¡Maracaibo mía!: breve historia de Maracaibo.

Germán Jiménez

Autor

Maracaibo

Apóyanos en Patreon

Únete a nuestra comunidad en Patreon y apóyanos suscribiéndote. Tan solo $3 mensuales nos ayuda a mantener este proyecto.

SIGUE NUESTRA HISTORIA

Mía, cuando ríes, mía, cuando oras, … mía, a todas horas, Maracaibo mía.

-Údon Pérez –

Lo primero que llega a nuestra memoria al mencionar la palabra Maracaibo es su música (gaita) y ¿por qué no? un sol inclemente que te arropa de tal manera, que no puedes escapar. No es necesario cruzar el puente para sentir un nudo en la garganta. Maracaibo es sinónimo de música, tradición, cultura, gastronomía e historia regional que le convierten en uno de los lugares más importantes de Venezuela.

Fundada en tres oportunidades, no es sino hasta 1574 que, el gobernador Diego de Mazariego con ayuda del capitán Pedro Maldonado, logran fundar definitivamente la Nueva Zamora de Maracaibo. A partir de esta última fundación, Maracaibo comienza a desarrollarse paso a paso y a crecer como ciudad en todos los sentidos.

Origen del nombre

El origen de su nombre se lo debe al aguerrido Cacique Mara, hombre fuerte de no más de 25 años, que vivía en la isla de Providencia y opuso resistencia a los alemanes que atacaban la zona, pereciendo en la batalla contra los germanos. Se dice que, al ver muerto a su jefe, los indios gritaban: ¡»Mara-cayó»! y así se originó el nombre de la capital zuliana. Aunque otros investigadores afirman que, el sitio donde se levanta la urbe marabina, se llamaba entonces en lengua india «Maara-iwo» que se traduce al español como, «lugar donde abundan las serpientes». Otra teoría sostiene que proviene de la palabra “Maare kaye”, cuyo significado en lengua indígena traduce: “lugar frente al mar”.

Amalgama Cultural

Un aspecto interesante de la ciudad, que la define en su dimensión humana, es el humor de su gente. Su música la gaita, que nace en “El saladillo” (nombre que se debe a que fue fundado sobre una mina de sal a finales del siglo XVII), se ha convertido en la música navideña por excelencia en toda Venezuela. La gaita zuliana se escucha con mayor proporción con el alumbrado de la avenida Bella Vista, unos días previos a La Fiesta de La Chinita.

Maracaibo también es cuna de grandes Orquestas, reconocidas a nivel nacional e internacional. Súper Combo Los Tropicales, Los Imperal´s, Los Blancos, Los Masters. Que marcaron una ruptura en la música venezolana y aún nos deleita con grandes canciones, ¿quién no ha bailado con algunas de sus canciones? o mejor aún ¿Cuántos de nuestros familiares no mudaron los dientes de leche bailando estos clásicos?

Historia

Según el Fray Pedro Simón los españoles llegaron a un gran lago al que llamaron «Nuestra Señora». En el vivían muchos nativos, curiosamente, con viviendas construidas en las aguas. Estos se dividían entre los que vivían en palafitos y usaban canoas para transportarse y los que vivían en tierra. Eran buenos nadadores y según Oviedo, «Son ellos de buena disposición y ellas de buena gracia y hermosas…”.  Fueron conocidos como indios onotos, porque no sembraban, sino que usaban redes y se dedicaban a la pesca.  Algunos cronistas afirmaban que vivir en el agua les daba ventajas y que el palafito les daba «más salud y librarse de los mosquitos«, además que ofrecían protección de los animales y de ataques.  Al parecer estaban protegidos por unas murallas de vera, una madera que no se corrompía. Los nativos tendían a comerciar con otras tribus como los bobures.

El primer acercamiento español se conoce el del año 1499, cuando Alonso de Ojeda, quien viajaba desde Paria hasta la Goajira, se encontró con el Lago. De ese encuentro se dice, nació el nombre de Venezuela, al ver a aquellos nativos vivir en las aguar y evocar recuerdos de Venecia. Se dice que fue fundada tres veces, siendo la primera por Ambrose von Alfingerbajo dirección de la familia alemana, los Welser. Los nativos se enfrentaron constantemente a los alemanes, por sus abusos y por ello, la ciudad fue refundada por Alonso Pacheco y posteriormente por Pedro Maldonado. Fue llamada Nueva Zamora de Maracaibo, en honor a Diego Mazariegos, oriundo de Zamora. 

Regionalismo

El regionalismo del noble pueblo Marabino subyace en su geografía, pues siendo un puerto geopolíticamente estratégico, le otorga una relativa autonomía, política administrativa. Durante los primeros años de su existencia, Maracaibo fungió como puerto de enlace entre las zonas productivas del sur del Lago, los Andes venezolanos (incluyendo Pamplona en la actual Colombia) y las rutas comerciales en el mar Caribe. Esta particularidad geográfica, que prácticamente lo aísla del resto del país, se fusiona con la pujante actividad económica (casas comerciales en propiedad de alemanes y estadounidenses) y le otorga esa idiosincrasia particular que tanto le definen. Su hablar melodioso acento andaluz, alternando los modismos castizos con la áspera jerga de los hombres de mar, lo convierten en algo único en el país. «Qué fue, ¿cómo estáis vos?», se oye decir en las calles de la ciudad.

El 11 de mayo de 1882 es fundado el Banco de Maracaibo, convirtiéndose la primera entidad bancaria de Venezuela, iniciado con un capital de Bs. 160.000 sentó las bases para ser un banco centenario, gozando de una gran reputación dentro y fuera de Venezuela. Posteriormente con la actividad petrolera el 27 de marzo de 1916 es fundado con un capital de 400.000 Bolívares El Banco Comercial de Maracaibo siendo emisor de billetes de distintas denominaciones impresos en Estados unidos por la compañía American Bank Nore Company.

Sumado a este auge económico, llega un clima cultural para entretener a las clases más pudientes. El 11 de julio de 1896 el teatro Baralt fue el primer escenario donde se proyecta una película cinematográfica en el país. Para enero de 1897 dos películas son filmadas en la ciudad y proyectadas en el mismo establecimiento. La estructura neo-clásica no sólo se manifiesta en la arquitectura del teatro Baralt, también en la sociedad; nombres como Eurípides, Ermagóras, Melpómene, Hipolimnio, son los que eligen los marabinos para bautizar a sus hijos.

Lago de Maracaibo espacio de Piratería

Como bien hemos comentado, no podemos describir a Maracaibo, dejando a un lado su lago, que ha servido de epicentro y ágora económica a lo largo de su historia, siendo uno de los puertos más importantes del país. En la época colonial funge como puerto clave. La actividad de índole agrícola se manifestaba en las costas sureñas del lago: La producción cacaotera.

Gibraltar estaba a la cabeza de un corredor lacustre donde la explotación agrícola se hizo con abundante mano de obra esclava, venida indistintamente desde Las Antillas francesas, holandesas e inglesas. Creció el grano gracias a la bondad de sus suelos, al sudor de los negros africanos y a la inversión de capitales hecha, principalmente, por blancos españoles radicados en Mérida y Trujillo.

El destino de la producción cacaotera de Gibraltar era Europa, con escalas en Maracaibo y otros puertos caribeños. De los alrededores de Monteclaro, cercano de Maracaibo, provenían las conservas o pescados salados, que deleitaban a esclavistas y esclavos del sur, y también a blancos e indios. Todo este conjunto de mercaderías y muchas otras se juntaban con lotes de finas sedas y encajes para la sociedad blanca montañesa. También aportaban instrumentos de labranza, vinos, aceite de oliva y un sinfín de cosas más, que por el lago se enviaban hasta Gibraltar y hasta riberas del río Zulia.

El comercio clandestino organizado mantenía e enriquecía a los llamados piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros. No eran otra cosa sino parte de esa gran organización que durante casi dos siglos actuó en el Caribe como un instrumento irregular de la expansión mercantil y territorial de Inglaterra, Francia y Holanda. Los piratas y corsarios atacaban principalmente a los barcos y los asentamientos coloniales de bandera española, debido a que España monopolizaba el comercio entre Europa y el nuevo mundo. En relación a ello, José Manuel Briceño Guerrero (1991) en un ensayo titulado: “Maracaibo que tengo yo contigo” nos menciona lo siguiente:

“Recuerdo la época de los piratas. ¡Que tiempos aquéllos! Sus ágiles bajeles se me metían por las fontanelas, me atravesaban la cabeza con movimientos nerviosos, saqueaban

y quemaban la ciudad que ahora prefiero no mencionar, me atravesaban hacia el sur cosquillándome la barriga.Sus nombres como cigarrones, sus voces de mando como avispas. Heinrich Gerhardt, William Jackson, Jean Manuel Nam, Montbaas, François David Nau, Miguel el Vascongado, Henry Morgan, Frank Grammont.

A sangre y fuego en Gibraltar. Órdenes de maniobra. Maldiciones. Fuego disperso de mosquetes y arcabuces. Disparos de cañón. Mástiles quebrados. Muertos pensativos flotando blandamente. Sangre en las algas. Un buque. Tres buques. Once buques. Mil soldados. Botín. Prisioneros. Rescate. Treinta mil duros. Batalla naval. ¿Piratas o filibusteros o bucaneros o corsarios? De noche mi agua los sentía fondeados victoriosos, balanceándose gallardamente, y mi ojo parpadeante (refiriéndose al relámpago del Catatumbo) veía marineros ebrios en la playa, hartazgo y lujuria en la quebrada tiniebla.”

Para finalizar les dejo como reflexión las palabras finales del José Manuel Briceño, en el ensayo antes mencionado:Maracaibo city, heterogénea, vulgar, caótica, alegre, creadora, orgullosa de estar viva y pelando, original, poderosa, auténtica te he comprendido y te amo. Lamento no ser de los tuyos. Adiós, pero este maracaibero vuelve. Hasta la vista”

Johan Rivas

COMPARTE NUESTRA HISTORIA

Más para leer

Redes sociales

Más para leer