Al ir creciendo, es inscrito en la Academia de Matemáticas dirigida por el padre Andujar. Ahí ve clases con el joven Andrés Bello, apenas dos años mayor que él, de historia y geografía. Gran parte de su formación, tomando en cuenta su casta, fue realizada en su casa. La importancia de su infancia Los primeros pasos de cada hombre suelen definir la forma en que abordaremos nuestra vida futura. En este tiempo se crean nuestros patrones de comportamiento y la forma en la que vemos el mundo. El Libertador se crió como la mayoría de los niños mantuanos de la época. La muerte de sus padres a corta edad, la cercanía a sus ayas Hipólita y Matea, el afecto por su hermana, todos estos elementos, en general se verán reflejados en su futuro. Andrés Bello y Simón Rodríguez, a quienes conoció de niño, tendrán protagonismo en

La última proclama del Generalísimo

Miranda escribiría su última proclama, dirigida al más alto tribunal de la restablecida Capitanía General de Venezuela: el Memorial a la Real Audiencia de Caracas (1813).

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