Humberto Fernández-Morán, el genio Venezolano
«… Escuchando a este hombre en esa noche, viendo el entusiasmo por la ciencia, cualquiera puede ser mezquino, pero solamente los grandes saben ser generosos a tal grado, – el hombre que descubrió las partículas elementales de las mitocondrias… que ha desarrollado adelantos de la tecnología científica que son utilizados por científicos en todo el orbe, bajó del pedestal que le han forjado sus propios méritos, tan llanamente, tan espontáneamente, para estimular a unos hombres simples, – que su grandeza se hizo mayor… Esa será una noche inolvidable, increíble. Ver aplaudiendo a sus científicos, un pueblo que ha sido entrenado para aplaudir solamente a deportistas, políticos y faranduleros, es increíble. Esa es otra Venezuela. Una Venezuela que aunque fuera una noche, hizo posible la magia de un científico grande, la generosa magia de Humberto Fernández Morán». Américo Negrette. Humberto Fernández-Morán nació el 18 de febrero de 1924, en La Cañada de Urdaneta en el hospital de especialidades pediátricas «el hospitalito», hijo de Luis Fernández-Morán y Elena Villalobos. Sus primeros años los vivió en Maracaibo, Estado Zulia, pero por las diferencias políticas que existían entre los Fernández-Morán y el Gobernador del Zulia, Vincencio Pérez Soto, tuvo que salir del país en exilio, a New York, donde estudió en la Wiitt Junior High School hasta el año 1936. A los 12 años, tras la muerte del Benemérito Juan Vicente Gómez, vuelve a Venezuela y sigue sus estudios de Bachillerato en el Colegio Alemán de Maracaibo. Según el Dr. José García Tamayo, su padre le contaba que «a tan solo 12 años le dieron al niño los planos, en alemán, de una máquina que estaba paralizada en una cervecería de Maracaibo, para ver si él podía entenderlos, y nos contaba que al día siguiente, el muchachito había puesto a funcionar la maquinaria» A los 13 años, su padre decide enviarlo a Alemania a estudiar, con la recomendación del director del Colegio. Así viaja y estudia en el Liceo Monástico-Militar en Saldfelds en donde están las montañas de Turingia. Gracias a la constante correspondencia con su padre, donde lo animaba, el joven logró soportar la distancia y las consecuencias de aquel distante lugar. Con el pasar de los años, no solo desarrolló su capacidad intelectual, también practicó el boxeo llegando a ser campeón en su categoría, era muy joven entonces. Cosechando el genio Fernández-Morán termina sus estudios de secundaria en el instituto Schulgemeinde del distrito de Schwandorf de Baviera y a los 16 años viaja a Munich para estudiar medicina, iniciando sus estudios en plena Guerra Mundial. No regresará a Venezuela hasta graduarse, en el año 1944, de médico cirujano y doctor en ciencias médicas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Munich como Summa Cum Laude, a la edad de 20 años, mientras se esperaba un ataque aéreo. Regresa el 4 de julio de 1944 y al año siguiente empieza a revalidar su título en la Universidad Central de Venezuela. Al poco tiempo ejerce como profesor de biofísica en la UCV, y aunque apenas logra pasar un tiempo en su Estado natal, el Zulia, ejerció en el hospital psiquiátrico realizando leucotomías e inyecciones en los lóbulos prefrontales por vía transorbitaria en 25 pacientes. Un encuentro entre genios, Morán conoce a Einstein. Humberto realiza estudios de neurología y neuropatologia en la Universidad de Washington con el profesor Walter Freeman y al tiempo decide viajar a la Universidad de Princeton, donde llega a conocer al reconocido físico Albert Einstein. El famoso físico le recomienda a Morán que estudie en Estocolmo y así, Humberto viaja para Suecia donde se especializará en neurocirugía y trabajará como investigador de microscopia electrónica en el Instituto Nobel de Física y en el Instituto de Investigación Celular y Genética, del Karolinska Institutet logrando obtener la Licenciatura en Biofísica y una Maestría en Biología Celular y Genética, para graduarse de PhD en biofísica de la Universidad de Estocolmo, en 1951. En 1952, es condecorado con la Orden de “Caballero de la Estrella Polar” por el Rey de Suecia y en correspondencia le escribe a su amigo Matos Romero: “…continuaré desafiando el destino y buscando lo que me pertenece, que es mi patria.” El IVNIC y Marcos Pérez Jiménez Fernández Morán regresa en 1953 a Venezuela, durante el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez. El 27 de mayo se incorpora a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. En una conversación con el Presidente, concuerdan en la necesidad de tener un centro de investigación científica de alto nivel, el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), el cual dirigirá hasta la salida del país de Marcos Pérez Jiménez. Con 50 millones de dólares, en la montaña, Altos de Pipe del Estado Miranda, se creó la Biblioteca Científica de Latinoamérica, se instaló el primer reactor nuclear de Latinoamérica y el primer centro científico tecnológico del continente. En el ámbito educativo creó la cátedra de biofísica en la Universidad Central de Venezuela. En 1958 es nombrado Ministro de Educación, pero solo durará 9 días en el cargo, al tener que irse luego de la salida de Marcos Pérez Jiménez del país. En aquel entonces, como ministro, realizó un discurso en donde dijo a los jóvenes: “Vivimos en la era atómica y de la conquista del espacio; ésta no es una hipótesis si no una realidad que absorbe la atención de todos los pueblos…La consigna para nuestra juventud es categórica; prepararse mediante el adiestramiento adecuado para cumplir su misión en nuestra era.” El Dr. Roberto Jiménez Maggiolo expresó que debió irse de Venezuela porque no se podía estar “…entre los insultos de un pueblo que no sabía de su valor y la envidia de los que si saben». La política de oposición al Gobierno de Marcos Pérez Jiménez llegó lo apodó “El Brujo de Pipe”. Ellos vieron necesario desvirtuar todo lo que estuviese ejerciendo poder dentro de las filas del gobierno. Al mismo tiempo, el Dr. Pedro Iturbe era perseguido y tildado de loco y perezjimenista, cuando había logrado curar la tuberculosis que acababa con la población indígena de la guajira, parece que haber alcanzado el éxito durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez se había transformado en un pecado